En alerta máxima se encuentran las autoridades en Bogotá ante la amenaza de que se presenten otra vez sabotajes y ataques al sistema de transporte TransMilenio. El miércoles más de 500 nuevos policías fueron dispuestos para reforzar la seguridad en los puntos más neurálgicos y garantizar así la tranquilidad y la movilidad de los ciudadanos.
Al mismo tiempo, hay tres fiscales asignados de forma exclusiva para judicializar a los vándalos y delincuentes que pretendan afectar el normal funcionamiento del servicio y, en general, contra aquellos que afecten los derechos de los pasajeros que se transportan en ese sistema masivo.
Las decisiones se tomaron luego de informaciones que señalan que hay grupos organizados que están preparando acciones en contra de los buses rojos y sobre las troncales, con el fin de generar caos entre los ciudadanos y congestión vial en algunos puntos claves del sur y el norte de la ciudad.
También hay alerta ante la posibilidad de que grupos al margen de la ley estén infiltrados tratando de generar un impacto negativo en la ciudad.
Todas estas medias se tomaron debido a que entre las autoridades de Bogotá todavía hay dudas de quienes están detrás de estas acciones, pues por lo que se vio el martes, muchos llegaron con morrales cargados de piedras, otros se acostaron sobre las troncales para evitar la circulación de los buses articulados y también aparecieron personas con carteles que fueron diseñados con anterioridad.
Todas estas acciones, que incluso se presentaron antes de entrar en operación el sistema, el pasado martes a las 4 a. m. en las estaciones San Mateo y León XIII de Soacha, y en el portal Sur en Bogotá, dejaron más de 236.000 pasajeros del sur de la ciudad afectados por los bloqueos, 32 buses averiados y varios vidrios de la estación Sevillana rotos.