Pedro Damián González era un campesino dedicado a su finca, su esposa y sus cuatro hijos, entre los 7 y los 12 años, en el corregimiento de Chorreras, en Sumapaz. El pasado 2 de marzo, cuando apenas amanecía, hombres armados llegaron hasta su casa de barandas y corredor de madera. Su pareja salió a recibirlos. “¿Está el patrón?”, le preguntaron.
Pedro Damián salió mientras se ponía el pantalón, pero los asesinos no mediaron palabra y le dispararon. Cayó muerto en el pasillo, con el jean a medio poner. Su esposa vio todo, sus hijos escucharon los disparos desde la casa.
La siguiente víctima fue Jimmy Rincón, también campesino. Su casa queda cerca de la de Pedro Damián. Estaba solo. Cuando los delincuentes llegaron, al parecer disidentes bajo el mando de ‘Gentil Duarte’ e ‘Iván Mordisco’, corrió. Quiso salir por la parte de atrás de la casa mientras los disparos rebotaban en las paredes –encontraron seis casquillos en la vivienda–. Alcanzó a tomarles unos 40 metros de ventaja, pero ya lo habían rodeado y lo estaban esperando en el patio.
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Las víctimas no eran disidentes ni firmantes del acuerdo de paz, según información revelada por la XIII Brigada del Ejército Nacional. Pero sí hicieron parte de las extintas Farc en un pasado lejano. Algunos de los habitantes de esta región pertenecieron a esa guerrilla hace muchos años, pero hoy son campesinos que solo quieren vivir tranquilos, lejos del ruido de las balas. El acuerdo de paz se convirtió en una esperanza para superar la tragedia de la guerra, y aunque hubo momentos de tensión, se creía que eso sería parte del pasado.
Pero la queja es una: no se ha cumplido a cabalidad con la implementación de los acuerdos de La Habana. Así se lo manifestó la comunidad a la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, en un consejo de seguridad que se llevó a cabo el pasado fin de semana en San Juan de Sumapaz, lugar al que llegaron los cuerpos sin vida de Pedro Damián y Jimmy.
“Aquí tenemos una investigación andando por los hechos ocurridos recientemente, es una investigación en la que la Fiscalía tiene que avanzar, pero aparentemente lo que tenemos es una disputa entre disidencias de las otrora Farc, un grupo, el de ‘Gentil Duarte’, que no se desmovilizó y sigue, y otro grupo que sí se había desmovilizado y que se rearmó”, manifestó López, quien estuvo acompañada del general Óscar Gómez, comandante de la Policía de Bogotá, el general David Gómez, comandante de la Décimo Tercera Brigada del Ejército, y Hugo Acero, secretario de Seguridad.
Por las carreteras veredales de Sumapaz, la presencia militar se nota, también la de policía. Son varios los retenes, y entre frailejones se ven campamentos de soldados que soportan un frío que los hace tiritar, y que es insoportable en las noches según cuentan. Ellos están a cargo de cuidar la región, y recibieron refuerzos recientemente.
No obstante, la gente tiene miedo. No quieren hablar ni dar sus nombres.
En la junta administradora local, los ediles decidieron en bloque no dar declaraciones a los medios de comunicación. Los líderes campesinos evitan comentar sobre este tema. Por cuenta de los recientes hechos, algunos padres de familia empezaron a sacar a sus hijos de allí, no sea que los recluten.
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Delegados de Naciones Unidas estuvieron en el consejo de seguridad.
Óscar Murillo / EL TIEMPO
Pero el 2 de marzo, cuando mataron a Pedro y a Jimmy, hubo otro asesinato, en horas de la tarde, un poco más lejos. Ocurrió en la región del Duda, que pertenece a la Uribe, Meta. Allí tenía una casa Héctor Alexis Torres Romero, aunque su familia es del Sumapaz. Dicen que en el Duda las tierras son mejores, es zona caliente, se da arveja y fríjol, por ejemplo, es una gran despensa agrícola. El ganado crece el doble de rápido que en el frío paramuno, y por eso mucha gente de Sumapaz, como Héctor, se va para allá.
Este hombre, que no llegaba a los 30 años, estaba con su esposa, su hijo, su mamá y un tío. Hasta su vivienda, en el Duda, llegaron cuatro hombres con armas largas. “Dijeron: ‘¿quién es el Trampas?’, ‘soy yo’, respondió Héctor. ‘Camine que el comandante necesita hablar con usted, queda detenido’. Uno de los tipos le dijo al tío que le habían dicho a Héctor que no hablara, que no volviera a colaborar con los de la nueva Marquetalia, y que no había hecho caso”, contó un habitante de la zona que llegó instantes después de los hechos al lugar.
