Aunque Bogotá tiene el pie de fuerza de policía más bajo de todas las capitales del país, 234 policías por cada 100.000 habitantes, gracias a la vigilancia de los puntos calientes del crimen se logró optimizar el trabajo de los uniformados, lo que redujo en un 20 por ciento la inseguridad en esos lugares.
Esa fue una de las conclusiones que este lunes dejó la entrega de los resultados de la evaluación experimental que realizaron sobre esta estrategia del Distrito la organización Innovations for Poverty Action (IPA) en Colombia y el Centro de Estudios de Seguridad y Drogas (Cesed) de la Universidad de los Andes, que financió el Banco de Desarrollo de América Latina, entre otros.
El resultado se obtuvo teniendo en cuenta los registros de delitos en los puntos calientes y una encuesta de percepción a 24.000 personas que residen o circulan frecuentemente por esos lugares.
Aunque en la presentación no se revelaron las cifras netas de criminalidad, se indicó que el homicidio se redujo un 6 por ciento; las lesiones personas, un 16,5 por ciento; el hurto a personas, un 3,1 por ciento; el de residencias, un 7 por ciento y el de comercio, un 30 por ciento, luego de que la Alcaldía Mayor implementará, en el 2016, el aumento de los patrullajes policiales en 750 de los 2.000 puntos del crimen en la ciudad que identificó el Distrito analizando la georreferenciación del delito que llevaba la Policía Metropolitana de Bogotá.
“La clave del éxito fue hacer mejor uso del tiempo en los patrullajes, ya que se incrementó la vigilancia en las calles que más crimen registraban”, explicó Santiago Tobón, investigador del Cesed.
Además, en algunos de estos puntos se realizaron intervenciones, como la instalación de postes de iluminación o la recuperación de los mismos y jornadas de aseo, que tuvieron repercusión en la seguridad de estos lugares.
“Cuando se combina el trabajo policial con el de los servicios distritales, hay una caída del 20 por ciento”, indicó Tobón.
Precisamente, Daniel Ortega, director de Evaluación de Impacto y Aprendizaje de Políticas del Banco de Desarrollo de América Latina, afirmó que los resultados en seguridad pueden ser más exitosos: “Se exprimió sangre de las piedras, ya que los recursos que existían se utilizaron más eficientemente y se logró reducir el delito. ¿Qué se podría alcanzar con más inversión?”.
Por su parte, Santiago Tobón dio algunas recomendaciones para mejorar la estrategia: “No tiene que ser un esfuerzo tan diseminado por toda la ciudad, puede ser en los 300 puntos más calientes. Logísticamente permitiría hacer una intervención más completa con los otros servicios distritales”.
Daniel Mejía, secretario de Seguridad, afirmó que el reto será el de lograr eficacia con los recursos que se asignen: “Se deben canalizar bien esas inversiones, para que se utilicen en la seguridad de Bogotá y no en otras cosas, como sucedía en el pasado”.
Referente mundialSegún Santiago Tobón, la estrategia de los puntos calientes es referente a nivel mundial: “La evaluación pone en el mapa mundial a Bogotá. Ni en Europa ni en EE. UU. ha habido una intervención en puntos calientes de esa magnitud. Será un aprendizaje para América Latina”.
Daniel Ortega lo corroboró: “Es el programa de puntos calientes más grande que se ha implementado y evaluado en el mundo”.
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