Tres familias que durante casi 27 meses adelantaron una incesante búsqueda para dar con el paradero de Juan Esteban Moreno, de 14 años; Brayan Andrés Montaña, de 17, y Mauricio Castillo de 16, recibieron este martes la peor noticia de sus vidas: restos óseos encontrados en los cerros de Usaquén eran los de sus hijos.
Aunque la esperanza de encontrarlos con vida casi se esfumó el pasado viernes 3 de mayo, cuando el Cuerpo Técnico de Investigaciones de la Fiscalía (CTI) encontró los restos óseos que se presumía eran los de sus hijos, este martes el cotejo de ADN acabó con toda esperanza, al tiempo que empezó a despejar la incertidumbre que los ha acompañado.
Con la fortaleza que les dio la búsqueda, en medio del dolor de la noticia, tuvieron valor para decirle al Instituto de Medicina Legal que no se apure por entregarles los restos para el sepelio, porque quieren que se hagan todos los exámenes forenses que sean necesarios para confirmar la causa dela muerte.
“Cuando nos confirmaron que sí pertenecían a nuestros hijos, lo primero que dijimos fue que no se adelantaran con la entrega de los restos, como ha pasado con otros casos por respeto al duelo. Queremos saber qué pasó, la causa de su muerte y que se haga justicia”, dijo Germán Montaña, padre de Bryan Andrés.
Todo indica que a sus hijos los asesinaron. Lo evidencia la captura de cuatro integrantes de una banda que la Fiscalía sindica de estar asociada a la desaparición y muerte de los muchachos y que al parecer está vinculada con el tráfico de drogas en la localidad de Usaquén.
Ayer, mientras las familias recibían la confirmación de las pruebas forenses sobre la identidad de los jóvenes, en el complejo judicial de Paloquemao se realizaba una audiencia a puerta cerrada contra Héctor Medardo Duarte Rodríguez, Brayan Alexánder Martínez Muñoz, Sandra Liliana Cajicá Escárraga y José Andrés Ceballos Arévalo.
Les imputaron los delitos de desaparición forzada, tráfico y fabricación de armas de fuego agravado, hurto agravado y calificado, porte de armas de fuego, receptáculo y falsedad marcaria. Pocos detalles se han conocido de la audiencia porque para proteger a los testigos que han colaborado con la investigación se hizo a puerta cerrada.
Al final, el juez 41 de control de garantías les dictó medida de aseguramiento y los mandó a la cárcel.
La Vicefiscal, María Paulina Riveros, dijo que en principio se maneja la hipótesis de que la causa del crimen podría ser el hurto de la camioneta en la que se desplazaban los jóvenes el día que desaparecieron.
El día que los jóvenes desaparecieron, estaban trabajando en el acarrero de mercados en algunos barrios de la parte alta de Usaquén, con la camioneta que según la Fiscalía pudo ser el móvil del crimen. Cámaras de seguridad los captaron por última vez en esa camioneta.
Las familias no se cansan de lamentar que el proceso de encontrar los restos de sus hijos se haya demorado tanto. En especial porque meses después de la pérdida de los jóvenes, tras recibir una llamada anónima y un mapa del posible lugar donde se encontraban los cuerpos, no tuvieron apoyo para buscar los restos.
Y ahora, los restos estos fueron hallados a unos 300 o 400 metros de ese lugar, en el que les habían dicho que encontrarían a sus hijos.
BOGOTÁ
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