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Bogotá

Quince mandamientos capitales / Voy y Vuelvo

Ciuda Bolívar

Ciuda Bolívar

Foto:Diana Sánchez / AFP

Son quince –no diez–, porque nos hace falta todo un catálogo de buenas prácticas con la ciudad.

Ernesto Cortes
La Semana Santa siempre será el motivo esencial que nos permita reunir nuestras culpas, nuestras metidas de pata, nuestros desaciertos para hallar la mejor manera de expiarlos en el futuro.
A nivel personal y familiar seguramente tendremos muchos: los rifirrafes con la pareja, los desencuentros con los hijos, la pelotera con los hermanos, las intrigas con el vecino, las malquerencias con el mismo vecino, los malentendidos con el amigo y más. Y sé que muchos habremos orado para superar, aunque sea, una mínima parte de todo esto a fin de estar en paz con aquellos que forman parte esencial de nuestras vidas.
A propósito de estos temas, decía Antanas Mockus, el exalcalde de Bogotá, en alusión al fallo judicial que lo podría dejar sin curul en el Congreso, que “no alimentar rabias” constituía uno de los retos de su vida, es decir, que por muy adversas que pudieran llegar a ser las cosas, el odio y el resentimiento no pueden gobernar nuestras relaciones presentes ni futuras. Ni siquiera con aquellos que nos infligieron algún tipo de daño.
Más bien, se debe aprender de lo malo para sacar lo bueno que habita en nosotros. La frase es de esas máximas de vida que si la adoptáramos como parte de nuestras oraciones diarias, sin duda, nos haría mejores ciudadanos.
Aprovechando este domingo de resurrección y estas reflexiones, he querido echar mano de esa especie de sanación colectiva a la que nos sometemos cada año por esta época para sugerir una lista de quince mandamientos con la ciudad que, bien aplicados, podrían mantenernos en paz con ella y con nosotros mismos.
Y son quince –no diez, como los que enseñó Moisés al pueblo de Israel–, porque a los bogotanos y no bogotanos nos hace falta todo un catálogo de buenas prácticas con la ciudad. No pretenden ser una guía espiritual, ni mucho menos, sino simples recomendaciones inspiradas en ese bello pasaje bíblico que no permite que nuestras vidas se desboquen. Pues bien, nosotros tampoco deberíamos permitir que la ciudad se desbocara por culpa de nuestra falta de atención y compromiso.
Aquí van, para que reflexionemos:
1. Amar y respetar a la ciudad que te acoge.
2. No prometerle nada que no le vayas a cumplir, sobre todo si se es candidato.
3. Festejar a todo momento sin incomodar al vecino… y sin provocar a la Policía.
4. Honrar a Monserrate y Guadalupe.
5. ¡No matar, por Dios, no matar! Ni en la calle ni en la casa ni por una bici.
6. No confundir actos de amor en un centro comercial con actos impuros en un parque y en carro oficial.
7. No robarle a la ciudad —y menos si se es empleado público— ni quedarse con lo del pasaje de TransMilenio.
8. No mentir diciendo que se acabarán los trancones, los ambulantes, la valorización, Uber, los bicitaxis a motor y los SITP provisionales.
9. No tener pensamientos ni frases impuras con Bogotá, como esa de que “la ciudad está invivible”, dicha desde un cómodo apartamento en Miami.
10. No codiciar (por salud mental) bienes ajenos, como el reguetón o la champeta. Ni desear aquello que no se puede alcanzar, como una alcaldía, por ejemplo.
11. No caer en la tentación del MIC: el meimportaunculismo que nos vuelve indiferentes y hasta cómplices de las barbaries que se cometen contra Bogotá.
12. No desear la ciudad del prójimo. Ni el metro del prójimo. Ni el mar del prójimo. Ni el calor del prójimo. Para eso tenemos nuestras montañas, nuestro frío y nuestra bruma.
13. No se puede ser infiel con la ciudad. Si aquí has echado raíces o has sido adoptado por ella, ese vínculo no lo rompe ni el encanto de unas murallas ni la soberbia de unos arrieros.
14. No levantes falsos testimonios contra Bogotá. Y mucho menos si te la robaste en una alcaldía, no hiciste nada para mejorarla o te encuentras en trance de campaña.
15. Por último, honra a Bogotá con el buen comportamiento, las buenas acciones y la buena energía. La necesitamos.
¿Es mi impresión o… los comerciantes del centro, de Chapinero y de otras zonas muy concurridas le están haciendo conejo al nuevo esquema de aseo? ¿No hay sanción para ellos?
ERNESTO CORTÉS FIERRO
EDITOR JEFE EL TIEMPO
Ernesto Cortes
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