La construcción de la sede Gualivá, de la Corporación Autónoma Regional (CAR) de Cundinamarca, ha generado molestias entre los habitantes del barrio Recreo, en Villeta, que colindan con la obra, por agrietamientos y afectaciones en sus viviendas, los cuales la entidad ya reconoció.
Por eso, su director, Néstor Franco le señaló a EL TIEMPO que se comprometen a reparar las casas afectadas y explicó que se mantienen al tanto de la situación.
“Lo que ha pasado en Villeta es que lamentablemente el municipio está asentado sobre una falla geológica muy pronunciada, que hace que al construir se repercuta sobre predios vecinos”, indicó Franco.
Sin embargo, explicó que ya se habló con el contratista de la obra para que, por medio de la póliza de riesgos, se subsanen los problemas que se habrían ocasionado en las viviendas vecinas.
La obraLos estatutos de la CAR de Cundinamarca señalan que las sedes de la entidad deben construirse en las cabeceras municipales de las provincias (organización de municipios).
Por ser Villeta la capital de la provincia Gualivá, que está conformada por 12 municipios, se instaló la sucursal allí. Sin embargo, entre 2013 y 2014 se realizó un diagnóstico de la antigua estructura y se corroboró que no cumplía con las condiciones de sismorresistencia exigidas.
“Por esa razón, se realizó el proceso de demolición de la sede, que no fue un capricho. Ahora se está levantando sobre el mismo predio en el que estaba la anterior”, explicó Franco.
La obra contará con la estructura necesaria para que entre 30 y 35 funcionarios atiendan los requerimientos de los 12 municipios y tendrá una aula ambiental allí. Los trabajos en el nuevo edificio arrancaron en el 2015, luego de que en enero la Secretaría de Planeación aprobó la licencia para una estructura de cuatro pisos.
Según Franco, para finales de diciembre o principios de enero entregarían la obra, pues los funcionarios de la CAR de Gualivá trabajan en una sede provisional.
Los dañosJohana Álvarez es una de las ciudadanas que vive junto a la obra. Desde junio del 2015, cinco meses después de que arrancara, comenzó a notar los daños en su vivienda.
“Las paredes se agrietaron; lo mismo pasó con el piso, en donde aparecieron fisuras, y luego las ventanas no ajustaban. Por eso comencé a solicitar documentación a las entidades, para conocer las condiciones de la obra”, explicó Álvarez.
Señaló que a sus vecinos les sucedió lo mismo. “La piscina de una vecina se fraccionó en dos, por una grieta que la atravesó. El terreno en donde se está construyendo el edificio no tuvo una tablestaca, lo que está haciendo que se hale nuestras viviendas”, comentó la ciudadana.
Indicó que el contratista de la obra le reparó, en abril de este año, la pared de su muro que se dividió en dos, “pero hoy, ocho meses después, la pared volvió a abrirse”, afirmó.
Pese a que Néstor Franco, director de la CAR, señaló que se les responderá por los daños, y que no liquidará el contrato con la firma que lo ejecuta hasta que se subsanen estos inconvenientes, Johana pide que se llegue al fondo del asunto.
“Hay muchas irregularidades y los arreglos que nos proponen es tapar las grietas, pero las viviendas se están viniendo abajo”, relató la ciudadana que resultó afectada.
EL TIEMPO le hará seguimiento a este caso.
CUNDINAMARCA
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