La noche del pasado 17 de julio, en la calle 145 con carrera 9.ª, en Usaquén, hombres que se movilizaban en tres motocicletas abordaron a dos ciudadanos que iban en un carro de alta gama, los amenazaron con armas de fuego, los robaron y huyeron hábilmente en medio del trancón.
Días después, sobre la avenida Boyacá, entre la calle 26 y la avenida La Esperanza, delincuentes que iban en dos motos hicieron lo mismo con los ocupantes de un automóvil.
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Estos hechos, como otros que se han presentando recientemente en varios puntos de la ciudad, han llevado a algunos a proponer que en Bogotá se vuelva a establecer una restricción a la movilidad de los parrilleros hombres, como la que se impuso en el primer semestre del 2018.
El más reciente llamado para aplicar esta medida llegó desde la Junta Administradora Local (JAL) de Usaquén. Los ediles Nicolás García, Julián Uscátegui, Jesús David Araque y Horacio Estrada le pidieron a la alcaldesa Claudia López que implemente esta medida. “Mirar la posibilidad de suspensión del parrillero en determinados sectores de acuerdo a los mapas de calor donde ocurren más hurtos”, explicó en la propuesta el edil Nicolás Garzón.
En el mismo sentido se pronunció recientemente la concejal de la Alianza Verde Lucía Bastidas, quien le pidió al secretario de Movilidad, Nicolás Estupiñán, y al de Seguridad, Hugo Acero, que vuelvan a aplicar esta medida.
“Hace dos años se estipuló de manera temporal por la administración de Enrique Peñalosa, en la zona comprendida entre la calle 100 y la avenida 1.º de Mayo, y los cerros orientales y la carrera 68; mientras estuvo vigente, los hurtos a personas bajaron de 1.373 a 957 y los hurtos a celulares, de 957 a 636”, opinó.
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De acuerdo a cifras oficiales, en la ciudad se realizaban unos 770.000 viajes en moto antes de la pandemia, 10 por ciento de estos iban con parrillero. Además, en el 2019 se denunciaron en Bogotá 9.461 atracos en los que los asaltantes se movilizaban en estos vehículos. Del 22 de marzo al 22 de julio, en pleno aislamiento, se impusieron 6.915 comparendos a motociclistas que incumplieron las restricciones de la cuarentena.
“Ahora los casos en pleno aislamiento y con cuarentena estricta en varias localidades son registrados por los ciudadanos en sus redes, donde se observa claramente que los delincuentes acuden en su mayoría a este medio de transporte para huir sin contratiempo”, concluyó la concejal.

Antes de la cuarentena en Bogotá se hacían unos 770.000 viajes diarios en moto.
Mauricio Moreno / Archivo EL TIEMPO
En una investigación realizada por el Centro de Estudios sobre Seguridad y Drogas (Cesed) de la Universidad de los Andes, en el que se analizó el impacto de medidas restrictivas para los motociclistas, se explica que entre el 2010 y el 2018 en Colombia el 75 por ciento de los delitos contra la propiedad ocurrieron en las 32 principales ciudades del país, que en el 56 por ciento de estos se usó un arma y que en el 16 por ciento de los hechos los perpetradores se movilizaban en una motocicleta.
Además, casi el 21 por ciento de los homicidios con arma de fuego se cometieron desde una moto y en el 35,9 por ciento el pasajero fue quien disparó. Estas cifras han llevado a que varias ciudades implementen medidas para restringir en algunos casos a los parrilleros hombres, en otros a cualquier parrillero y en unos más estrictos la prohibición total a la circulación de estos vehículos.
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El Cesed, que tardó varios meses en realizar este estudio, tomó casos de lugares donde se aplicaron restricciones de este tipo: Barranquilla, Bogotá, Cartagena, Neiva y Soledad, para analizar el impacto en la reducción de los delitos.
“Se puede decir, suena bien, si van en aumento los delitos en moto deberíamos restingir la circulación de parrilleros, pero es una pregunta empírica; deberíamos estudiar con juicio si tiene impacto”, explicó los hallazgos Michael Weintraub, docente de los Andes que participó en el estudio.
Pero esto riñe con lo mencionado por la concejal Bastidas, quien afirmó que la medida en Bogotá sí funcionó. “Yo no tengo los análisis que ellos usaron para decir que funcionó, ni las tablas de regresión, y ese era un equipo muy técnico, que estaba estudiando si debían prorrogar o acabar la medida; por lo menos en lo que hicimos nosotros no hay evidencia de que eso funcionó”, aclaró.
“Nuestras estimaciones principales están basadas en ‘modelos de diferencia en diferencias’ que explotan la variación temporal y espacial de las restricciones. Además de medir el impacto de las diferentes restricciones, medimos si estas políticas generaron algún tipo de desplazamiento espacial del crimen a áreas contiguas”, se lee del estudio.
La alcaldesa de Bogotá, Claudia López, agradeció el aporte de este estudio. “Basar las políticas públicas en evidencia rigurosa es paso indispensable para tener un Estado que merezca el respeto de sus ciudadanos”, escribió en su cuenta de Twitter.
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Jairo García, exsecretario de Seguridad, quien implementó la restricción en el 2018 en Bogotá, y hoy viceministro de Defensa, dijo que la “evaluación debe ser parte fundamental de la política pública basada en evidencia”.
El secretario de Seguridad, Hugo Acero, en una sesión de la JAL de Usaquén le respondió a los ediles que esta administración, a la luz de la evidencia, no tiene contemplado volver a esta restricción.
“No le vamos a jalar a prohibir el parrillero porque eso es criminalizar a todos los motociclistas, y yo diría que más del 97, 98 por ciento son gente honrada que lo único que tiene es la moto para mover a su familia o moverse él”, precisó.
No obstante, Acero aclaró que sí están adelantando acciones de control policivo, y en los lugares identificados donde operan grupos delictivos que usan estos vehículos, se están fortaleciendo las acciones de investigación criminal.
Y hay otros elementos que dificultarían la implementación de esta medida como la capacidad operativa de la Policía, ya diezmada por la pandemia, y el impacto económico y social de los motociclistas que se verían afectados.
“Se vuelve un desgaste para las autoridades, y más ahora, estar persiguiendo a quienes pueden y a quienes no pueden circular. Hemos visto que con estas restricciones los delincuentes van a otras modalidades, hay unas que son paradójicas, no pueden ir en la misma moto, lo que hacen es que van en dos o en tres motos”,opinó el experto en seguridad Johan Avendaño.
Andrés Méndez Franco, líder motociclista, dijo que restringir el tránsito de parrilleros o de motociclistas “es injusto debido a que la mayoría de las personas la usan como medio de transporte y trabajo”.
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