De 729 personas encuestadas en un estudio del programa de Ingeniería Industrial de la Universidad Manuela Beltrán, el 92 por ciento ve con buenos ojos los bicicarriles provisionales de las carreras 18, 19 y 16 (entre las calles 66 y 36, localidades de Teusaquillo y Chapinero).
Estos corredores sobre las calzadas, que en la actualidad están separados del carril vehicular con los llamados ‘maletines’ (elementos de color naranja usados en construcción), se adecuaron en junio del presente año, dentro del ‘Plan piloto de ciclorrutas de la Alcaldía’, para evaluar si vale o no la pena optimizarlos y dejarlos permanentes.
En la carrera 11, entre las calles 116 y 100 (Usaquén), también permanece un bicicarril que se instaló de forma temporal, pero este viene desde el 2016, ante lo cual los usuarios consultados por EL TIEMPO reclamaron que se organice como corresponde.
En ambos casos, un recorrido en bicicleta evidenció falencias de señalización y división de carriles, lo que, “a pesar de la buena intención, genera riesgo para nosotros los que nos movemos en bici”, opinó Marco Bernal, usuario habitual.
En los mismos trayectos es evidente la falta de cultura ciudadana, pues abundan chambonadas como invasión de bicicarriles por parte de carros y motos, y parqueo en estos.
Una de las más evidentes y constantes chambonadas en todo el bicicarril de las carreras 18 y 19 (cambia la denominación según la calle) es el parqueo de carros particulares sobre la calzada exclusiva para los ciclistas. Por si fuera poco, algunos no solo ocupan el espacio de los biciusuarios, sino que también lo hacen con parte de la acera para peatones.
A pesar de que este bicicarril, lo mismo que el de la calle 64 (entre las carreras 11 y 18), ya lleva más de dos meses en operación, solo el 18 por ciento entre 729 consultados por la Universidad Manuela Beltrán manifestaron que tenían conocimiento de esa ruta.
Uno de los riesgos constantes que manifestaron los ciclistas, durante el recorrido de EL TIEMPO por el bicicarril de la carrera 11 (entre calles 116 y 100), es el que se produce por la ineficiente e insuficiente instalación de maletines anaranjados, los cuales separan la vía de los carros de la exclusiva para ciclas.
Por ejemplo, en la calle 114, hay un espacio de casi 30 metros entre uno y otro maletín, lo que deja el bicicarril con una especie de bahía que puede ser invadida por los vehículos que circulan en sentido sur-norte. Es evidente que se produce un riesgo para los ciclistas.
Además, “esos maletines son muy anchos y a la vez nos quitan vía a los que pedaleamos y a los carros que van por la calzada”, reseñó Walter Cruz, quien usa a diario ese corredor.

El espacio entre maletines es excesivo en varios puntos.
Felipe Motoa / EL TIEMPO
Las similitudes entre el bicicarril de la carrera 11 (entre calles 116 y 100) y los bicicarriles de las carreras 16, 18 y 19 casi que permiten un análisis conjunto de sus falencias.
La encuesta de la Universidad Manuela Beltrán, en cuanto a infraestructura segura, reveló que a pesar de que el 92 por ciento de las personas ve con buenos ojos la disposición de estos espacios, solo el 12 por ciento los considera seguros. Entre tanto, el 33 por ciento los considera aceptables y el 55 por ciento no cree que sean seguros.
Una de las causas de esa percepción obedece a la paupérrima señalización: no hay pintura que divida los carriles de ida y vuelta, en el caso de la carrera 11; no hay señales de pare ni tragaluces que ayuden a disminuir el riesgo de accidentes, en ninguno de los corredores; apenas un pasacalles –en el recorrido efectuado– advierte en qué sentido va el carril para los ciclistas.
“Se evidenció la carencia de señalización para los diferentes actores que se involucran en estas vías, pues el 77 por ciento de los encuestados la considera insuficiente”, destacó el análisis de la universidad.
A lo anterior se suma que los maletines se pueden mover con facilidad, lo que favorece que ciudadanos poco cívicos los muevan, para estrechar el espacio dispuesto para los ciclistas y ampliar el de los automotores.

Hay quienes mueven maletines para reducir los bicicarriles.
Felipe Motoa / EL TIEMPO
El diagnóstico de la Universidad Manuela Beltrán dice que el 62 por ciento de los usuarios del bicicarril de las carreras 18 y 19 (sentido norte-sur), lo mismo que el de la carrera 16 (sur-norte), lo utilizan para desplazarse hacia el estudio o el trabajo, pues en la zona hay diversas instituciones de educación.
Al observar estos tramos se ve que no solo los carros particulares entorpecen estos corredores al parquear, sino que también lo hacen los motociclistas, que a veces los usan como atajos; en ocasiones, también los peatones los usan como aceras.

En la calle 61 con carrera 19, motos parquean en el carril.
Felipe Motoa / EL TIEMPO
Sobre los bicicarriles de las carreras 16, 18 y 19, el secretario de Movilidad, Juan Pablo Bocarejo, quiere que estos corredores sean permanentes. Se acelerarán las gestiones para adecuar la infraestructura que se requiere. Sobre el de la carrera 11 no hay respuesta por ahora.
FELIPE MOTOA FRANCO
Redactor de EL TIEMPO
En Twitter: @felipemotoa
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