Sola y sin dinero, Carolina* llegó hace 13 años a Bogotá. Debió salir de Nimaima, un pueblo de Cundinamarca ubicado a dos horas y media de la capital, por culpa del conflicto armado. “En esa época era zona roja y la guerrilla estaba reclutando a los más jóvenes. Amenazaban con matar a nuestras familias si no entrábamos”, rememora. Sin embargo, ella prefirió huir.
La joven, quien para entonces tenía 14 años, comenzó a ejercer la prostitución en el barrio Santa Fe para subsistir. En ese sórdido ambiente conoció la rumba y el alcohol. “Desde que me levantaba me ponía a producir. De las borracheras no sabía si era de mañana o ya era la tarde”.
El embarazo de su primer hijo, a los 22 años, la motivó a dejar el oficio. Se fue a vivir con el padre del menor y no volvió a vender su cuerpo, hasta que él empezó a agredirla verbal y físicamente. Carolina decidió separarse y regresó al Santa Fe, porque necesitaba conseguir el sustento para ella y su bebé.
Historias similares a la de Carolina son las que cada día escucha María Maximina Granados, creadora y líder de la fundación Mujer, Derecho y Trabajo (Mudet), que tiene como objetivo orientar sobre sus derechos a personas vinculadas al trabajo sexual o mujeres que se encuentran en estado de vulnerabilidad.
“A ellas siempre les violan sus derechos porque desconocen que pueden acceder a salud, educación, vivienda y un trabajo digno. Lo que nosotros hacemos es enseñarles cómo y ante qué entidades hacerse valer”, comenta Granados, quien desde hace 17 años se dedica a ayudar a esta población en la ciudad.
Conocer sus realidades
Carolina comenzó a ejercer la prostitución a los 14 años, cuando llegó a la ciudad proveniente de Nimaima (Cundinamarca). Foto: José Darío Puentes / EL TIEMPO
Granados, de piel negra y contextura delgada, recorre todos los días con su bolso lleno de folletos de Mudet las distintas zonas de tolerancia de Bogotá: Santa Fe, Los Mártires y algunos sectores de Chapinero, Usaquén, Engativá y Bosa.
Conversa con las mujeres, escucha sus casos, les explica a qué tienen derecho y las invita a los talleres sobre derechos fundamentales que la fundación dicta en el barrio Samper Mendoza, de la localidad de Los Mártires.
“Muchas veces las instituciones llegan a trabajar con las chicas sin conocer sus situaciones. Ellas necesitan más que cursos de costura, sistemas o artesanías. Necesitan que se les devuelva la dignidad, porque muchas veces son tratadas como esclavas”, señala.
Carolina es una de las más de 30 mujeres que actualmente asiste a los talleres. Asegura que le han servido para borrar los episodios del pasado y comenzar una nueva vida.
“Hago parte de un programa de Mudet que se llama ‘Vivamos la naturaleza’ –cuenta–. Nos llevan a una finca en Chía, tenemos contacto con las plantas y nos hacen terapias psicológicas. Sacamos las experiencias malas para no repetirlas. Es como una desintoxicación, una reconciliación con una misma”, asegura la joven.
Ahora Carolina, de 27 años y madre de dos hijos, está afuera del mundo de la prostitución, terminó unos estudios en educación preescolar y ahora busca una beca para iniciar la carrera de Psicología, porque desea ayudar a otras mujeres que, como ella, pasaron tiempos difíciles para sobrevivir.
Sin censo de prostituciónDe acuerdo con las secretarías de la Mujer e Integración Social, en Bogotá, se desconoce el número de personas que ejercen la prostitución. ¿La razón? Ambas entidades argumentan que esta población es flotante. Es decir, que se desplaza dentro y fuera de la ciudad o no está establecida en un sector fijo.
Sin embargo, la Secretaría de la Mujer realizó un estudio en el 2015 con las mujeres, los hombres y los transexuales que son trabajadores sexuales y que asisten a la Casa de Igualdad de Oportunidades de cada localidad. De las 1.995 personas registradas en estos lugares, el 48,3 por ciento tiene entre 27 y 45 años, mientras que el 39,9 por ciento corresponde al rango de 18 a 26 años.
Por otro lado, el 59,4 por ciento proviene de poblaciones y ciudades fuera de Bogotá, el 89,1 no está afiliado a ninguno de los regímenes del sistema de salud y el 37,2 por ciento no completó la educación secundaria.
Puede contactar a Granados por medio del correo anagranados1@yahoo.com.
*Nombre cambiado a petición de la fuente
JOSÉ DARÍO PUENTES
Redactor sección Bogotá
Escríbanos al correo jospue@eltiempo.com
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