Dos problemas agobian a los usuarios de TransMilenio: las congestiones que los obligan a disputarse codazo a codazo un lugar en los buses y en las estaciones en las horas pico y la inseguridad que los deja sin celular y sin billetera mientras viajan.
La gerente de TransMilenio, Alexandra Rojas, coincide con los pasajeros y reconoce que “el servicio que TransMilenio les entrega a los usuarios no es el que nosotros quisiéramos y no es el que se merecen”.
Y a las congestiones de Bogotá se suman las de Soacha, de donde vienen los pasajeros a trabajar y estudiar en la capital. Esta semana una protesta paralizó el servicio en el sur de Bogotá.
Rojas asegura que a las fallas de operación, que atribuye al atraso en la construcción de troncales, se suma el vandalismo de personas que aprovechan el malestar de los pasajeros para dañar el sistema. En las protestas del martes apedrearon 39 buses.
En este artículo EL TIEMPO intenta poner en blanco y negro las quejas de los usuarios, las razones de la crisis, el porqué de las demoras en las soluciones y las acciones que están en marcha para garantizar un transporte digno. TransMilenio asegura que se ha concentrado en hacer cambios operacionales para mejorar rutas y frecuencias, para controlar los colados y enfrentar la seguridad, mientras avanza en los estudios y diseños de las nuevas troncales.
¿Qué pasa?
Hacinamiento. El problema que más agobia a los usuarios todos los días, especialmente en las horas pico, es que las estaciones y portales viven atiborrados de pasajeros. Los buses llegan repletos a las paradas y hay que esperar a que pasen varios servicios antes de poder subir a uno. En las más congestionadas circulan entre 30 y 50 pasajeros por minuto. Las estaciones Avenida Jiménez, Marly, Calle 100 y Banderas figuran entre las más críticas, pero el problema es generalizado.
Hay más usuarios. Ir por carriles exclusivos y tener mayor velocidad que los buses tradicionales atrae nuevos usuarios todos los días. La demanda promedio en un día hábil ha crecido 40 por ciento entre el 2012 y el 2017. Hoy, TransMilenio registra 2’600.000 pasajes diarios en los torniquetes. Significa que, en promedio, 1’300.000 personas salen en la mañana y regresan en la tarde en los 2.005 buses articulados, biarticulados y duales que se movilizan a 25 kilómetros por hora en 114 kilómetros de troncales.
Se demoran más. Los 6.000 buses del SITP, en cambio, van a 13 km por hora, en 1.081 km de vías, y transportan 1’800.000 pasajeros (ida y vuelta).
El problema de fondo
Bogotá debería tener 380 kilómetros de troncales, según lo planeado en el 2000, y solo tiene 114 kilómetros. Todos los días aumenta el número de usuarios, sin que se hayan construido troncales claves, como las de la carrera 7.ª, la Boyacá, la Ciudad de Cali, la Calle 100-avenida 68, entre otras. Nueve portales y 138 estaciones de nueve troncales soportan el tráfico de 2’600.000 pasajeros al día.
No caben más buses
El número de buses que paran en las estaciones y portales se programa con base en la demanda que se da en horas pico. TransMilenio asegura que a las estaciones actuales ya llegan los buses que pueden parar y no hay espacio para más. Entre los más críticos están el Portal Américas, que soporta 21.693 pasajeros entre las 6 y las 8 de la mañana. En Suba son 18.818, en los portales 80 y Norte son 15.000 personas en cada uno, y en el sur 14.844.
¿Qué se ha hecho?
Cambios de rutas y frecuencias. Entre febrero del 2016 y marzo del 2018 se han aplicado 96 cambios en la operación de las troncales para mejorar frecuencias y reducir tiempos de espera, congestión en puntos de parada y comodidad en los buses. Por ejemplo, los sábados se realizaron cambios en horarios de servicios expresos para mejorar el pico del mediodía. También se fusionaron nueve servicios troncales.
Se ha reducido en 6.000 kilómetros la circulación de buses en tránsito, es decir, los que van vacíos mientras las estaciones están repletas de pasajeros. En las rutas alimentadoras se hicieron 31 cambios para mejorar su operación.
Faltan troncales. No se han construido las nuevas troncales ni las conexiones entre troncales actuales, porque los gobiernos de los últimos diez años decidieron no hacerlas. Tampoco hicieron la ampliación de todas las estaciones para mejorar su capacidad para el tránsito de pasajeros.
No había plata. En el actual gobierno no se han hecho porque primero se tenía que buscar el presupuesto, que solo se aprobó en el 2016. Además, se requiere hacer estudios y diseños, hacer prefactibilidad y factibilidad de los proyectos antes de licitarlos, para evitar errores del pasado que llevaron a sobrecostos y demoras en la construcción.
Reingeniería. TransMilenio prepara una reingeniería de la forma como opera el sistema que no ha explicado en detalle. Se está trabajando para reducir los recorridos de los buses zonales y conectar esas rutas con las troncales.
Cambio en troncales. En los próximos días se anunciará un cambio en la operación de las troncales. Se ha tenido que analizar una por una las rutas de TM y del SITP y el comportamiento de los usuarios para estructurar la reorganización.
Las nuevas troncales. Ya se está trabajando en el diseño de la troncal de la carrera 7.ª, y la administración asegura que dejará en proceso la calle 100-avenida 68, la Ciudad de Cali, la Boyacá y el sur de la ALO.
Ampliaciones y conexiones. Está en proceso la estructuración para ampliar la troncal Caracas en Molinos, que hoy funciona con el tráfico mixto y la conexión de la NQS con la troncal de las Américas. Ya se cuenta con los recursos.
Colados y cultura. Hoy todavía no se sabe cuántos son los colados, pero con el apoyo de un experto en estaciones de transporte ya se está preparando la línea de base para poder medirlos. El año pasado no hubo plata para hacerlo. Se van a realizar pilotos para probar en el terreno la mejor manera de operación de las estaciones. Y se prepara una campaña de cultura ciudadana para mejorar el uso dentro del sistema.
BOGOTÁ