En solo dos días, Bogotá vivió cuatro hechos violentos, con un saldo de seis muertos –entre ellos el patrullero Edwin Caro Gómez cuando realizaba una requisa a dos hombres que se hacían pasar por domiciliarios–, en los que fueron utilizadas motocicletas y armas de fuego. Estos tiroteos volvieron a encender las alarmas sobre la seguridad en la capital del país.
En respuesta a esos hechos, la alcaldesa Claudia López anunció el viernes pasado medidas para enfrentar la suplantación de domiciliarios, más retenes en las vías, a fin de desarmar a las organizaciones criminales; pidió que se regulen la importación, venta y uso de armas traumáticas (de fogueo) y anunció que va a triplicar los frentes de seguridad.
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Y, aunque por un lado la sensación de los ciudadanos es que los hechos de violencia están aumentando, la Secretaría Distrital de Seguridad expone que, por el contrario, vienen bajando hace más de un año, con excepción del hurto de bicicletas.
Entonces, ¿qué es lo que está afectando la seguridad en la capital del país? ¿Cuál es la solución? Expertos consultados por EL TIEMPO consideran que son cinco los temas claves que se deben atacar si se quiere mejorar.
En opinión de los analistas, el primer punto es inteligencia e investigación, aspectos en los cuales dicen que todavía hay mucho por hacer. César Restrepo, de Probogotá, sostiene que se está fallando en inteligencia e investigación, lo que no permite conocer cómo operan las estructuras criminales y combatirlas con efectividad.
“Acá nadie conoce cuál es la estructura del delito. Eso lo puede saber la inteligencia de la Policía”, asegura Restrepo.
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Una posición similar tiene Daniel Mejía, secretario de Seguridad en la administración pasada, quien afirma que no se debería gastar la capacidad logística en retenes, sino en priorizar las labores de inteligencia e investigación.

Policías despiden al patrullero Edwin Caro Gómez.
Néstor Gómez / EL TIEMPO
Pero otra cosa señala el secretario de Seguridad, Hugo Acero, para quien la investigación y la inteligencia han permitido desarticular 160 bandas en lo que va de esta alcaldía.
Con respecto a las armas de fuego, los expertos señalan que es urgente controlar ese mercado, porque si bien tienen restricciones en el país, a la ciudad llegan en envíos internacionales y camufladas en el transporte de alimentos desde el Pacífico, según Jerónimo Castillo, investigador de Ideas para la Paz, y Néstor Rosanía, director del Instituto de Estudios en Seguridad y Paz.
Acero afirma que la única manera de atacar ese mercado, que es manejado por organizaciones criminales, es con inteligencia e investigación, y que eso se está haciendo.
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No vamos a prohibir el parrillero, salvo en los domiciliarios, porque terminaríamos criminalizando a las personas que las utilizan
Sin embargo, Castillo llama la atención por las armas de fogueo y de aire, que son utilizadas por delincuentes y cuya importación creció un 200 por ciento en seis años.
Esto va en línea con la solicitud de regular la importación y el uso que le hizo la alcaldesa al Gobierno Nacional. Según Acero, unas 1.100 armas de fogueo y 120 de fuego fueron incautadas en el 2020.
El director ejecutivo de Futuros Urbanos, Omar Oróstegui, recuerda que el empleo de las armas de fuego creció un 15 % desde 2018 y que estas se utilizan en el 13 % de los hurtos a personas.
Las motos son tal vez el tema de más debate como parte de la solución para los problemas de seguridad. Aunque cada vez más están apareciendo en la comisión de delitos y en el Concejo de Bogotá hay voces que piden prohibir el parrillero, no todos los expertos ven beneficios en esa medida. De hecho, la Alcaldía se ha resistido a tomarla.
“No vamos a prohibir el parrillero, salvo en los domiciliarios, porque terminaríamos criminalizando a las personas que las utilizan. En la ciudad son más de 480.000, y 250.000 que ingresan de los municipios”, explica el secretario.
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No obstante, Mejía recordó que en la administración pasada esa restricción funcionó -se aplicó en un cuadrante-, pero que se levantó por las protestas del gremio de moteros.
En cuanto a la reincidencia criminal, otro tema clave, los expertos dicen que los vacíos en el Código Penal facilitan que los delincuentes vuelvan muy rápido a las calles a delinquir y que ellos lo saben.
De hecho, Mejía señala que el 50 % de los capturados por la Policía y de los imputados por la Fiscalía en los últimos tres años han tenido antecedentes.
Acero agrega que se requiere una reforma del Código porque la reincidencia no es un agravante. Además, que las cárceles, excepto la Distrital, no resocializan y eso también genera reincidencia criminal.
Un punto en el que coinciden varios expertos es el del refuerzo del pie de fuerza policial, lo que para algunos permite más capacidad y presencia en todo el territorio. Pero la ciudad tiene un déficit de 10.000 policías.
En este aspecto, la idea de la Alcaldía es aumentar un poco más de la mitad. Así, 1.500 ingresarán este año, de los cuales 500 entrarán en septiembre para inteligencia; otros 2.000, en 2022, y otro tanto, en 2023.
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GUILLERMO REINOSO RODRÍGUEZ y GABRIEL NICOLÁS GONZÁLEZ
Redacción Bogotá
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