Aunque la tensión por lo que pudiera pasar dominó las horas previas a la segunda corrida de la temporada de toros en Bogotá, la Policía pudo controlar el orden público y prevenir disturbios en las marchas antitaurinas.
Lo que sí no pudo controlar fue la baja asistencia a la plaza. Felipe Negret, director del Consorcio Colombia Taurina, dijo que menos de dos tercios de la plaza se llenaron, lo que indica que “nos hicieron daño tanto vandalismo y violencia, los aficionados estaban temerosos de que los pudieran agredir”.
Fuera de la plaza, las rejas instaladas y 3.200 policías lograron el control de las protestas. “No estoy de acuerdo con el toreo porque son unos asesinos que promueven la violencia, están masacrando un animal”, dijo Catherine Rondón, que participó de las protestas.
Al final de la tarde se registraron algunas escaramuzas en la Plaza de Bolívar entre manifestantes y miembros del Esmad, pero la situación fue controlada.
Marchas pacíficas acompañaron la corrida del domingoEn paz transcurrieron las marchas en contra del toreo en la plaza La Santamaría.
A la una de la tarde de este domingo, una tensa calma rondaba las inmediaciones de la plaza de toros La Santamaría. Los graves desmanes que sucedieron en la primera jornada de la temporada taurina, el domingo 22 de enero, obligaron a las autoridades distritales y a la Policía a tomar medidas.
Una de ellas, además de los 3.200 hombres que vigilaron la jornada, fue la instalación de una reja sobre la carrera Séptima con calle 25 para impedir el paso de los manifestantes a zonas cercanas de la plaza y así garantizar la seguridad de quienes asistieron a la corrida. Separados por este muro, la carrera Séptima, justo al frente de la torre Colpatria, se convirtió en el escenario para que los manifestantes de todas las edades, colores y razas que rechazan la tauromaquia, expresaran su inconformidad.
"No estoy de acuerdo con el toreo porque son unos asesinos que promueven la violencia, están masacrando un animal. Todos los domingos vamos a hacer actos pacíficos para apoyar a los animales. Creemos que la plaza puede ser para conciertos, no para maltrato", dijo Catherine Rondón, una manifestante.
Aunque la tarde transcurrió en calma, hubo algunos momentos de tensión entre los animalistas y las autoridades, que no pasaron a mayores.
"Empezamos la marcha pacíficamente, los de la violencia son los del Esmad y algunos policías", narró Juana Fonseca, una joven animalista.
Pese a esto, la constante en esta oportunidad fue la manifestación en paz. Abundaron pancartas, música y actos simbólicos, como un emotivo minuto de silencio en el que cientos de personas se sentaron en el piso y rindieron un homenaje a los toros muertos en la faena del día.
Daniela Rojas, una estudiante universitaria, decidió pintarse el rostro de rojo para mostrar su inconformismo con la tauromaquia. "Quiero representar la sangre de los toros, quiero representar que ellos sufren y estoy de negro porque estamos de luto", expresó.
Sobre las cuatro de la tarde llegó al lugar el exalcalde Gustavo Petro en compañía de algunos de sus exfuncionarios. Asistieron por ejemplo Susana Muhamad, exsecretaria de Ambiente y Gloria Flórez, exsecretaria de Gobierno. La presencia del exmandatario generó voces a favor y en contra.
La otra cara, dentro de la PlazaA las 3:35 de la tarde se adelantaron los actos protocolarios con la presencia de dos españoles, el rejoneador Pablo Hermoso y el torero Miguel Ángel Perera, así como el colombiano Manuel Libardo.
"Hace ocho días vinimos con mi papá, mi mamá y mi hermana. Pero ayer que salimos a comprar las boletas, solo compré para mi esposa y yo, porque en la corrida pasada, a la salida, una desadaptada le escupió a mi mamá. Ya les dio susto volver hoy", contó Juan José Sánchez, de 43 años, acompañado de su señora, María Alejandra Zambrano.
Agregó que espera que dentro de una semana toda la familia se anime a volver a la Santamaría.
José Jiménez, quien llegó con su hija de 22 años para almorzar en un restaurante de La Macarena, se ubicó en contrabarrera, muy cerca del ruedo. Fue de los que madrugó. A las 12:30 del mediodía ya estaba en el sector.
"El dispositivo de seguridad fue muy amplio, comparado con el de la primera corrida. Aunque llegué en carro me pidieron boleta para dejarme pasar. Trataré de estar aquí mismo la próxima corrida", comentó, mientras le otorgaba aplausos a la lidia de Miguel Ángel Perera.
A diferencia del festejo previo, cuando se escucharon al menos cinco granadas de aturdimiento, que salían de los disturbios afuera, y que en los tendidos (gradas) se respondía con 'oooooole', esta vez los únicos vítores fueron por las faenas.
Sin duda, el ambiente caldeado de la reapertura de la Santamaría se tornó en sensaciones de seguridad y control durante el domingo.
No obstante, Felipe Negret, director del Consorcio Colombia Taurina, se mostró menos complacido con la asistencia, algo menos de dos tercios de la plaza llenos.
"Con lo de la reapertura a la gente le dio susto venir, nos hicieron daño tanto vandalismo y violencia, los aficionados estaban temerosos de que los pudieran agredir. Por lo menos se ve muy diferente, eso sí, el orden público esta vez", apuntó el empresario.
BOGOTÁ