La totalidad de los estudiantes de los colegios El Destino (rural) y Francisco Antonio Zea, en la localidad de Usme, ya cuentan con las rutas escolares del Programa de Movilidad Escolar, las mismas que paulatinamente han empezado a llegar a otros centros educativos de la capital. Sin embargo, padres de familia y alumnos en Suba dicen que siguen esperando el servicio después de dos meses del inicio de clases.
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Nosotros, en este momento, tenemos cobertura del 100 por ciento. Cuando iniciamos clases estábamos cerca del 90.
Durante varias semanas, algunos menores de la localidad debieron ingeniárselas para llegar al colegio a tiempo. Diariamente debían recorrer varios kilómetros, desde la parte baja hasta el sector conocido como Usme Pueblo, para asistir a clases.
Ese era el caso de Rocío Martínez y su hijo Manuel Gómez, de 8 años, quienes viven en el barrio Antonio José de Sucre y tenían que recorrer cuatro kilómetros por una carretera sin paso peatonal para llegar al colegio Francisco Antonio Zea.
“No todos los días había plata para coger bus y no todos los días el alimentador que lo lleva a uno gratis pasaba a tiempo. Además, la bicicleta no era una opción porque todo el camino era subiendo”, señaló la madre de este estudiante de tercer grado.
Martínez cuenta que la situación hoy está solucionada y gracias a eso ha podido retomar sus labores cotidianas. “Esperamos que el próximo año no se vuelva a repetir. El tema de las rutas era alarmante por la cantidad de niños que llegaron a marzo sin el servicio de transporte y por las distancias que muchos debían recorrer en medio del frío de la mañana y arriesgándose en la vía principal. Lo bueno es que después de tanta lucha logramos que nos escucharan”, dijo.
La situación era un poco más difícil a principio de año para algunos estudiantes del colegio rural El Destino, ubicado en una vereda del mismo nombre, debido a que no todos los estudiantes contaban con rutas y muchos de los alumnos procedían de zonas como La Requilina, Corinto y Chigüaza, a distancias superiores a los ocho kilómetros.
No obstante, EL TIEMPO constató que desde principios de febrero, la Secretaría de Educación y las directivas del colegio adelantaron gestiones para que cada uno de los estudiantes pudiera llegar a tiempo. De hecho, la entidad del Distrito confirmó que todos los colegios rurales de la localidad hoy cuentan con el servicio.
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“Nosotros, en este momento, tenemos cobertura del 100 por ciento. Cuando iniciamos clases estábamos cerca del 90. Hoy tenemos 19 rutas que transportan aproximadamente a 470 estudiantes de cinco veredas y de la zona urbana de la localidad”, señaló Hermes Reina, rector del colegio El Destino.
El funcionario advierte que las quejas se han presentado debido a que el colegio rural Olarte, otro centro educativo de la zona, se encuentra en remodelación, lo cual ha generado que muchos alumnos soliciten el traslado a El Destino. “Hemos firmado acuerdos para recibir niños de ciertos cursos, esto nos ha obligado a modificar los recorridos y a buscar más cupos en los buses (...) Como son pocos casos, les podemos dar el tratamiento necesario en poco tiempo; sin embargo, entendemos las quejas de algunos padres”, le dijo Reina a este periódico.
Una de las personas que celebra esta novedad es Marco Bosa, residente de Bosques de Usme y quien dice que, no obstante tener un buen sueldo como carnicero, su bolsillo ya no daba abasto. “Mi niño estuvo sin ruta como dos semanas, pero es que a diario me estaba gastando 12.000 pesos solo para llevarlo y traerlo. A veces nos bajamos a pie, pero con esa vía tan angosta era exponernos a una tragedia”, comentó, refiriéndose a la vía que conduce al Sumapaz.
Hoy el colegio funciona desde las 7 de la mañana hasta la una de la tarde. A esa hora, el coordinador académico del colegio, el profesor José Urrego, con un micrófono en la mano empieza a enumerar una por una las rutas. De inmediato, niños de todos los cursos y de todas las edades empiezan a subirse en los buses bajo la atenta mirada de los coordinadores de ruta. En menos de 15 minutos, el colegio se encuentra totalmente vacío. “Sinceramente, es un alivio grandísimo, y no porque a uno le duela llevar a sus niños al colegio”, agrega el señor Bosa.

