Bogotá se prepara para regresar a clases, de manera gradual y voluntaria, en el modelo de alternancia. El lunes 8 de febrero comenzarán activar su presencialidad los colegios privados; y el 15 de febrero, los colegios públicos.
EL TIEMPO conversó con la Secretaria de Educación, Edna Bonilla, para resolver las dudas de este retorno.
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¿Ya estamos listos? ¿Qué significa estar listos?Bogotá ha implementado un modelo desde 2020. Esto no es algo que uno implemente en 15 días.
Ya estamos listos. Hemos trabajado para que hoy tengamos 915 instituciones registradas y todos sus protocolos para la reapertura: de esas, 123 son colegios públicos. Nos han dicho que no solo tienen los protocolos, sino estrategias de flexibiliziación.
Nos vamos a enfrentar primero a la decisión de si enviar o no a los niños: no es obligatorio. Lo primero es tomar la decisión en familia y escuchar al niño.
Luego, vamos a encontrar colegios demarcados cumpliendo dos metros de distancia, colegios con protocolos. Nos vamos a encontrar con una nueva realidad.
En Bogotá hicimos unas pruebas pilotos. ¿Qué aprendimos? Que era muy importante contar con la capacidad del colegio más que con un aforo determinado.
Hoy sabemos que la ventilación es muy importante, que el distanciamiento de los dos metros en fundamental.
Entonces, en los jardines infantiles y colegios pedimos garantizar los dos metros de distancia. Entonces, cuando medimos en un salón, vemos cuántos niños pueden caber.
La educación en el 2021 no va a ser como en el 2019, pero tampoco como en el 2020. No todos los niños van a poder estar de manera simultánea. La idea nuestra es que en los colegios privilegiemos la educación inicial, por muchas razones. Sobretodo pedagógicas y de salud emocional.
Aforo en las universidades sí va a haber aforo de máximo el 35 %. Alrededor de un millón de personas están vinculadas a las universidades: estas personas usan más el transporte público y tienen muchas más interacciones. Por eso se hace el aforo.
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Teniendo en cuenta que los maestros deberán atender a los niños de la presencialidad y los de la no presencialidad... ¿en el sector público hay suficientes maestros para atender eso?Tengo gratitud para con los maestros y las maestras. Hay un contenido estandarizado y en algún momento el estudiante va a tener como referente al maestro, en otros momentos va a tener la guía: es lo que algunos llaman clases sincrónicas o clases asincrónicas.
Sabemos que los maestros van a tener que resignificar la tarea y recurrir a esas estrategias. El maestro seguramente no podrá estar pendiente de lo que los niños hagan en la casa...
Tenemos protocolos para el cierre. Pero hay que tener una claridad: no todos los casos se manejan de la misma manera.
Es muy diferente que se contagie de covid-19 un niño que casi no salía de su salón a un profesor que rotaba por distintos salones.
La Secretaría de Salud hará el testeo y tenemos protocolos para definir si se cierra un salón o todo el colegio. Depende de quién sea el contagiado: si el contagiado es un niño, se revisa el curso. Pero si, por ejemplo, un profesor que rota se contagia, lo mejor es cerrar es el colegio.
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Si como papá veo una falla en los protocolos, ¿dónde me comunico para que se corrija?Inspección, vigilancia y control de la Secretaría de Educación va estar pendiente. Las direcciones locales las estamos fortaleciendo para que, una vez la familia nos informe eso, lo podamos revisar.
Hay niños con problemas de conectividad... ¿en el sector público ese es un criterio para que los niños vuelvan al colegio?Es otro criterio. Yo no quiero desconocer la importancia de la virtualidad, pero eso no reemplaza la educación.
Es un elemento muy poderoso, pero tenemos que tratar de beneficiar a aquellos que necesitan la presencialidad porque no tienen acceso a la virtualidad.
Los bonos y las canastas van a seguir funcionando en los primeros meses mientras nos acomodamos.
Aprendimos que los mayores contagios se dan cuando usted se quita el tapabocas. Como (el refrigerio) es ese espacio de integración, vamos a mantener el bono.
Queremos migrar al refrigerio, pero lo vamos a hacer de manera gradual.
El mensaje es no entremos al 100 % en todo como era antes, porque podemos trabajar. Vamos despacio.
Cuando usted determina un número de niños, automáticamente sabe cuántos va a transportar. Va a ser clave la ventilación.
¿Cambiarán los horarios?Depende de las instituciones. En los colegios públicos la recomendación es reducir la jornada para que cuando salga la mañana, no se cruce con la tarde y evitemos aglomeraciones.
¿Se hará prueba PCR antes de iniciar clases?Por ahora no lo tenemos contemplado. Si hay alguna circunstancia, lo haremos con la Secretaría de Salud.
Ustedes hicieron una compra de tapabocas de tela para los alumnos, ¿pero eso entra en conflicto con la nueva recomendación de usar tapabocas quirúrgico?El tapabocas quirúrgico, como dice el decreto, se recomienda para las personas de mayor nivel de exposición y de vulnerabilidad.
Para los niños compramos 1'753.250 tapabocas de tela y lavables, porque ellos no forman parte de ese grupo de mayor vulnerabilidad.
Para los maestros, además del tapabocas, compramos careta.
Esperaríamos completar nuestro plan en un término de dos meses,
Insisto, hay otros colegios que pueden avanzar más porque tienen las instalaciones.
La única certeza que tenemos es la incertidumbre. Vamos a ir aprendiendo, pero ¿qué puede pasar en dos meses? No sé.
Lo que esperaría es que como sociedad privilegiemos la educación: que los colegios no sean los primeros en cerrar y los últimos en abrir.
BOGOTÁ