Según narra, tras unos minutos, como a dos kilómetros de la casa, se escucharon los disparos. Esta víctima fue trasladada a San Juan de Sumapaz, a pie, en una hamaca, tras un recorrido de 12 horas.
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En estas tierras se habla de una reunión que habría convocado la disidencia de ‘Gentil Duarte’ el pasado 26 de febrero. Ahora creen que dieron la orden de asesinar a quienes no asistieron. Por su parte, la estructura de ‘Santrich’ e ‘Iván Márquez’, que se denominó la Nueva Marquetalia, estaría tratando de conformar un grupo para entrar a la zona. La disputa está abierta.
“Esa actuación de matar tres personas de esa manera es para asustar, no es una situación política, es una locura, lo que pretenden es asustar a la gente para que el campesinado les camine en sus pretensiones, y eso no se puede permitir”, le contó a este diario, desde una finca de Sumapaz, un campesino que lleva más de 20 años en la zona.
Una finca en líosPero lo que está pasando también está motivado por un problema con un predio, según explican algunos ciudadanos. “En el 2018, el partido Farc hizo entrega de una finca aquí, una que se llama Yerbabuena, en la vereda Chorreras. Eso se lo entregaron a la Sociedad de Activos Especiales, que dejó una persona cuidando.
Ante el incumplimiento del Gobierno, los excombatientes decidieron ir a recuperar sus tierras, y eso generó un choque que dejó un muerto el 10 de septiembre del 2019”, contó un líder campesino de la zona que por seguridad no reveló su nombre.
Esa muerte tendría alguna relación con el homicidio de Pedro Damián, aunque las autoridades deberán esclarecerlo.
Justamente, la Fiscalía informó que, para los asesinatos en Chorreras, “un fiscal de la Unidad de Vida de Bogotá conoció estos casos y, de manera inmediata, fue designado un grupo especial de investigadores del Grupo de Homicidios de la Sijín de la Mebog, quienes, en cumplimiento de órdenes del fiscal del caso, han realizado las labores investigativas para la identificación de los responsables y móviles del actuar doloso”.
Sumapaz es el páramo más grande del mundo. Son unas 178.000 hectáreas difíciles de ocupar y tener controladas. Además, para las extintas Farc era una bandera histórica, algo así como lo fue Marquetalia, en el Tolima.

La alcaldesa de Bogotá, Claudia López, lidero un consejo de seguridad en San Juan de Sumapaz.
Óscar Murillo / EL TIEMPO
También es un territorio estratégico que conecta cuatro departamentos y cuenta con corredores por los que, según dijo la propia alcaldesa, Claudia López, debería pasar la producción campesina, y no delincuentes imponiendo el terror. Y eso pidió la comunidad, que en el consejo de seguridad de este fin de semana tuvo la oportunidad de expresarles a la alcaldesa, el Ejército y la Policía sus necesidades y miedos.
“Estos hechos que generan zozobra en nuestra localidad no pueden ser la génesis de otro capítulo de guerra, sabemos las consecuencias dolorosas que un escenario de violencia acarrea, que afrontamos durante muchos años, es por ello que no podemos dejar de ver la importancia de lograr la implementación del acuerdo de paz en nuestro territorio, que procura mantenerse a flote en medio de borrascas que se originan de intereses y orillas que distan de la estabilidad y paz que necesita este histórico terruño”, les dijo uno de los ediles de la localidad, a nombre de todos sus compañeros, a las autoridades que los visitaron.
Por su parte, Claudia López les respondió que le transmitirá al Gobierno Nacional las inquietudes que recogió, como por ejemplo que la región de Sumapaz sea reconocida ante la JEP como una víctima colectiva del conflicto, y que se dé una reparación integral a sus habitantes, víctimas de la guerra.
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“Nuestro compromiso indeclinable es que Sumapaz sea el gran ejemplo de cumplimiento del acuerdo de paz en Colombia, lo estamos haciendo por voluntad de la comunidad y de la Alcaldía Mayor de Bogotá, nuestra voluntad es con la paz y la construcción de confianza, de trabajo conjunto entre comunidad y autoridades locales y distritales”, prometió la mandataria, al tiempo que sugirió alternativas en términos de productividad y conexión de los habitantes de la localidad con la ciudad.
Óscar Murillo Mojica
EL TIEMPO
Twitter: @oscarmurillom
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