“Cuando llegué por acá, llegué con las manos cruzadas, vacío, y ahorita estoy muy bien gracias a este trabajo, que es de riesgo, pero es como todos. La muerte llega cuando es el momento, sea afuera o adentro. Pero sí me pone a pensar mucho lo que estoy viviendo ahora y lo que viví anoche”, dijo Darío Vasco, minero hace 11 años y quien fue testigo de excepción de la tragedia del martes en la noche en el municipio de Sutatausa, Cundinamarca.
(Lea también: La explosión en mina de carbón que enluta al municipio de Sutatausa)

Había aproximadamente 30 mineros dentro del lugar cuando se presentó la emergencia. Sutatausa 16 de marzo del 2023.
MAURICIO MORENO EL TIEMPO
Mi hermano junto a seis compañeros se comunicaron con el melacatero y él les dijo que hubo una explosión en el sector de las bocaminas
En el socavón El Hoyo, en la vereda Peñas de Cajón, se produjo una explosión y esta terminó afectando a seis minas más (Llamada, Eléctrico, Los hoyos, Los chocos, Golondrinas, Lucero, El pedregal) y dejó un saldo de 21 muertos -10 de ellos se confirmaron en la noche del miércoles pasado- y se convierte en una de las mayores tragedias en una mina en el país.
La que más víctimas ha cobrado en el territorio nacional fue la de Amagá (Antioquia), que en el 2010 dejó 73 personas fallecidas. Allí hubo una explosión por acumulación de gases.
Del siniestro de las minas de Sutatausa salieron milagrosamente con vida siete mineros que por sus propios medios llegaron a la superficie y dos que lograron ser rescatados. En ese momento estaban 30 personas dentro de las minas de carbón.
“Mi hermano junto a seis compañeros se comunicaron con el melacatero —persona encargada de operar una máquina que moviliza los vagones de carbón desde la mina o hacia esta—, y él les dijo que hubo una explosión en el sector de las bocaminas; entonces, ellos salieron por la ruta de evacuación de emergencia que estaba comunicada con la mina Las Gemelas”, contó el familiar de uno de los sobrevivientes.
Agregó que cuando llegaron a un quiosco en la vereda, les brindaron los primeros auxilios a los siete mineros y después los remitieron al hospital de Ubaté.
En Sutatausa habitan alrededor de 6.400 personas y gran parte de estas dependen del trabajo de la minería. Otra parte está dedicada a la ganadería, la agricultura o trabaja en las empresas de flores de los municipios aledaños.
El rescate duró cerca de 30 horas, eran alrededor de 115 socorristas apoyando las labores de búsqueda de las personas atrapadas en las profundidades de seis minas. Decenas de personas estaban a las afueras de los socavones esperando noticias sobre los mineros atrapados, todos con incertidumbre y preocupación, pero también con la esperanza de que se encontraran vida.

Salieron con vida milagrosamente 7 mineros por sus propios medios.
MAURICIO MORENO EL TIEMPO
Horas de desesperanza
En la mañana, tarde y noche del miércoles 15 de marzo, las autoridades informaban cuando iban encontrando un cuerpo más. La noticia era siempre que hallaban a un minero sin vida y luego otro, por lo que familiares, amigos y conocidos de las víctimas fatales rompían en llanto y gritaban. Incluso, sobre las 4:13 de la tarde, un hombre tuvo que ser sacado de la vereda en ambulancia porque se desmayó cuando le dijeron que su familiar estaba muerto.
Eran las 8 de la noche y seguían sin encontrarse 10 de los 21 cuerpos, pero habían personas que todavía tenían la certeza de que había vida en las profundidades de las minas.
“En la ‘bocamina’ del Eléctrico hay cinco personas, allí han dado señales de vida por medio de las mangueras; de las cinco personas no sabemos cuántas estén con vida, en este momento están en modo de refuerzo, agregando madera, sostenimiento para poder encontrarlos y pasar a la mina de Los Chocos, donde hay tres cuerpos más. Tenemos la esperanza de que las personas estén vivas”, contó la esposa de uno de los rescatistas.
Sin embargo, sobre las 10:30 de la noche, las esperanzas se esfumaron y la tristeza fue generalizada. Las autoridades indicaron que los 10 cuerpos que faltaban fueron hallados y sacados de las minas, pero sin vida.
El riesgoso rescate
También hay que tener en cuenta que hubo derrumbes en algunas minas que impedían el ingreso
Según el capitán Álvaro Farfán, delegado departamental de Bomberos Cundinamarca, tras las extenuantes y riesgosas labores de rescate, tres socorristas resultaron con algún tipo de lesión por temas respiratorios. Ellos fueron remitidos y atendidos en el hospital El Salvador, en Ubaté.
Farfán agregó que cuando las autoridades y socorristas llegaron al lugar fue muy difícil empezar con el rescate porque la atmósfera estaba cargada de gas metano. Tuvieron que mitigar la sustancia, pero, además, conseguir equipos de respiración y hacer valoraciones médicas a los rescatistas antes de que se fueran a lo profundo de las minas.
“También hay que tener en cuenta que hubo derrumbes en algunas minas que impedían el ingreso. Es triste, pero cada cuerpo tocaba sacarlo de manera manual para que saliera bien, arrastrado o con cuerda. Es muy compleja la sacada”, agregó Farfán.
Cada dos o cuatro horas subían y bajaban rescatistas, pues no podían quedarse en las profundidades por más tiempo porque se podían quedar sin oxígeno y sus vidas correr riesgo.
Un hombre que trabajó en las labores de rescate y que prefirió no ser citado, le dijo a EL TIEMPO que hubo una unión entre compañeros inigualable, en la que toda la población hizo su aporte y entregó todo lo que estuvo a su alcance. “Nosotros, como socorristas dimos nuestro mayor esfuerzo para entregarles al menos el cuerpo”, dijo un socorrista. Agregó que lo que les resta es aprender de esa situación y tomar esa triste experiencia para crecer.
¿Pudo haberse prevenido?
De acuerdo con Jhon Bastidas, director del programa de ingeniería industrial de la Univerisidad Manuela Beltrán, la tragedia de la mina de Sutatausa es causada principalmente por la acumulación de gases y esto generalmente está asociado con problemas de ventilación de la mina, por lo que el problema se agudiza cuando hay minas interconectadas, como en este caso que eran siete, y si una de ellas tiene problemas, afecta a las otras.
“Esto se pudo haber evitado haciendo un monitoreo permanente o mucho más periódico del nivel de gases que tiene la mina y haciendo una revisión de todo el sistema de ventilación que tiene cada mina”, explicó.
Además, Bastidas aseguró que este es un problema que generalmente pasa cuando los administradores de las minas no tienen unos planes de monitoreo y seguimiento establecidos y que tampoco cuentan con una comunicación directa con las minas interconectadas.
LOREN VALBUENA
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REDACCIÓN BOGOTÁ