Valientes, empoderadas y sin miedo fue la conclusión de las marchas el día de la mujer que, aunque se vieron opacadas por actos de violencia de unas pocas, no se puede soslayar el mensaje femenino que reclama cada vez más espacio en la agenda pública y ciudadana.
La verdad, si nos concentramos en los indicadores, encontramos que, como sociedad, aún estamos lejos de garantizar la equidad y de mejorar las condiciones de la mujer.
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En el país y en Bogotá, en particular, la pandemia del covid-19 golpeó con más severidad a las mujeres. El desempleo es cercano al 23%, la pobreza del 29% - casi que 1 de cada 3 está en situación de pobreza- y la informalidad laboral llega al 48%. Su situación económica es dramática comparada con la de los hombres.
Y al interior de los hogares, la realidad es parecida, prácticamente: 7 de cada 10 casos de violencia intrafamiliar tienen como victima a la mujer. Ellas también afrontan problemas de violencia sexual dentro y fuera de sus viviendas. Las cifras hablan de que el 82% de los casos se concentra en mujeres. Además, en el 2020 se registraron 7.517 casos de lesiones personales contra ellas.
Lo peor es que no siempre se documentan los casos, pues muchas prefieren callar por temor a su pareja o a la absurda sanción moral que puede darse en determinados grupos sociales.
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Las ciudades deben garantizar espacios de cuidado y protección para la mujer, desde el diseño del entorno urbano, el uso del transporte público y la planeación urbana. No en vano, son las mujeres quienes tienen la peor percepción sobre la ciudad. Y a pesar de todo, hoy vemos que deciden moverse más en bicicleta, afrontar la pandemia con mayor resiliencia y demuestran mejor capacidad de adaptación que los hombres.
Celebro y apoyo las manifestaciones de reivindicación de derechos de la mujer y, al igual que ellas, creo firmemente que como sociedad debemos pasar del discurso a la acción. En últimas son nuestras acciones, decisiones y hasta el mismo lenguaje, lo que pueden cambiar esta realidad. Gracias al poder femenino las sociedades han fortalecido sus democracias y han progresado. En definitiva, mujeres sin miedo.
ÓMAR ORÓSTEGUI
DIRECTOR DE FUTUROS URBANOS
En Twitter: @OmarOrostegui