“Este es mi rap: Observen esta foto, ella es Sara Sofía Galván, una pequeña de un año de edad que tristemente desapareció. Nadie sabe dónde está. Pueden mirar su foto, por favor, y ponerse las manos en el corazón, imagina que ella es tu hija y que no sabes si ella ya comió”.
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El dolor nacional por la desaparición de Sara Sofía Galván el pasado 15 de febrero de 2021 no solo ha movilizado a los ciudadanos que salen a las calles a repartir volantes con su fotografía sino a raperos como Kevin Nasevilla, quien compuso una canción inspirado en este caso.

Sara Sofía, niña desaparecida.
Archivo particular
Policía, Fiscalía, ciudadanía en redes sociales no han parado sus esfuerzos, quieren hallar a esta niña de solo 23 meses de edad, cuyo rastro desapareció estando bajo el cuidado de su madre biológica Carolina Galván.
La incertidumbre ha mantenido en vilo a Xiomara Galván, la tía de la niña, y quien la venía cuidando. Ella, confiando en su hermana, decidió hacer una excepción aquel 15 de enero de 2021. “Nunca imaginé que no la volvería a ver”.
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Sara Sofía nació el 30 de marzo de 2019, es decir, está a ocho días de cumplir dos años. Su llegada fue algo inesperada porque la familia se enteró tarde del embarazo y nunca se supo quién era su padre. Sin embargo, decidieron apoyarla. “Mi hermana estaba bien viviendo con nosotros pero para octubre del año pasado ella nos comunicó que se iba a donde una amiga”. Residen en una casa en el barrio Roma de Kennedy.
La noticia fue sorpresiva, finalmente tenía lo necesario y vivía con la familia de Xiomara: esposo, dos niños y suegra. Sin embargo, ellos notaban la falta de afecto de la madre hacia la niña. “Le costaba su rol de mamá. Yo solía reprocharle eso”. Había una razón de peso ; Xiomara y su hermana habían crecido sin la presencia de su madre, un dolor con el que cargaron toda su vida. “Mi papá y nuestra abuela paterna nos criaron”, contó.
Del padre de Sara Sofía lo único que contó Carolina es que se trató de una relación de una noche y que cuando le contó que estaba en embarazo desapareció.
Con todos estos antecedentes, Carolina es una joven desubicada que poco o nada sabía sobre qué iba a hacer de su vida. Por eso cuando se fue dejó a su hija. En el jardín donde cuidaban a la pequeña ya se habían percatado del descuido con el que la madre trataba a la menor, sentían tristeza por el evidente abandono.
Para enero de 2021, Carolina vuelve a su hogar con la intención de ver a la niña. “A ella nunca se le prohibió verla, ni entrar a la casa. De hecho, el 8 de ese mes la llevó al parque y la volvió a traer. La bebé se ponía contenta, en medio de todo adoraba a su mamá y se quedaba en un mar de lágrimas cuando se iba”, contó Xiomara.
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La bebé se ponía contenta, en medio de todo adoraba a su mamá y se quedaba en un mar de lágrimas cuando se iba
Siete días después regresa, esta vez con la petición de quedarse con la niña el fin de semana. Le cuenta a su familia que está viviendo en una casa con tres niños y una niña. “Me cogió trabajando y aunque le pedí la dirección, me salió con que no se la sabía”.
Xiomara se enteró que con quien vivía era Nilson Díaz y que, supuestamente, los cuatro niños con quienes residía eran sus hijos y que estos habían sido abandonados por su madre biológica. En definitiva, no era el escenario soñado para una niña. “El 23 de enero me llamó por última vez y me dijo que se iba a quedar con Sara Sofía”.
Cuatro días después Carolina apareció diciendo que una señora estaba cuidando a la bebé y que la recogería al finalizar la jornada tras días de responder con evasivas los cuestionamientos de su familia.
Un incidente sorprendió aún más a la familia. Cuando se dirigieron al jardín infantil de la niña les dijeron que Carolina y Nilson habían ido el 29 de enero a reclamar el bono de la menor pero que la niña no estaba con ellos. “En ese momento me desesperé porque sabía que no podía poner una denuncia, se la había llevado su mamá”. Nadie entendería el contexto. Llegó febrero y la angustia se incrementaba. Xiomara llamaba a su hermana pero no contestaba. “El 18 de febrero me llama una señora de nombre Marisela”. La versión de esta mujer la deja consternada.
