La vereda El Verjón Bajo, ubicada a más de 400 metros de altura en los cerros orientales, es muy distinta a la del resto de habitantes de Chapinero. Pese a que ambos grupos de ciudadanos comparten una misma localidad, por su distancia del casco urbano, acceder a servicios como el agua y a la compactación de basuras no es algo sencillo en esta área rural.
Por ello, los 307 campesinos que habitan en las más de 2.500 hectáreas de El Verjón se las han ingeniado para solucionar estas dificultades, así como para proteger su tierra, que además de la erosión viene siendo amenazada por los incendios forestales.
Hombres como Alfonso Garzón, por ejemplo, en medio de la crisis han encontrado oportunidades, pues sin importar la dificultad de trabajar la tierra y no tener muchos recursos a la mano, logró cultivar alimentos libres de tóxicos que son vendidos al hotel Hilton, y los cuales esperan comercializar con otras empresas.
Otro vecino de El Verjón también es un ejemplo de perseverancia. Efraín Torres, quien hace unos años implementó un mecanismo innovador para captar de la niebla el líquido necesario para regar sus plantas y cultivos, hoy acepta que esta idea resultó un “fracaso parcial”, ya que a raíz del experimento descubrió una manera eficiente de recolectar el agua de las lluvias por medio de tuberías de PVC.
Torres trabaja además de la mano con la alcaldía local para realizar un control de las especies de plantas exóticas que son dañinas para el suelo de los cerros orientales, erradicándolas manualmente y reemplazándolas por arrayanes, capaces de aumentar la humedad de un lugar.
Pero, tal vez, para el problema más grave de El Verjón también se ha encontrado solución. Ernesto Flórez, quien ha vivido toda su vida en la vereda y conoce el problema con la recolección de basura debido a la falta de vías pavimentadas, ha optado por enseñarles a sus vecinos cómo ensamblar cajones de compostaje para convertir los desechos biológicos en abono altamente nutritivo para los cultivos.
Vegetales libres de tóxicosAntes de que el Distrito les hablara de la siembra libre de químicos, Alfonso Garzón sembraba papa, arveja y tenía criaderos de cerdos. Ahora, él junto con cinco campesinos son los encargados de sembrar lechuga y guisantes libres de venenos para vendérselos, dos veces por semana, al hotel Hilton. Además, ellos son quienes ahora están tratando de convencer a los demás campesinos de cambiar sus métodos.
Si bien este tipo de productos les generan los ingresos necesarios para sostener a sus familias, Alfonso Garzón explica que con esta nueva alcaldía local están tratando de generar convenios con otras empresas para ampliar su mercado y tener más ingresos.
Lío con ‘atrapanieblas’Para minimizar la problemática de escasez de agua que enfrentan estos campesinos debido a que no cuentan con acueducto, la administración pasada lanzó una prueba llamada el “atrapanieblas”. Sin embargo, este sistema de captación de agua que funciona con una red que ‘atrapa’ la niebla, que luego se condensa y bajaba en forma de agua por un ducto, ya no funciona, pues, según Efraín Torres, “en días soleados no hace frío y si no hay neblina, no hay agua”. Esta situación lo llevó a utilizar varios recipientes para recoger aguas lluvias. También usó tubos de PVC para crear una red que va desde el techo de su casa, que es por donde baja el agua, hasta su tanque.
Dicen no al desperdicioEl paso de carros recolectores de basura por El Verjón es casi que un evento inusual, sobre todo por la falta de vías apropiadas. Sin embargo, equipado con su ingenio, conocimientos en carpintería y toneladas de desechos biodegradables, Ernesto Flórez empezó en su casa la construcción de cajones de compostaje, los cuales transforman cáscaras de frutas y restos de almuerzo en abonos nutritivos. “Es una idea que trato de compartir con mis vecinos para mejorar El Verjón”, dijo.
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