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Bogotá

Ni el regreso a clases salvó las finanzas de las rutas escolares

Regreso a clases presenciales en colegios y jardines con alternancia

Regreso a clases presenciales en colegios y jardines con alternancia

Foto:César Melgarejo

Estas son las cuentas en rojo del transporte escolar en Bogotá.

Mi vecino y su esposa vivían de su ruta escolar: él era el conductor y ella, la monitora. Desde que los conozco, en 2012, salían todos los días, a las 5 de la mañana a trabajar y regresaban al final de la tarde. Cuando empezó la pandemia y cerraron los colegios, se quedaron sin esa fuente de empleo.
Vino entonces el plan B. Compraron otro vehículo y trataron de funcionar como transporte especial: se ofrecieron a llevar a los vecinos del barrio a sus trabajos. Pero, entre permisos y otros asuntos, esa opción tampoco despegó.
Hace un par de semanas tocaron a la puerta: estaban vendiendo productos de aseo por catálogo. El plan C.
Ellos son el reflejo del impacto al sector de transporte escolar en Bogotá. Según cifras de la Asociación Colombiana de Transporte Terrestre Automotor Especial (Acoltés), Bogotá tiene 331 empresas del sector de transporte especial que movían 16.737 vehículos, un 70 por ciento de la industria se dedicaba al transporte escolar.
Se estima que allí, en esas vans, busetones y buses se generaban unos 68.000 empleos directos (conductores de varios turnos) y 49.000 indirectos (monitoras, coordinadores de movilidad en los colegios, etc.). Todos ellos están en el limbo desde marzo de 2020, cuando el virus del covid-19 hizo cerrar los colegios, dejar los vehículos en los parqueaderos y mandó a los empleados a casa con un dolor de cabeza que venía de antes del virus.
Las empresas se prepararon para 2020 con un crecimiento por encima del 4 por ciento, como lo daban las estadísticas macroeconómicas. Veníamos de un proceso con créditos de los propietarios para activar la industria automotriz con nuevos vehículos”, explica Lupoani Sánchez, presidente de Acoltés, y concluye: la pandemia los agarró endeudados. Poco a poco se fueron activando algunos sectores, como turismo y transporte de empleados y personal de salud, pero sigue sin ser suficiente. “Cada mes, las empresas han perdido casi 135.000 millones de pesos. En el año fueron casi 1,2 billones de pesos”, anotó.
A la deuda que algunos ya traían encima, se sumó que la mayoría no pudo acceder a los auxilios del Gobierno Nacional destinados al sector transporte. Según detalla Sánchez, el gremio de transporte especial no tenía la calificación que pedían los bancos y las empresas tampoco tenían el músculo financiero suficiente para dar garantías de pago.
Después de todo, las cifras indican que el 87 por ciento de los vehículos de Bogotá son de propiedad individual y el 13 por ciento de las empresas. Los indicadores también arrojan que el 40 por ciento de las empresas de transporte especial son micro y que 27 por ciento, pequeñas. “La mayoría tienen un vehículo como su único patrimonio y de él vive toda la familia. No hay músculo financiero”, insiste.
Al coctel de dificultades se sumaron, además, problemas que ya acarreaba el sector. “Había una guerra de tarifas: cuánto cobra mi vecino para yo cobrar por debajo. Al entrar a competir para las contrataciones del Estado bajaban y bajaban las tarifas para quedarse con los contratos. Y con los colegios pasaba similar, algunos salen a negociar quién entrega el servicio por el menor costo. En esa guerra de tarifas el transportador estaba trabajando por lo mínimo posible”, detalla Sánchez.

Regreso a clases tampoco fue un alivio

Con este panorama, los transportadores escolares llegaron a 2021, un año que promete la reactivación gradual del sector escolar: una especie de luz al final del camino. Sin embargo, para algunos ya era tarde. “Estimamos que entre el 10 y el 20 por ciento de las empresas no van a volver a salir”, advierte Sánchez. Entre esos está mi vecino: la van ya no está en el parqueadero, seguramente nunca volverá. 
Y los que sobrevivieron se enfrentaron a invertir en bioseguridad con el poco dinero que les quedara o, quizá, con préstamos de familiares o de otras fuentes que no fueran los bancos. Acoltés ha reportado que dentro de los protocolos se exige gel, hojas de control, termómetro digital, tapabocas, guantes, señalización, productos de desinfección, cambio de tapetes, retirar las cortinas, mejoras en ventilación, capacitar a los conductores y monitores. En resumen, más plata. 
Cuando ya tuvieron todo eso, se 'echaron otro costal encima': trabajar con el 100 por ciento de los costos, pero con menos del 70 por ciento de los ingresos. Los protocolos exigen distanciamiento, es decir, menos niños en las rutas.
Lo lógico en el negocio sería aumentar las tarifas a los padres: pero la directriz ha sido no hacerlo. Después de todo, la crisis económica también afectó a las familias. Algunos han optado por llevar sus niños ellos mismos al colegio y, los pocos que han aceptado enviarlos al colegio y pagar la ruta, lo hacen con gran esfuerzo. 
“No podemos decirle al padre que le vamos a incrementar el 20 por ciento del precio", sostiene Sánchez quien, en cambio, envía otro mensaje, "les decimos a los padres que confíen en nosotros. Llevamos vida. No importa que estemos por debajo de los ingresos. Lo importante es que los niños regresen al colegio”, dice Sánchez, pero reconoce que la reactivación va muy despacio: “No hemos sacado a rodar ni el 20 por ciento de los vehículos”.

Estamos invirtiendo en confianza para que los niños regresen al colegio

Mientras el sector 'prende motores', Acoltés espera que la nueva línea de créditos para el transporte, estimada en 715 mil millones de pesos, sí llegue a las rutas. "Si no hay una medida del Gobierno para que nos entreguen los créditos, ese monto va a llegar a las grandes empresas de transporte de todo lo demás", dice Sánchez. Espera, de otro lado, que el Distrito o la Nación dé un nuevo auxilio a la nómina. 
Incluso, el gremio le ha solicitado formalmente al Ministerio de Salud que los empleados del sector de transporte escolar sea incluido en la primera fase se vacunación, para sumar confianza en los padres. "Si no estamos vacunados, ese colegio y el padre van a decir 'no están vacunados, ¿cómo les voy a entregar los niños?", indica Sánchez.  
ANA PUENTES
En Twitter: @soypuentes
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