Dos jóvenes llegan a las 9:30 a.m. a la plazoleta del Portal de las Américas y cuelgan un cartel en un poste: ‘prohibidas las armas de fuego y las armas blancas’ indican los símbolos. Luego, buscan a los gestores de convivencia, logran que la línea del Esmad que se forma en toda la mitad de la plazoleta se ubique en otro punto y acuerdan que el Espacio Humanitario ‘Al Calor de la Olla’ se ubicará allí, como lo ha hecho día a día desde el 5 de mayo.

Portal Américas
EL TIEMPO
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El Espacio Humanitario es una zona instalada y liderada por jóvenes, de distintas profesiones y oficios, que se reconocen como una estructura horizontal que defiende el “territorio, la vida y la comunidad”. EL TIEMPO los visitó en dos ocasiones y evidenció que hacen actividades culturales -cantan, pintan, declaman, leen-, deportivas y comunitarias sin tocar la vía: todo se hace en la plazoleta en un perímetro definido por ellos. Pero, también, están sintonizados con el paro: ya hicieron una primera asamblea en la que sintetizaron un pliegos de peticiones de la zona para hacer llegar a los tomadores decisiones de la ciudad y, también, instalaron un espacio de primeros auxilios para atender a los heridos que haya en los disturbios que se registran en las noches.
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En sus transmisiones en vivo vía Facebook han aclarado que este es un espacio del barrio y los habitantes de las localidades de Kennedy y Bosa, a las que se han sumado Ciudad Bolívar y Usme, y no un espacio de partidos políticos ni representado por el Comité del Paro. Aquí se mueve una voz hiperlocal que, dicen ellas, surge para alertar sobre una situación social alarmante.
“Somos siempre los afectados por las reformas que vienen, somos afectados los de los sectores populares. Además, estos lugares son receptores de víctimas del conflicto y migrantes, acá llegan las poblaciones no atendidas. Tenemos todo para pelear, aquí no hay oportunidades de nada. Pedimos presencia institucional y que el estado se encargue de lo que tiene que hacer”, explica una de las mujeres* que coordina el espacio (ver gráfico).
Pero así como son testigos de un proceso comunitario que ha avanzado en paz en el día en los últimos días, también han registrado lo que sucede en la noche.
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La imagen se ha repetido casi todas noches. Cuando finaliza la tarde, surgen otras formas de protesta -bloqueos, arengas y, como pasó este miércoles, presencia de La Primera Línea, que ya tiene a algunas mamás de manifestantes incluidas- y, en un momento, todo “se estalla” como dicen acá en el barrio. En intentos por despejar la avenida Ciudad de Cali en su cruce con la avenida Villavicencio, un eje clave de la movilidad en este punto donde se encuentran las localidades de Bosa y Kennedy, empieza el caos.
El 19 de mayo hubo un alto número de manifestantes en la zona. Andrés Nieto, sub secretario de Seguridad, le hizo acompañamiento a la protesta en este punto de la ciudad. Según él, el panorama se puede describir de tres maneras. Una, de los jóvenes organizados que está con su grupo de amigos y que tiene diversos motivos para unirse a las protestas. Otra, de personas que se suman por curiosidad, y, por último, cuando llega un grupo reducido que forma el caos.
"Hay un momento en el cual llega un grupo de personas, que no están ahí, a tirar piedra. Y eso genera un caos muy bravo. Muchos manifestantes, que no participan en eso, quedan en shock" dice el funcionario.
Esta situación es comentada en la zona, cuando El Tiempo estuvo en inmediaciones del Portal, un grupo de jóvenes conversaba sobre lo pasó. “Pero qué hacemos, si llegan esos ‘manes’ de desadaptados. Nosotros estábamos en primera línea y ellos se hicieron adelante y empezaron a tirar piedra”, dice uno, frustrado. “Hay que replegar a esa gente, mandarlos atrás. A mí me enseñaron a respetar y aquí hay que respetar”, le responde otro.
Y así ocurrió este miércoles. Cuando todo transcurría con normalidad y actos culturales, un pequeño grupo empezó a lanzarle piedras a uniformados de la Policía y, aunque personal de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobierno intentó mediar a través del diálogo, el Esmad intervino. En el medio, como lo explica Nieto, muchas veces quedan manifestantes que protestan en paz, la Primera Línea y ciudadanos que tratan de regresar a casa.
En videos difundidos por redes sociales, organizaciones de Derechos Humanos denunciaron que las 'Mamás de Primera Línea' fueron dispersadas a la fuerza por los uniformados. "Fui a sacar una bolsa de leche para lavarme la cara, cuando me impactaron el hombro derecho. Tengo el quemón", narró ella a City Tv.
Según informó la Secretaría de Gobierno, en la noche, "encapuchados ingresaron al barrio Britalia con bombas incendiarias y en otros sectores hubo intentos de vandalización, lo que motivó a la intervención del Esmad". Este jueves temprano la institución reportó que cuatro funcionarios, dos del Esmad y dos de la Fuerza Disponible, resultaron heridos tras manifestaciones en inmediaciones a este portal y el que se encuentra ubicado en la localidad de Suba.
