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Bogotá

Teatro El Parque, el hogar de los títeres en Bogotá, recibe primeros auxilios

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Este teatro inaugurado en 1936, único en su tipo en Colombia , está siendo completamente restaurado.

Ana Puentes
En el corazón del Parque Nacional en Bogotá están dándole los primeros auxilios a un teatro de 82 años: El Teatro El Parque, un tesoro poco conocido en la capital. “El Teatro El Parque es como el niño consentido, porque, precisamente, se hizo para niños. Es un teatro diseñado para títeres y marionetas”, explica el arquitecto restaurador, Óscar Lee Torres, de pie en medio de las obras que se adelantan en este escenario y son financiadas por el Idartes.
Lee Torres recorre los trabajos y da cuenta del avanzado estado de deterioro en el que estaba esta edificación inaugurada en 1936 y diseñada por Carlos Martinez, uno de los más destacados arquitectos colombianos del siglo XX.
Hasta hace pocos meses, decenas de familias asistían cada fin de semana al teatro para disfrutar de las mejores obras de títeres y de la programación infantil del Idartes. Pero, bajo el pañete, la pintura y los carteles de colores que decoraban el recinto, se ocultaban enormes grietas, tuberías viejas y otros daños.
“Encontramos un teatro afectado en sus muros, con algunas fisuras y otras que ya se han convertido en grietas. Y ha sido necesario hacer reforzamiento en cimentación y reforzamiento a nivel de mampostería de toda la de toda la estructura muraria con un sistema de emplatinado”, describe Lee Torres.
El emplatinado parece una suerte de costura con enormes grapas de acero. Con estas y otras intervenciones que están en manos del Consorcio Cultura Bogotá se busca restaurar el escenario y acercarlo a las nuevas normas de sismoresistencia.
Las obras que se adelantan hoy , que costaron 6.740 millones de pesos (más 766 millones de pesos de interventoría), son una deuda con este Teatro que, aunque es icónico, también ha atravesado por episodios de abandono.

