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Bogotá

Duros testimonios de más víctimas de profesor acusado de abuso

Esta casa, en la calle 17A sur n.º 29-40 y en donde habrían ocurrido gran parte de los abusos sexuales contra las alumnas, fue empapelada por las víctimas de los abusos y sus familias.

Esta casa, en la calle 17A sur n.º 29-40 y en donde habrían ocurrido gran parte de los abusos sexuales contra las alumnas, fue empapelada por las víctimas de los abusos y sus familias.

Foto:Archivo particular

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No es hora de callar

Tenía una fundación a la que llevaba alumnas que, años después, denunciaron violaciones. 

carol malaver
Camila* es una de las nuevas víctimas de los vejámenes del profesor del Distrito Helman Berrío Ramírez. EL TIEMPO ya había publicado una primera historia de cómo habrían ocurrido los abusos, pero con el tiempo más mujeres se han atrevido a denunciar. Todas cayeron siendo menores de edad, hace unos diez años.
Para cometer toda clase de actos abusivos, este docente tenía como fachada una fundación de danzas en el sur de Bogotá, cuyas actividades iban desde los ensayos hasta presentaciones en público.
De solo trece años, Camila cuenta que ingresó al colegio público a cursar grado séptimo. “En el 2002 el profesor era Helman y nos convocó, con mi amiga Sofía*, a hacer parte de un grupo de danzas y ensayar los días sábados. Comenzamos a ir y luego nos invitó a ensayos personalizados”.
En el primer piso había una sala grande que se extendía hasta un garaje; en las paredes, un cuadro con imágenes de mujeres. Todo era macabro. En el segundo piso había luces rojas, imágenes de yoga, un espejo, esencias. Las mujeres indefensas recuerdan un tapete rojo cuyas fibras laceraban sus pies. Todo está documentado por el abogado de las víctimas, Alexánder Rogelis, quien habló con EL TIEMPO.
Camila, de hecho, también recordó la misma habitación, la del segundo piso de esa casa, terminando las escaleras. En un escritorio tenía un computador, desde allí ponía la música. Solía estar con su esposa. “Un día me dijo que me acostara en el piso y que me comenzara a quitar la ropa con la excusa de liberar mis emociones. Luego, cada ocho días, me hacía lo mismo y, desnuda, me pedía que me sentara en sus piernas. Él hacía lo que quería conmigo. Yo no sabía que eso estaba mal”.

Pasó en el salón donde se guardaban los instrumentos deportivos. A mi amiga y a mí nos tocaba todo el cuerpo y nos obligaba a tener sexo en su presencia

Para manipular a sus víctimas les decía que eran técnicas para canalizar la energía sexual y que servía para brillar en el escenario y bailar mejor. Sabía manejar la psicología de las niñas.
A veces invitaba a su esposa a los ensayos y le pedía que las besara. “Yo me sentí muy incómoda, era una niña, pero él siempre inventaba cosas con la energía”.
Para el 2003 esta niña siguió siendo abusada por el profesor, pero dentro de las instalaciones del colegio. “Pasó en el salón donde se guardaban los instrumentos deportivos. A mi amiga y a mí nos tocaba todo el cuerpo y nos obligaba a tener sexo en su presencia”.
Pero, como si eso no fuera suficiente, este docente acabó con toda la niñez de Camila. “Un día fui citada a un ensayo y este tipo abusó de mí, me quitó la virginidad. Ese día sufrí mucho, me enfermé. Siempre había imaginado ese momento con alguien de mi edad, especial, y él dañó todo. Nos decía que los novios eran malos porque acababan la energía sexual”.
Para el año 2005, cuando Camila tenía 15 años y el grupo ya había tenido varios reconocimientos y premios, los abusos continuaban. “Siempre me citaba con más amigas y nos hacía poner cosas extrañas en nuestros cuerpos. Para el 2006 ya no aguanté más, comencé a comprender muchas cosas y decidí no seguir en el grupo, quería estar sola. Llevaba años sintiéndome mal. Fui una víctima”.
Este hombre les decía a las jóvenes que todos los cuerpos humanos tenían unos tantras y que para activarlos debían realizar ciertos actos; de hecho, se ufanaba de haber escrito un libro sobre el tema. Las niñas, en medio de su inocencia, le obedecían. Muchas cargaron con ese peso por años hasta que ya adultas tuvieron la fortaleza de denunciar.

¿Por qué denuncias tardías?