Por las misma línea de Nieto, analistas le indicaron a este diario que en este momento se puede identificar tres movimientos. Uno corresponde a un movimiento juvenil que busca visibilizar los problemas de la localidad, un segundo grupo que manifiesta o bloquea porque vive en la zona y un tercer grupo, separado de los manifestantes, interesado en el vandalismo.
En medio de esa situación de orden público está una infraestructura clave: el Portal Américas y la troncal que mueven a diario, en tiempos de pandemia, a más de 120.000 habitantes de Bosa y Kennedy, hogar de población estrato 1, 2 y 3 que hace parte de la fuerza laboral de Bogotá pero que, también, se la rebusca desde la informalidad. Hoy, 15 estaciones de la troncal están fuera de servicios por daños ocasionados por actos de vandalismo ajenos a los manifestantes pacíficos y otras dos -Portal Américas y Banderas- funcionan intermitentemente. En varias ocasiones, reporteros de este diario han visto a ciudadanos caminando por el carril exclusivo en busca de un plan B: un bicitaxi -algunos de ellos cobrando sumas elevadas por su servicio-, un bus o algún camión que se solidarice.
“Aquí hay varios intentos, muy sostenidos en el tiempo, para afectar esa parte del sistema. No por parte de quienes protestan de manera pacífica, sino de quienes, de manera sistemática, están bloqueando. Hay unos intentos de sabotaje a una flota que, para mí, deben investigarse por parte de las autoridades judiciales”, explicó, en su momento, Alberto Sánchez, investigador en seguridad.
César Restrepo, consultor en seguridad, también identificó que por fenómenos urbanos y sociales, propios del sector, las manifestaciones empiezan de una manera y terminan de otra. “Algunos fenómenos dan una mayor fortaleza a algo que empieza con una protesta, continúa con el deseo de afectación y que deriva en el aprovechamiento criminal de la protesta para generar sensación de caos”, dice.
La Secretaría de Gobierno confirma que entre el 18 de abril y el 12 de mayo se han desarrollado 18 intervenciones de la Fuerza Pública en el lugar.
Ese caos, a medida que avanza la noche, se extiende por los barrios aledaños. Vecinos de los conjuntos al Portal y de barrios como Chicalá, Britalia, Las Margaritas y El Amparo han visto por las noches los disturbios e, incluso, han resultado afectados.
Una mujer le confirmó con fotografías y videos a EL TIEMPO cómo una granada lacrimógena cayó en su casa, ubicada en el Conjunto Alameda de San José II. “Estaba acostando a mi hija de seis años, cuando uno de los gases rompió la ventana y cayó en la sala: se activó y la casa se llenó de gas. Tuvimos que encerrarnos en el cuarto, atinamos a echarnos agua y a turnarnos para tratar de respirar por la ventana. Mi esposo logró, luego, abrir la puerta de la casa. Unos vecinos nos acogieron”, cuenta Laura* y sostiene que tuvieron que irse provisionalmente a otra casa en el sur de Bogotá. Temen que su hija resulte afectada.
“El gas y las tanquetas ya son un vecino más”, dice Fabián Márquez, otro vecino del conjunto que le hizo un recorrido a este diario y le mostró los videos y fotos que él tomó que evidencian el dolor de cabeza que han tenido que vivir. “Nos han disparado gases, balas de goma - a mí me dieron en la pierna- y chorros de agua cuando nosotros nos asomamos a mirar o a llevarles agua o leche a los manifestantes. Los auxiliamos porque son humanos y la vida está por encima de todo: hoy auxiliamos a jóvenes, pero sí vemos a un agente del Esmad herido también lo vamos a ayudar”, cuenta Fabián. Cada una de estas afirmaciones tiene un video como evidencia: no es material de un grupo de WhatsApp, está en la galería de su celular y tiene como fecha las últimas dos semanas. Dice Fabián que solo tres noches han transcurrido en calma; el resto, no han podido dormir.
“Es desproporcionado, creo yo. Envían tres tanquetas a pasar por entre el barrio disparando esas nuevas armas que disparan y hay luces y sonido. Eso se siente como una guerra. Mi hijo tiene ocho años y se encierra en el baño”, agrega.
Lo que describe Fabián es ‘Venom’, un arma que la Policía confirmó está siendo utilizada y aseguró que está “reglamentada en su uso bajo el marco legal internacional (..) y bajo los principios básicos del uso de la fuerza”. “(Son) elementos que son utilizados cuando se presentan actos vandálicos, daños a bienes públicos o privados”, explicó el mayor Carlos Rodríguez.
Pero tal es el miedo que hay en el barrio que los vecinos izaron bolsas blancas en las rejas del conjunto en un intento por pedir paz. En algunas casas hay banderas blancas, banderas de Colombia izadas al revés y carteles en apoyo al paro nacional.
EL TIEMPO expuso estas denuncias a la oficina de comunicaciones de la Policía Metropolitana preguntando si se tenía conocimiento de esas quejas y se preveían ajustes para reducir las afectaciones. No hubo una respuesta concluyente.
A Fabián le preocupa que esa falta de respuestas y la repetición de la situación, noche tras noche, caldee los ánimos y sea el detonante de algo peor.
