Tras menos de dos semanas de lluvias intensas en la sabana y Bogotá, ya se superaron los promedios de todo noviembre, el segundo mes más lluvioso del año, al tiempo que empezaron a registrarse las primeras emergencias.
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El último caso fue el deslizamiento de rocas y tierra en el kilómetro 2 + 850 metros de la vía al municipio de La Calera, que debió ser cerrada de manera preventiva desde las 5 de la tarde del martes y ya completó más de 24 horas bloqueada.
Los trabajos de remoción del material desprendido de la montaña se iniciaron a las 8 de mañana –según la Policía de Tránsito de Cundinamarca, fueron retiradas del sitio aproximadamente 80 toneladas de rocas y tierra–, y horas después, con el cese de las precipitaciones, la Concesión Perimetral Oriental de Bogotá evaluó la posibilidad de restablecer el tránsito vehicular.

Sigue cerrada la vía a la Calera.
Héctor Fabio Zamora. EL TIEMPO
Sin embargo, al caer la tarde volvió a llover en la zona del deslizamiento y una roca en la parte alta de la montaña amenaza con desprenderse. Ante esto, se mantuvo la orden de cierre total del corredor vial, que es utilizado por aproximadamente 5.000 vehículos al día, entre buses de transporte intermunicipal, vehículos de carga, carros particulares y decenas de motociclistas.
Esta es la principal vía de comunicación que tienen miles de personas que viven en La Calera y todos los días deben desplazarse a Bogotá, donde trabajan.
Dos días antes, en la madrugada del lunes festivo, la creciente súbita de una quebrada en la vereda Curubital, en Usme, afectó ocho viviendas y dejó cuantiosas pérdidas. Esa misma noche se presentó un deslizamiento que afectó la carretera entre las veredas Mochuelo Alto y Pasquilla, en la localidad de Ciudad Bolívar.
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Y si bien estas apenas son las primeras emergencias a causa de las fuertes lluvias que se están registrando en la ciudad y la región, las autoridades no descartan nuevos eventos naturales. De hecho, se espera que siga el mismo comportamiento del clima hasta finales de mes o, incluso, mediados de diciembre.
Esto también se debe al fenómeno de la Niña, cuyos efectos se prolongarían durante el primer trimestre de 2021, según eI Ideam. Antes del inicio de la segunda temporada de lluvias, en la región se venían registrando períodos deficitarios, lo que estaba incluso afectando el almacenamiento de agua en los embalses. Este era un fenómeno que venía desde septiembre de 2018.
Ante la intensidad de la ola invernal, los expertos de la CAR Cundinamarca llaman la atención por la posibilidad de que en la jurisdicción se sigan reportando eventos como deslizamientos y crecientes súbitas en las partes altas de la cordillera y zonas de ladera, pero además, inundaciones y vías y predios anegados.
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Ciclistas en la vía a La Calera, que sigue cerrada.
Héctor Fabio Zamora. EL TIEMPO
Humberto Hernández, coordinador de la Red de Monitoreo Hidrometeorológico de la CAR, explica que la mayor probabilidad de movimientos en masa (deslizamientos) se debe a que por la intensidad de las lluvias los suelos rápidamente se saturaron, con lo cual no se necesita un fuerte aguacero para que se presente una nueva emergencia como la ocurrida en la vía a La Calera o en zona rural de Ciudad Bolívar.
“En cualquier momento puede caer un aguacero intenso y crecer una quebrada y afectar muchos bienes. Hay que estar pendiente en toda la jurisdicción”, le dijo a este diario el experto de la corporación ambiental.
En el mismo sentido se pronunció ayer Guillermo Escobar, director del Idiger, quien pidió a los bogotanos que viven en asentamientos en los cerros orientales no intervenir las laderas. Agregó que en la ciudad están activados los sistemas de prevención y atención de emergencias.
El coordinador de la Red de Monitoreo de la CAR explicó también que entre el 6 y el 16 de noviembre llovió el 80 por ciento del promedio esperado para todo el mes y considera que al finalizar noviembre es muy probable que se superen los promedios del mes.
El aumento de las lluvias también es la causa de las repentinas crecientes de quebradas, como fue el caso reportado en la vereda Curubital, y del aumento del nivel del río Bogotá, que en puntos como puente La Virgen registraba ayer un nivel de 4 metros o en puente Cundinamarca, con 3,55 metros. En el sector de las compuertas de Alicachín el caudal es de 122 m³/s y en su paso por El Colegio, de 162 m³/s. “Es un nivel que hace mucho tiempo no se había registrado. Sin embargo, es poco probable que se presente un desbordamiento en la cuenca media del río Bogotá”, indicó Hernández.
No obstante, el experto expresa su preocupación por la cuenca baja, es decir, entre Tocaima y Girardot, donde en épocas de mucha lluvia se presentan emergencias. Sin embargo, hasta ahora esos caudales han estado bajo control.
Las otras cuencas, como las de los ríos Apulo y Calandaima, que son afluentes del Bogotá, no han presentado crecientes importantes. Pero no se puede decir lo mismo de los ríos Negro, Sumapaz y Magdalena, en los cuales ya se han reportado crecientes súbitas.
Y aunque la laguna de Fúquene viene mostrando incrementos de su nivel (ayer estaba en 2,53 metros), estos no han llegado aún a ser críticos.
GUILLERMO REINOSO RODRÍGUEZ
Editor de Bogotá@guirei24
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