Un análisis simple de las consecuencias que tendrá la ampliación del horario de pico y placa en Bogotá permite establecer que esta medida aumentará la congestión de manera global en la ciudad.
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El análisis separa el impacto que tendrá la medida en los períodos actuales de pico y placa y en los que no tienen restricción: primero, el tráfico en el período pico aumentará de manera crítica. De acuerdo con información de la encuesta de movilidad del año 2019, el 51 por ciento de todos los viajes de los bogotanos se realizaba en los períodos pico de la mañana y de la tarde, en 4 horas. Aunque la pandemia ha cambiado los patrones de movilidad en la ciudad, la congestión de 6 a 8:30 a. m. y de 4 a 7:30 p. m. sigue siendo la más fuerte.
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El aumento del período de pico y placa no reduce el número de vehículos circulando. Al contrario, con el estímulo adicional de pagar por la exención de pico y placa y la posibilidad de que circulen vehículos en car-pooling, se tendrán más vehículos en ese período. El impacto de un vehículo adicional en las vías saturadas en los períodos pico generará un fuerte impacto negativo sobre las bajas velocidades actuales.
Frente a la imposibilidad de utilizar el automóvil la mitad del mes es previsible que haya un fuerte aumento en el pago de la exención.
Segundo, aunque se reducirá en el corto plazo el tráfico en el período valle, que hoy no tiene restricción, se generará un estímulo mayor por acceder a un segundo vehículo, por lo general usado, o una moto, que pueden llegar a afectar, por un lado, la calidad del aire y, por otro, la seguridad vial. Es posible que se aumente de manera importante el pago por estar exento del pico y placa, más allá del punto de equilibrio que se había estudiado inicialmente, que limitaba el número de personas dispuestas a pagar por tener la posibilidad de usar el vehículo en los períodos pico. Frente a la imposibilidad de utilizar el automóvil la mitad del mes es previsible que haya un fuerte aumento en el pago de la exención.
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El impacto previsto sobre el transporte público será considerable. La mayoría de los viajes en este modo se realizan en el horario pico, que estará aún más deteriorado. Más de 50 por ciento de los viajes se realizan en el SITP zonal, y cerca del 50 por ciento de los viajes en TransMilenio son alimentados por buses que circulan en tráfico compartido con los automóviles. Si la prioridad de la medida es disminuir los tiempos de viaje en un escenario de fuerte impacto por las obras en ejecución, se generará el efecto contrario; si la prioridad es aumentar la generación de recursos para la financiación del transporte público, más allá del equilibrio necesario con el que fue inicialmente diseñada la exención de pico y placa, en este caso el aumento en el período de restricción será positivo.
JUAN PABLO BOCAREJO
Profesor asociado Uniandes