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Tocayito', el toro indultado en la Santamaría, ya descansa en el campo
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El torero español, José Garrido, lidió a 'Tocayito'.

Foto:

Juan Manuel Vargas/ EL TIEMPO

Tocayito', el toro indultado en la Santamaría, ya descansa en el campo

Gonzalo Sanz de Santamaría, de la ganadería Mondoñedo, cuenta cómo se crió a este bravo semental.

"Un toro de 457 kilos, pronto, noble, con raza, que galopaba y metía la cara con calidad, y transmitía mucho. Qué toro más bravo. Y qué faena, por una y otra mano", estas fueron las impresiones que escribió el pasado domingo Luis Noé Ochoa, cronista taurino de EL TIEMPO, luego de ver en el ruedo a 'Tocayito', el astado que consiguió ser indultado en Bogotá y que hoy se recupera con satisfacción en el campo.

Era el cuarto festejo de la Temporada Taurina de la Libertad, y los toros habían llegado de la ganadería Mondoñedo, ubicada en la vía que conduce de la capital colombiana al municipio de La Mesa. Las expectativas, decían los aficionados, eran altas, pero no tanto como para que se diera un indulto en la plaza de toros de Santamaría. Fue una tarde de esas que quedan en la memoria, comentaron los expertos de la radio.

El que ríe de último ríe mejor, expresa el viejo refrán. Y en aquella corrida esto se cumplió a cabalidad. 'Tocayito' salió de último a la arena (después de sus cinco hermanos) y fue el mejor de todos, aunque todos fueron buenos. Embistió por derecha y por izquierda, en la pelea con el caballo estuvo fiero y celoso, a cada cita con capote y muleta que el español José Garrido le hizo, acudió constante y determinado. Bravo. Porque en su genética está el impulso de ser el que gana, el que manda, el que puede contra cualquiera.

"La combatividad es un punto conseguido por los ganaderos. Tanto así que entre ellos (toros), en el campo, hay que separar a algunos para que no se maten, porque a veces se pelean (por demostrar cuál manda)", cuenta Gonzalo Sanz de Santamaría, dueño de la Ganadería Mondoñedo, casa de 'Tocayito'. A continuación, revela el antecedente que traía el astado. "Para esta corrida estaba preparando 12 toros, y se mataron dos, uno de ellos, el número 331, lo mató 'Tocayito': peleándose lo mandó a una zanja y allí se ahogó. Por eso es que el cuidado de estos animales es tan complejo".

Entonces, no resulta extraño que en la arena se perdiera la cuenta de las embestidas y muletazos. Una y otra vez acudió el toro a los llamados, luchando con todas sus cualidades por vencer. Y venció, igual que el torero. Un pañuelo mostrado por la presidencia definió la suerte de ambos: Garrido saldría en hombros, como triunfador de la corrida, y el animal regresaría a su dehesa, indultado, a convertirse en semental reproductor.

"Hasta ahora se le han hecho dos curaciones, es un proceso sencillo. Está bien, sin fiebre, con buen semblante, en el campo. Le faltan dos curaciones más en las que se le aplica panela molida sobre las marcas, de la puya y las banderillas, porque este elemento es un gran cicatrizante; a esto se le agregan unas inyecciones de antibióticos para evitar infecciones", expone Sanz de Santamaría.

Tan pronto se cure del todo, volverá a la pradera, a los extensos pastizales que lo vieron nacer y crecer durante casi cinco años (los cumplirá en abril), cómodo y alejado del bullicio. Al menos una veintena de vacas lo acompañarán, hasta que cumpla 15 años, y serán los vientres en los cuales se reproducirán su casta y bravura.

"La gente cree que el puyazo y las banderillas son un gran martirio: son un martirio si uno humaniza al toro y piensa que es a una persona (siete veces más pequeña, menos dotada de músculo y con piel muy diferente) a quien le están poniendo estas. Para un toro, en cambio, es como si a uno le pusieran inyecciones", explica el ganadero, quien agrega que muchos desconocen que un toro bravo vive mínimo cuatro años y medio en la dehesa (en comparación con los dos que viven los bovinos criados para carne, en espacios reducidos).

Así pues, el futuro de 'Tocayito' está definido. Vivirá el resto de sus días multiplicando su calidad en nuevos terneros, y será recordado entre los taurinos como uno de los toros más poderosos que se hayan visto en la Santamaría.

Temporada

El próximo domingo, 12 de febrero, se realizará el quinto festejo de la Temporada Taurina de la Libertad. En la plaza de toros de Santamaría se lidiarán seis astados de la ganadería Juan Bernardo Caicedo. Actuarán los matadores Sebastián Castella (Francia), Andrés Roca Rey (Perú) y Luis Miguel Castrillón (Colombia).

FELIPE MOTOA FRANCO

Redactor de EL TIEMPO

En Twitter: @felipemotoa

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