Su historia

Desde su inauguración en 1936 y durante la primera administración que estuvo en manos del reconocido marionetista Antonio Angulo, el Teatro El Parque fue un referente en espectáculos de títeres y de marionetas, en teatro de variedades y en actividades culturales y pedagógicas para niños. Así lo cuentan las páginas del libro ‘Teatro El Parque: una historia de ocasos y amaneceres’ publicado por la Alcaldía de Bogotá.
Luego, en 1950, la dirección pasó a manos de José Muñoz, padre del actor Carlos Muñoz. Durante la gestión de Muñoz también se vivió una época dorada; no obstante, luego de su retiro y hacia 1959, el Teatro vivió su primera crisis. “El teatro ya había entrado en una crisis irreversible que desembocó en su cierre definitivo”, cuenta el libro y detalla que, en medio del abandono, se robaron decenas, cientos de títeres únicos en su tipo.
En 1961, la marionetista y documentalista Gabriela Samper asumió la dirección del Teatro y, ‘con las uñas’, hizo unos primeros arreglos al teatro. Pero, con su salida en 1963, el Teatro volvió a decaer y estuvo cerrado casi cinco años hasta que Yolanda Pulecio, madre de Íngrid Betancourt, tomó la dirección y trató también de sacar a flote el teatro. Pero se repitió la historia: con el fin de la dirección Pulecio “en 1968 el Teatro volvió a entrar en franco deterioro”.
Y así siguió la historia: luego de altos y bajos con las administraciones siguientes de Príncipe Espinosa y Beatriz Caballero en los años 70, en los que se reactivó el Teatro, llegó como director el maestro Carlos José Reyes, una figura del teatro moderno en Colombia, quien hizo una apuesta ambiciosa en obras.
“Gran parte del presupuesto para el Teatro se fue en remodelación. Había tres etapas: primero salvar lo que existía y eso se logró. La segunda era ampliar el escenario, lo cual se logró en parte (...). Lo tercero y más caro fueron los techos. Tocó desmontar la mayoría de las tejas que había, cambiar vigas y volver a montar las cubiertas. Pero cuando terminaron la obra, empezaron nuevamente las filtraciones y tocó volver a empezar la construcción”, dice el libro citando una entrevista de Carlos José Reyes hecha en 1991.
Luego, en la dirección de la actriz Julia Rodríguez, con el poco presupuesto que había se cambió el piso de la sala.
Cuando la actriz Rosario Montaña llegó y dirigió la escena entre 1982 y 1993 siguió fortaleciéndose el arte en medio de la avanzada crisis de la infraestructura. “El tiempo y las restricciones económicas habían dejado sus huellas: las vigas estaban carcomidas por la humedad y la sala seguía sin silletería; se emprendió entonces una intervención arquitectónica en desarrollo de la cual se amplió el escenario, se arregló la tramoya, se hicieron mejoras a la biblioteca y se fortalecieron las vigas”, dice el libro.
Luego del paso del reconocido marionetista Ciro Gómez, de Fernando Ibáñez y, posteriormente, de la llegada de Adelaida Nieto a la dirección del Teatro se hizo otra de las intervenciones clave al edificio a mediados de los años 90. “La etapa de restauración estuvo a cargo del arquitecto Gonzalo Durán, quien logró recuperar los principales rasgos del teatro original y proyectarlos hacia las nuevas tecnología del momento”, describe el libro.
Así fue como, el 25 de noviembre de 1995, se reinauguró el teatro no solo con una infraestructura reforzada, sino con una nueva dotación técnica: “consola de luces computarizada con 130 memorias, equipos de sonido y dos proyectos de 35 mm; nuevos camerinos con baños para los artistas, inclinación de la sala y nueva silletería, piso nuevo en el escenario y foso para los músicos, rampas, baños para el público, acceso, vestíbulos y jardines complementarios”, describe el libro ‘Historias y Sueños del Teatro el Parque’.
Ese mismo año, además, el Teatro El Parque fue declarado Monumento Nacional “por ser un inmueble representativo de la arquitectura moderna en Colombia”.
Pero incluso con esa declaratoria, los años siguientes no fueron los mejores para el Teatro. A principios del 2000, líos administrativos lo llevaron a un nuevo deterioro. En medio de los cambios que comenzó a sufrir el Ministerio de Cultura se decidió, finalmente, entregar el Teatro al Distrito.
Solo hasta 2007 el escenario volvió a inaugurarse y en 2008, la dirección de Elsa Forero hizo lo posible por reactivarlo. El IDRD hizo algunos mantenimientos preventivos, pero muchos arreglos quedaron pendientes.
Nuevamente, el deterioro progresivo en las instalaciones del Teatro llevó a su cierre en 2010. Luego, con el nacimiento del IDRD, fue recuperado, una vez más, en agosto de 2012. Y, desde entonces, ha estado abierto de manera más o menos constante.

Una nueva obra

Sin embargo, lo cierto es que todos estos altos y bajos pasaron factura a la edificación. Ahora, en 2022, el Idartes busca saldar esa deuda.
“Vamos a mantener y proteger la arquitectura original. Pero también vamos a llevar el teatro a las nuevas necesidades”, dice el arquitecto Lee Torres y anuncia mejoras en la mecánica teatral, la isóptica y los sistemas de sonido. Incluso, se está construyendo un foso para que una banda pueda tocar música en vivo y para que se pueda subir y bajar un piano. Asimismo, se está “modernizando el escenario en sus proporciones. Porque antes estaba una altura muy reducida”, dice Lee Torres.Incluso, se construye una escotilla de aparición para espectáculos de magia.
También se desmontó la cubierta para reconstruir una nueva, se hizo un trabajo de recuperación de las puertas con un taller propio de carpintería, se están construyendo tanques contraincendios y de agua potable y se está creando una nueva plazoleta de eventos a un costado del teatro, para que funcione como un nuevo teatrino al aire libre.
En 2023, cuando las obras y el nuevo equipamiento estén listos, los niños y niñas de Bogotá tendrán el teatro de títeres que siempre se merecieron.
Obras en el Teatro El Parque

Obras en el Teatro El Parque

Foto:César Melgarejo | EL TIEMPO

ANA PUENTES
En Twitter: @soypuentes
Ana Puentes
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