Desde que se decretó la alerta naranja por temporada de lluvias en Cundinamarca, 66 municipios han resultado afectados. En total, se han presentado 43 inundaciones, 32 deslizamientos, 6 avenidas torrenciales y 7 crecientes súbitas que han puesto en máxima alerta a las autoridades del departamento en lo corrido del mes de noviembre.
Aunque las emergencias se remiten, exclusivamente, a daños materiales, el número de damnificados aumenta conforme se intensifican los aguaceros en la región.
“Llevamos 30.000 ciudadanos afectados. Desde el día jueves hasta el domingo tuvimos 15 municipios perjudicados: San Antonio de Tequendama, Ricaurte, Soacha, Nocaima, Fusagasugá, Arbeláez, Anolaima, Viotá, San Bernardo, Zipaquirá, Tocancipá, Cachipay, Choachí, Sopó y Cajicá”, indicó Gina Herrera, directora de Unidad de Gestión del Riesgo de Cundinamarca.
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La situación más complicada se vive en Zipaquirá, Sopó y Arbeláez, donde hasta ayer se seguían presentando deslizamientos. El Cuerpo de Bomberos de Cundinamarca reportó que hubo colapso en el sistema de alcantarillado y el desbordamiento de quebradas, por lo que se estima que, de cumplirse el pronóstico de precipitaciones de los próximos días, el escenario se repita.
En cuanto a la vía Bogotá -Tunja, que sufrió un deslizamiento de material de cantera a la altura del kilómetro 64, la Unidad de Gestión del Riesgo reportó que las acciones de remoción permitieron el despeje total del corredor en seis días. No obstante, la habilitación del carril afectado sigue en proceso de verificación. La movilidad en doble sentido se mantiene por el carril norte-sur.
Según el Boletín Hidrológico de la CAR Cundinamarca, de ayer, en el río Bogotá “los niveles ascendieron moderadamente (entre un 20 y 50 %), de acuerdo con el promedio mensual, en los municipios de Cajicá, Cota y Funza; y en los municipios de Tocancipá, Chocontá, Gachancipá y Tocaima descendieron”.
También hay excesos de caudal en el río Negro, en su paso por el municipio de Pacho.
Por el lado de los embalses, se reporta que el de Neusa tiene un volumen ascendente que, en comparación con el promedio histórico, sigue siendo bajo. La misma tendencia se presenta en los embalses del Sisga y de Tominé, por lo que la recomendación de la CAR es hacer uso racional del recurso.
Aunque en Bogotá han disminuido las lluvias en los últimos siete días respecto a las tres primeras semanas del mes, según Idiger, los vecinos de El Ensueño, en Ciudad Bolívar, están pasando un muy mal momento.
Cerca de 17 viviendas están en riesgo de colapso por la filtración de líquido en la montaña y, con ello, ochenta personas podrían quedarse sin techo. La población pide solución a las autoridades, más allá de apoyos en arrendamiento y ayudas humanitarias porque no quieren abandonar sus terrenos.
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“Aquí quedaba un lote, aquí vivía una señora con una niña. Y quedó como yo, sin nada”, cuenta Daniel Téllez, habitante de este barrio informal. La crisis comenzó el fin de semana, y ayer en la madrugada Citytv reportó cómo varias familias pasaron la noche en la intemperie mientras, de la montaña, bajaban piedras y agua.
Por su parte, Idiger recomendó la restricción de uso de veinte predios en la localidad por la temporada de lluvias y firmó 28 actas de evacuación para evitar posibles tragedias. A su vez, durante el fin de semana hubo seis eventos de remoción en San Cristóbal y Chapinero, además de Ciudad Bolívar.
REDACCIÓN BOGOTÁ