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Marisela es una mujer venezolana que ha vivido de su trabajo como vendedora ambulante de la puerta siete de Corabastos en Kennedy. Le contó a Xiomara que se había ganado la confianza de Carolina desde que la joven llegó al sector e, inexperta, comenzó a prostituirse, aparentemente, llevada por el hombre con quien convivía. Mientras le compraba un dulce se hicieron amigas.
Sin saberlo se había convertido en una testigo clave de este caso. “Me dijo que Carolina le contó que se le había muerto una niña. Me sorprendía su tranquilidad. A mí se me murió un nieto y ese es un dolor muy grande”.
Por ella Xiomara se enteró de que la niña pasó por días de llanto e insomnio y que a veces se negaba a comer apretando sus labios. “Me contó que el 28 de enero le dio a comer lentejas al almuerzo y que luego se quedó dormida. Que tres horas después la niña no despertaba y que la vio morada. La bebé había muerto”.
Tras declaraciones en la audiencia se cree que eso pudo haber ocurrido en un pagadiario que Nilson le pagó a Carolina tras ser expulsada por la dueña de la casa en donde vivía el hombre.
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Líderes barriales de Patio una campaña de volanteo para obtener información sobre el paradero de Sara Sofía Galván.
César Melgarejo.
Supuestamente el miedo de la pareja para afrontar su muerte y por ende a las autoridades llevó a Carolina y a Nilson a meter el pequeño cuerpo dentro de una bolsa y una caja para ser arrojado al río Tunjuelito en los límites entre Bosa y Kennedy. “Ella siempre contaba que todo lo había hecho con Nilson”, dijo Marisela.
Según la testigo, entre la pareja se selló una especie de pacto de complicidad. Carolina era obligada a trabajar y a llevar todo lo que producía a su pareja y este a callar lo que había sucedido. “Pero todo esto me suena raro, no le veía a Carolina tanta maldad como para hacer eso”, agregó la mujer, quien contó que Nilson seguía a Carolina, que le prohibía hablar con las personas, como si la manipulara. “Fue muy triste enterarme de que mi hermana estaba vendiendo su cuerpo. No lo podía creer”, contó Xiomara.
Y es que antes de que el caso de Sofía fuera mediático Xiomara había tenido que investigar sobre su paradero por su propia cuenta. Así fue que conoció a Nilson, la extraña pareja de su hermana. “Él me contó que había trabajado en temas de prostitución con mujeres y que se había retirado cuando tuvo que cuidar a sus hijos hace cinco años”. Él también le confirmó que Carolina era trabajadora sexual en los alrededores de Corabastos.
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Con todos esos datos, Xiomara buscó por cielo y tierra a su hermana. Cuando la halló logró llevarla al CAI de Patio Bonito en donde escuchó en boca de su hermana la misma versión, que la niña había muerto tres horas después de haber comido y dormido. Ese mismo día en compañía de los policías recorrieron por primera vez la ribera del río sin encontrar rastro alguno de la menor. “Xiomara perdóneme, solo quería demostrarle que podía hacerme cargo de la niña”, le dijo esposada.
Otra es la versión de Nilson. Siempre sostuvo no saber nada de la niña y tener miedo de que los medios se enteraran de lo ocurrido. Solía decir que le reclamaba a Carolina por llevarle a Sara Sofía argumentando que él no tenía dinero ni tiempo para cuidarla, pero su testimonio ha quedado en entredicho, tanto, que hoy está en la cárcel, lo mismo que Carolina.
La Fiscalía General de la Nación, a través de un fiscal de la Dirección Seccional de Bogotá, obtuvo medida de aseguramiento en centro carcelario para Carolina y Nilson, tras imputarlos como presuntos responsables del delito de desaparición forzada agravado, cargo que ninguno aceptó.
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Carolina Galván y Nilsón fueron enviados a la cárcel.
Policía Metropolitana de Bogotá
En la investigación se evidenció que este hombre tendría conocimiento de lo que realmente ocurrió con la pequeña, en virtud de lo cual, la mujer supuestamente debía entregarle todo el dinero producto de su trabajo. En futuras audiencias la defensa de las partes entrarán a mostrar evidencias que den pistas de lo que pasó realmente.
Hoy sigue la búsqueda en la ladera del río Tunjuelito, hombres arriesgan sus vidas en las frías aguas, drones buscan rastros del cuerpo de la pequeña, una caja, una cobija, algo, y otros miles mantienen la esperanza de que todo sea una mentira y que la pequeña de ojos hermosos esté viva.
CAROL MALAVER
SUBEDITORA BOGOTÁ
Escríbanos a carmal@eltiempo.com
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