Por lo demás, Fabián y su familia, han vivido otros efectos de la crisis de las últimas dos semanas. Fabián tiene un negocio de máquinas de café que no ha podido operar al 100 % (ni ahora ni en pandemia), su esposa “llega como puede” a su trabajo en el banco y su hijo no ha podido volver al colegio.
En medio de todo, han surgido todo tipo de irregularidades en el manejo de la protesta. Se han conocido casos como el de Diego Luna, quien denuncia haber sido golpeado por Policías al interior del Portal en la noche del 1 de mayo cuando él solo estaba grabando las protestas y el Diego Palma, quien, como confirmó la Secretaría de Gobierno, aseguró que recibió el impacto de una aturdidora en el pecho en la noche del 11 de mayo y fue trasladado al Hospital de Kennedy.
Aunque EL TIEMPO solo ha conocido de primera mano el caso de Diego Luna, organizaciones defensoras de Derechos Humanos afirman haber documentado otros casos más. El jueves en la tarde el 'Espacio Humanitario Portal Américas', afirmó que " se han documentado ocho casos, donde jóvenes han sido ingresados indocumentados e incomunicados dentro del portal". También expresan que tienen conocimiento de 20 casos de retenciones ilegales, sin los debidos procesos de judicialización.
Ante nuevas denuncias, TM, la Defensoría y la Personería hicieron una comisión de verificación y sostuvieron que “no se hizo uso de las instalaciones del sistema para realizar arrestos durante las manifestaciones de pasado 12 de mayo”. Al conocer estas declaraciones, miembros del Espacio Humanitario le sostuvieron a EL TIEMPO que sí hay evidencias de nuevas detenciones.
Además, esta organización sostiene que ha identificado denuncias de "hostigamientos" y "violencia sexual" por parte de miembros de la Fuerza Pública contra mujeres de zonas aledañas al sector. Ante esto, Diana Rodríguez, secretaria de la Mujer, expresó: "rechazamos enfáticamente la violencia sexual y todas las violencias contra las mujeres. Nos unimos ante la indignación ciudadana ante este tipo de casos en el marco del paro nacional y recordamos que la violencia sexual es un acto repudiable".
La organización también denuncia que en las últimas noches se ha venido acrecentando el uso de la fuerza por parte de la Policía. "La noche del 18 de mayo documentamos más de 80 casos de heridos alrededor del Portal", mencionan. Pero las denuncias de uso excesivo de la fuerza por parte de la Policía van más allá. Temblores ONG asegura que, hasta 12 de mayo, hubo 20 hechos de violencia policial en la zona.
Los últimos datos recibidos por este diario por parte de la Secretaría de Gobierno tienen corte del 12 de mayo. Allí se confirmó que “la Dirección de Derechos Humano hace seguimiento a 40 casos de presunto abuso de autoridad por parte de la Fuerza Pública; por temas relacionados con agresiones verbales, agresiones físicas y detenciones arbitrarias”. Y, aunque se contactó a la entidad, aún no hay respuesta sobre la actualización de estas cifras.
Fuentes expertas en la materia temen que la situación no haga sino agravarse por un factor delicado. “No hay respuesta d e los actores políticos para atender la situación, pero sí se manda a la Policía para lidiar con los descontento. Se les está buscando una salida de orden público, a un problema político y socia”, le dijo a este diario una fuente que conoce de primera mano la acción de las autoridades locales.
Ante lo vivido durante las últimas noches el Portal Américas, el Disitro propuso establecer un Puesto de Mando Unificado (PMU) abierto al público en el con el propósito de "recuperar la confianza" de los ciudadanos. Pero la instalación se hizo en medio de una fuerte tensión.
El equipo de Gobierno fue recibido con abucheos y críticas de algunos sectores de la protesta que reclamaron al Distrito por no haber respondido antes a distintas denuncias de exceso de fuerza por parte de miembros de la Policía.
"Ha habido casos de uso excesivo de la fuerza. Estoy aquí porque reconozco que en este lugar estamos teniendo problemas de convivencia con los vecinos, que están siendo afectados por los choques entre la fuerza pública y unos pocos que se tornan violentos", trató de explicar el Secretario en medio de las voces de rechazo de algunos ciudadanos. Mientras tanto, un miembro de Primera Línea trataba de mediar para sentar un espacio de diálogo.
"Vamos a demostrar que Primera Línea también es garante. Estamos aquí para defender la protesta y vamos a dialogar y vamos a poner denuncias y evidencias concretas de jóvenes retenidos en CAI", aseguró uno de los líderes, quien reconoció que había una inconformidad con la llegada del PMU sin haber hecho una previa concertación con la comunidad.
La primera solicitud de los manifestantes fue el retiro del Esmad para sentar un espacio de diálogo. También le pidieron a la Secretaría de Gobierno que permanezca en el punto toda la noche. En otras transmisiones en vivo, como la del Espacio Humanitario, se escucha a jóvenes pedir iniciar el diálogo.
BOGOTÁ
*Por solicitud de algunas de las fuentes, EL TIEMPO se reserva sus nombres y protege su identidad.