Yessica tomó la decisión de matricular a sus niños en un colegio tan retirado de Suba por la falta de un cupo en su localidad.
Camilo Castillo / EL TIEMPO
El recorrido es muy difícil por dos motivos: la distancia y la cantidad de ciclistas que se atraviesan
Esta misma solución es la que pide un grupo de padres de familia de la localidad de Suba, quienes deben llevar todas las mañanas a sus hijos al colegio Rafael Bernal Jiménez de Barrios Unidos.
Yessica Camayo es una de esas madres. Ella, junto con sus dos hijos, Emily, de 9 años, y Josep, de 7, viven en el barrio Suba Corpas. La mujer se levanta todos los días a las 4 de la mañana para bañar y alistar a sus hijos y, antes de que lleguen las 5, agarra su bicicleta todo terreno y emprende una ruta de 13 kilómetros desde su vivienda hasta el colegio.
Al menor lo lleva en la barra y a la niña, en los patos de la llanta trasera. El primer escollo que debe superar es una carretera destapada de 500 metros que conduce a la carrera 111, pocos metros adelante de la Clínica Corpas.
Yessica y los niños toman la ciclorruta de la avenida Ciudad de Cali, luego salen a la calle 80 por el canal del río Arzobispo y, finalmente, atraviesan el barrio 12 de Octubre. “El recorrido es muy difícil por dos motivos: la distancia y la cantidad de ciclistas que se atraviesan”, afirmó Camayo.
Cuenta que tomó la decisión de matricular a sus niños en un colegio tan retirado de Suba por la falta de un cupo en su localidad. “Era muy difícil para mí tener un niño en Suba y otro en Barrios Unidos. Además, yo trabajo en la 100 con 19, no iba a tener tiempo de hacer todo en la mañana, por ese motivo les tocó estudiar acá”, explica.
La acudiente dice que la situación para ella y otros padres se volvió crítica y que pese a tener un acta elaborada el 4 de marzo por una contratista de la Secretaría de Educación, con los nombres de los 120 niños que aún no tienen rutas, y en donde se deja por escrito que antes del 17 de marzo habrá transporte, siguen sin contar con los vehículos. “Se les notifica a las señoras Mary (otra madre de familia que ya tiene ruta para su niña) y Yessica, que el segmento de contracción de las rutas escolares de la localidad de Barrios Unidos no tiene operador. (...) Con el fin de contrarrestar dicha situación se dispuso un nuevo proceso de contratación (...) “, se lee en el documento.
Esta situación generó que en la tarde de ayer los padres de familia realizaran una nueva protesta exigiendo respuestas a directivas del colegio y al Distrito, la tercera en este mes.
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La Secretaría de Educación ha manifestado en múltiples ocasiones que la totalidad de las rutas escolares están contratadas desde el año pasado y que el inconveniente se debe a un problema de un tercero. “Desafortunadamente tuvimos un inconveniente con dos contratistas que ganaron la licitación y cuando les tocaba activar las rutas, no pudieron atenderlas. (...) Pero nosotros hoy tenemos 34.000 estudiantes con ayudas: 17.000 con rutas y el resto con subsidio a la movilidad y con Al Colegio en Bici”, señaló Edna Bonilla, secretaria de Educación. Al respecto, la Personería emitió un comunicado el 16 de marzo en el que denuncia algunas falencias en el programa y hacía énfasis en este aspecto.
“Se pudo constatar que dos de los proveedores a los cuales la SED les emitió órdenes de compra se negaron a ejecutar un total de cinco órdenes asignadas para atender cerca de 287 rutas, por falta de capacidad operativa, lo cual representó en el mes de febrero un atraso en la implementación de 165”, indicó Julián Pinilla, personero de Bogotá.
REDACCIÓN BOGOTÁ