Cerca de 52.000 taxis y 80.000 taxistas prestan un servicio cotidiano de gran importancia para los bogotanos. Así mismo, los taxistas se convierten, como sucede en muchas ciudades del mundo, en la cara de la ciudad ante los turistas que nos visitan.
Cotidianamente, los ciudadanos reportan con sus quejas, fotos y videos una situación preocupante en cuanto al cumplimiento de normas de tránsito, al trato al cliente y la accidentalidad por parte de este sector. Es así como en el 2015 los taxis estuvieron involucrados en cerca del 20 % de los siniestros de tránsito, en los que se generaron más de 2.000 heridos y 43 muertes. Adicionalmente, acciones de violencia contra conductores y usuarios de vehículos de transporte especial, injustificables así presten un servicio ilegal, han deteriorado aún más la imagen que tienen los bogotanos del servicio de taxi.
Sin embargo, un gran número de taxistas ejercen su profesión de manera ejemplar, sirviendo a cerca de medio millón de bogotanos cada día.
El desafío de transformar el servicio de taxi en una alternativa que genere confianza y que demuestre un proceso de mejora continuo exige un trabajo con todos los actores del gremio y con la ciudadanía. El alcalde Enrique Peñalosa busca reconstruir un servicio de taxi de calidad, en el cual el taxista sea un ejemplo en la vía. El primer paso para esto es contar con indicadores de calidad del servicio. Un viejo precepto gerencial plantea que no es posible mejorar lo que no se mide. Desde el inicio del año, la Secretaría de Movilidad evalúa cuatro indicadores a cada empresa de taxis: los siniestros viales, las quejas, las infracciones y el cumplimiento de la seguridad social para los taxistas. Las mejoras son incipientes hasta ahora, pero ya se cuenta con elementos que permitan a cada empresa tener bases para determinar metas de mejora de calidad. Las tarifas de taxi en Bogotá son bajas para el estándar de América Latina, y aun si se compara con otras ciudades colombianas. Sin embargo, un incremento tarifario importante en las condiciones actuales de organización no garantiza que haya una mejora de la calidad.
La propuesta que ha planteado el alcalde Peñalosa incluye dos partes: primero, que se genere un alza tarifaria mínima, ligada con la actualización de la canasta de insumos y la actualización de los parámetros de operación que no se han incrementado en los últimos dos años; segundo, que se contemple un factor adicional de calidad, de acuerdo con lo establecido en la resolución de actualización de tarifas de taxi de Mintransporte. Este factor solo se aplicaría cuando se tenga un mejoramiento real y sostenido del servicio. Se propone hacer seguimiento al indicador más importante y con la medición más confiable, el de siniestros de tránsito, como proxy de la mejora en la calidad.
Se propone una meta exigente a conductores, propietarios y empresarios de taxis: que se disminuyan en 20 % los siniestros de tránsito en la ciudad, para acceder al factor de calidad, esto medido cada tres meses. Los taxistas deberán entonces mejorar el servicio antes de poder acceder al pago de este factor. Este incentivo busca que haya una fuerte reorganización interna, mayores esfuerzos de capacitación y control de conductores, y una política de servicio al cliente ausente hasta ahora.
El costo social de la actual situación es insostenible para los bogotanos. La siniestralidad genera una pérdida anual equivalente a 1 punto del PIB de Bogotá, el tiempo perdido en múltiples choques simples es considerable. Conseguir una reducción tan importante de siniestros y la mejora de calidad asociada a este sería el inicio de la recuperación de la confianza en los taxistas bogotanos.
JUAN PABLO BOCAREJO
Secretario Distrital de Movilidad