Petro escribió: “El negocio que hizo la EEB (Empresa de Energía de Bogotá) al comprarle al Citi sus acciones de TGI es el más rentable de la última década. Estamos es ante una persecución”.
La notificación de la decisión por parte del organismo de control también es contra Sandra Stella Fonseca, expresidenta de la EEB.
“Cuando se hizo la compra al Citi por acciones de TGI, yo no era el alcalde, había sido destituido; sin embargo, Granados me acusa”. Petro también argumenta que la valoración de las acciones la hizo una empresa a su juicio de gran prestigio y experiencia en la materia, Sumatoria, pero “Granados dice que se equivocó”, refiriéndose al contralor Juan Carlos Granados Becerra.
“Al comprar las acciones de TGI se logró que por primera vez TGI diera dividendos, y fueron por más de 600.000 millones de pesos en el 2014”, y que por eso “Granados nos multará con 330 millones de dólares por operación con 35 por ciento de rentabilidad”, señala Petro.
El exsecretario de Hacienda de la pasada administración, Ricardo Bonilla, también se pronunció por esa red social y dijo: “Entre 2012-15, la EEB no tuvo pérdidas, es la cabeza del grupo Energía Bogotá y TGI, la verdadera joya de la corona”.
Según el director de responsabilidad fiscal de la Contraloría, Mauricio Barón, esa negociación causó un detrimento patrimonial por más de 279 millones de dólares porque se aplicó un modelo equivocado para valorar las acciones. Como lo informó la Unidad Investigativa de EL TIEMPO el pasado 17 de junio, las acciones estaban en manos de Citi Venture Capital International (CVCI), fondo del Citibank que luego las vendió a The Rohatyn Group.
La Contraloría considera equivocada la aplicación de un modelo para establecer el valor de las acciones, el uso de una tasa de descuento del 7 % que elevó el precio final y permitir que los vendedores de las acciones cobraran dividendos antes de vendérselas a la EEB, y estableció que fueron Petro y Fonseca quienes asumieron la recompra y ofertaron US$ 880 millones.
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