La respuesta es solo una: miedo. Estas niñas fueron sometidas a vejámenes inimaginables y hoy solo piden justicia. “Él nos hacía muchas cosas malas, nos grababa y después guardaba ese material en discos duros. También nos mostraba videos de mujeres y de maltrato a animales, asquerosos, y nos hacía llevar hielos, flores y otras cosas. Decía que tenían que tener contacto con todos los seres vivientes”, contó otro grupo de cuatro niñas. Estas jóvenes fueron abusadas entre el 2003 y el 2006.
Todas las escenas están vivas y duelen, a veces se tornan difusas. “Recuerdo mucho dolor de estómago, que había días en que me sentía muy mal, y que ese señor me decía que era normal, que tenía que expulsar todo lo que tenía adentro”.
Los abusos no fueron solo sexuales. Algunas de sus alumnas contaron que las hacía bailar en comparsas del Distrito en condiciones inhumanas. “A veces teníamos ampollados los pies y a él no le importaba. Nos pagaba de a 20.000 pesos”. Las víctimas señalan que en una ocasión las hizo viajar a la Costa y las obligó a todas a quedarse en un cuarto. “Él y la esposa nos tocaban sin recato y nos hacían ver cómo ellos tenían relaciones sexuales con otras compañeras. En otras ocasiones me llevaron al salón de danzas de otro colegio; allá, la esposa del profesor y otro desconocido abusaron de mí”.

Todo esto ocurrió durante tres años. Él se aprovechó de su poder como profesor. Sé que lo mismo les pasó a muchas más mujeres

Muchas de estas niñas se enfermaban, y cuando eso pasaba las apartaban de las otras alumnas como si ellas fueran las culpables. “Todo esto ocurrió durante tres años. Él se aprovechó de su poder como profesor. Sé que lo mismo les pasó a muchas más mujeres”. Incluso las víctimas señalan que el docente las utilizaba para captar a otras niñas con el propósito de grabarlas y luego mostrarles el material pornográfico, que guardaba en un disco duro negro y en diferentes USB. La manipulación era tal que algunas de ellas se enamoraban de él. Lo lograba celebrándoles sus cumpleaños, nombrándolas como líderes de grupos de baile o invitándolas a comer.
A otra joven vulnerada, cuando participaba en talleres grupales, le decía que era una persona muy talentosa y que se podía destacar en danzas. “Me empezó a citar a clases individuales en un cuarto oscuro que él tenía en el segundo piso. Empezamos a danzar y poco a poco me pedía que me pusiera una falda de tela sin ropa interior argumentando que eso reflejaba seguridad en mí”.
Otro día la citó con otra estudiante y le pidió que se desnudara en frente de ella y que le diera besos. “Recuerdo que eso fue muy chocante. Pero lo asimilé como algo normal y lo seguí haciendo, pero las cosas seguían escalando, me pedía más y más cosas, como ingresar al grupo de los cuatro elementos: agua, fuego, tierra y aire. Éramos cuatro niñas a quienes hacía entrar a esa habitación, nos hacía hacer cosas y él y su esposa nos grababan. Luego, él logró su cometido, me violó”. Esta joven ha tenido ayuda psicológica, pero su trauma fue tan profundo que solo en este momento se atrevió a denunciar.
Las jóvenes que denuncian hoy este caso saben que hay muchas más víctimas. “De algunas hemos logrado su contacto en redes, sabemos sus nombres, que fueron víctimas porque las recordamos saliendo de la habitación oscura con caras de susto, pero sabemos que no va a ser fácil que ellas cuenten todo lo que les pasó. A ellas les decimos que ya no estamos solas”.
Ante las denuncias por la comisión de actos de violencia sexual por un docente en contra de estudiantes de un colegio oficial de la ciudad, la Secretaría de Educación del Distrito (SED) rechazó rotundamente cualquier tipo de violencia. La entidad colaborará con las autoridades para que se tomen las medidas necesarias, encaminadas a investigar y sancionar a los responsables.
La entidad separó de las actividades curriculares lectivas al docente implicado mientras se define su situación disciplinaria y penal.
Hoy, este profesor tiene orden de captura emitida por la Fiscalía General de la Nación, pero huyó sin dejar rastro, hasta el momento.

Si usted es niña o mujer y víctima de violencias...

Sepa que si usted es víctima de agresiones como mujer, puede recibir orientación psicológica y jurídica de manera gratuita con la Secretaría de la Mujer.
Las líneas de atención son:
Línea Púrpura: (+57) 018000112137
WhatsApp (+57) 3007551846
Correo: lpurpura@sdmujer.gov.co
CAROL MALAVER 
carol malaver
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