La prohibición del parrillero, que el lunes pasado generó las movilizaciones de motociclistas que bloquearon la ciudad y obligaron a miles de bogotanos a caminar en la noche para regresar a sus casas, no sería una solución de fondo para los problemas de seguridad.
Así lo consideraron tres expertos que en un live en ELTIEMPO.COM analizaron la prohibición del parrillero, medida que se aplicará de jueves a sábado, entre las 7 p. m. y las 4 a. m., y rechazaron las vías de hecho de grupos de motociclistas que, por su propio interés, bloquearon toda una ciudad.
Los expertos aseguraron que la medida está enviando un mensaje errado y estigmatiza a sectores de la población, en su mayoría de ingresos medio y bajo, que utilizan la moto como el vehículo familiar o para sus actividades económicas.
Ómar Oróstegui, director de Futuros Urbanos, consideró que a la luz de las cifras no son las motos las que más están vinculadas con delitos como el hurto y que hay que diferenciar la inseguridad ciudadana y el comportamiento vial de los motociclistas (son el 38 % de los fallecidos en incidentes de tránsito y responsables del 43 % de los peatones muertos).
“El 15 por ciento de hurtos en vía pública se cometen en motocicleta, 9 por ciento por el conductor y 6 por ciento por el parrillero. En el 70 por ciento de los hurtos, el delincuente se moviliza a pie”, recordó Oróstegui, e insistió en que, por ejemplo, en 2020 se cometieron más delitos en bicicleta que en moto.
En cuanto a los homicidios en la modalidad de sicariato, el analista señaló que estos representan el 40 por ciento, de los cuales en la mitad de los casos está involucrada una moto, y dijo que el sicario es un asesino a sueldo que puede movilizarse en carro o a pie.
Eduard Fernando Martínez González, economista y candidato a doctor en Economía de la Universidad de los Andes, señaló que si existe la posibilidad de que el crimen se movilice a otras zonas y otros horarios, el efecto de las restricciones de la motocicleta “es nulo”, pero sí tendría un costo social para el segmento de la población de ingresos medios y bajos.
“Creería que es una medida innecesaria”, afirmó Martínez, autor de una investigación sobre los efectos de las restricciones de la motocicleta en el crimen en Colombia. “Hay intervenciones focalizadas en lugares y en comportamientos de alto riesgo que ya se han probado y que funcionan”.
Darío Hidalgo, investigador en movilidad y profesor de la Javeriana, coincidió con los otros dos expertos respecto a que con la prohibición del parrillero “no vamos a solucionar los problemas de seguridad; parece más bien una acción de la Administración por mostrar que se está actuando”.
Hidalgo rechazó el “comportamiento inadecuado” de los motociclistas que paralizaron la ciudad y dijo que “está muy mal que un grupo de motociclistas, siempre que se insinúe o se trabaje buscando medidas para mejorar la calidad de vida de los bogotanos, termine afectándola de manera grave”.
REDACCIÓN BOGOTÁ
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