Colombia ha estado viviendo paulatinamente su regreso a la reactivación económica, después de esos momentos tan difíciles ocasionados por la pandemia del covid-19.
Con la reapertura, también han revivido los planes turísticos a nivel nacional para que usted pueda disfrutar de un descanso merecido, luego de meses de encierro, pero siguiendo todos los protocolos de bioseguridad.
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Este fin de semana llega la celebración de amor y amistad y qué mejor plan para escaparse de la rutinaria vida de la ciudad que visitar los pueblos aledaños a Bogotá. Lugares que ofrecen un amplio catálogo de planes románticos con los que puede sorprender a su pareja este 17 se septiembre.
Si su idea es viajar, aquí le recomendamos algunos planes que usted puede realizar a tan solo unas cuantas horas del casco urbano.
Recuerde seguir las medidas de bioseguridad, así ya tenga su esquema completo de vacunación.
Este municipio se encuentra a tan solo hora y media de Bogotá y cuenta con un complejo de aguas termales, ubicadas a 15 minutos en carro de la plaza central del pueblo. Allí podrá relajarse mientras disfruta de alguna bebida, comida o botana.
Ahora, si usted busca un plan de senderismo, este municipio también ofrece actividades de rappel y caminatas ecológicas alrededor de la cascada ‘La Chorrera’, la más grande de Colombia.
Glamping en GuatavitaGuatavita es uno de los municipios más visitados por los bogotanos que quieren salir a descansar cerca de la ciudad. El pueblo, que alguna vez fue el foco de la leyenda de ‘El Dorado’ en la época colonial, hoy ofrece una variedad de planes para liberarse del trajín laboral e inmiscuirse en un pueblo lleno de historia.
Queda a una hora y media en carro de la capital y, durante el recorrido, podrá hacer un tour histórico por la laguna de Guatavita, conocer la historia Muisca y conectarse con uno de los recorridos naturales más míticos de la sabana.
Después puede bajar al embalse de Tominé en donde puede practicar deportes extremos como skydiving y kayak. Para terminar, puede vivir una noche romántica en uno de los glampings que se ofrecen en los distintos puntos del pueblo.
Yo no sé que tipo de #Glamping buscan. En Guatavita la noche vale 270.000, incluye desayuno, fogata y botella de vino. Además te regalan gorros para el frío. Fue una experiencia increíble y económica. pic.twitter.com/Ar4iQqQHfx
— Ayudante de Santa (@TheRaccoon31) October 6, 2020
A tres horas de Bogotá, Villa de Leyva es uno de los pueblos denominados patrimonio histórico de Colombia, por ser uno de los municipios más icónicos durante la época colonial y porque sus calles conservan, hasta el día de hoy, gran parte de la arquitectura original de hace 300 años.
Si su plan es ir a este maravilloso lugar con su pareja y pasar el día de amor y amistad, le recomendamos visitar los diferentes museos que se encuentran distribuidos por el municipio.
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Para empezar puede ir al museo del chocolate a conocer los orígenes de este dulce tan popular y también para tomarse fotos, pues es un lugar con un decorado ‘instagrameable’.
Además, en el municipio puede dar paseos en caballo o cuatrimoto, relajarse en los famosos pozos azules y terminar con una cena en la plazoleta principal, donde podrá sentirse junto a su pareja en el autóctono ambiente colonial.
Municipio de Villa de Leyva, Plaza central.
Archivo EL TIEMPO
Definitivamente un paseo en tren es uno de los planes románticos clásicos por excelencia. Si sale desde Bogotá, puede tomar el tren que sale desde la mítica estación de La Sabana, en la Calle 13 No. 18 – 24, o desde la estación de Usaquén, que se ubica en frente del Centro Comercial Santa Ana, en la mitad de la Avenida Carrera 9.
Al llegar al pueblo puede ir a la Catedral de Sal, un complejo minero que se volvió un punto turístico, pues fue denominado la primera maravilla de Colombia. Uno de sus atractivos es la catedral, construida por los antiguos trabajadores a 180 metros de profundidad para pedirle protección a la Virgen.
Allí podrá realizar junto con su pareja la ruta del minero e inspeccionar los lugares donde estuvieron los obreros trabajando en la década de los 50. Para finalizar, el pueblo ofrece una variedad de hoteles coloniales, donde puede pedir masajes corporales, spa y una velada romántica.
Catedral de Sal de Zipaquirá
Milton Díaz / EL TIEMPO
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