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Bogotá

Noticias falsas, el otro desafío de las marchas en Bogotá

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Autoridades distritales han tenido que atender y desvirtuar graves denuncias.

“Este es el policía que violó a mi sobrinita de 12 años, trabaja en el CAI Bosa Piamonte y tiene amenazada de muerte a mi familia”. Este mensaje se generó desde una cuenta de una red social tres días después del inicio del paro en Bogotá. El texto estaba acompañado con una foto de un uniformado que empezó a ser compartida en redes sociales. El involucrado ni siquiera era de Bogotá. No era cierto que trabajara en ese sitio ni tampoco la acusación que se le hacía.
La indignación sobre la supuesta violación escaló y empezaron a moverse publicaciones que invitaban a quemar los CAI de la ciudad como respuesta al aberrante caso que no ocurrió. Las autoridades tuvieron que planear un dispositivo de seguridad para proteger ese CAI y unos 20 más que habían sido atacados en el pasado.
Uno de los mensajes con una noticia falsa que habría impulsado ataques a los CAI de la ciudad.

Uno de los mensajes con una noticia falsa que habría impulsado ataques a los CAI de la ciudad.

Foto:Twitter

Pese a los esfuerzos, ese día fueron vandalizados más de 20 comandos de policía barriales. El de Bosa Piamonte por poco es incinerado. El caos que habría generado esta publicación en Facebook –coinciden expertos y autoridades– es una muestra del poder que ejercen las redes en atizar la violencia.
Pero el caso del supuesto abuso sexual de una menor de edad no ha sido la única noticia falsa en Bogotá en estos días de marchas. El más reciente episodio ocurrió el pasado fin de semana. Una publicación de la concejal del Movimiento Mais Heidy Sánchez advertía de que supuestamente había ambulancias que estaban recogiendo manifestantes heridos y llevándoselos a la policía, en el portal Américas.
“Recibo información que las ambulancias están entregando a los heridos a las instalaciones del portal Américas a la Policía, al PMU de Luis Ernesto Gómez”, escribió la cabildante en su cuenta de Twitter, de más de 40.000 seguidores, e instantes después, en otro mensaje, preguntó: “¿Secretario, es o no esto cierto?”.
Ese día, el sábado 22 de mayo, dos misiones médicas fueron atacadas violentamente. A los ocupantes los robaron y lesionaron.
“De manera irresponsable y falsa, a través de las redes sociales, se dijo que algunas de las ambulancias cargaban explosivos. Anoche lesionaron a las tripulaciones de las ambulancias y esto es supremamente grave. No solo se está ejerciendo un derecho a la protesta, sino que se está tratando de estigmatizar algo tan humanitario como es el trabajo del personal médico asistencial”, dijo Luis Ernesto Gómez, secretario de Gobierno.
El alcalde encargado de Bogotá, Alejandro Gómez, tomó cartas en este caso y aseguró que denunciará los ataques a la misión médica, así como la circulación de información falsa, en instancias internacionales. “Voy a denunciar ante las diferentes instancias nacionales e internacionales. Difundir mensajes mentirosos es un delito de la mayor gravedad y este tipo de ataques está condenado”, manifestó Gómez, también secretario de Salud.
Por su parte, la concejal Sánchez, en conversación con EL TIEMPO, explicó que desde el inicio del paro ha recibido denuncias de presuntos casos de violaciones de derechos humanos por parte de miembros de la Fuerza Pública en la ciudad, y que rechaza cualquier tipo de ataque contra misiones médicas.
“Quiero rechazar categóricamente la responsabilidad que me endilga el secretario de Gobierno, Luis Ernesto Gómez, quien de manera irresponsable lanza acusaciones sin tener ningún tipo de relación causal de que a partir de la pregunta que hicimos en las redes sociales se presentaron estos lamentables hechos”, precisó.

Otros casos

El 1.º de mayo pasado también se compartió en Twitter una foto de una persona que supuestamente había sido asesinada por el Esmad, en el centro de la ciudad, pero que resultó ser un homicidio cometido por comerciantes a quienes habían robado.
Además, cuando la comunidad indígena misak derribó el monumento de Jiménez de Quesada en la plazoleta del Rosario, se informó que la policía había golpeado, retenido y amenazado a los responsables, lo que desmintieron los propios implicados.
Andrés Nieto, subsecretario de Seguridad de Bogotá y quien ha estado recorriendo de manera permanente las distintas movilizaciones en la ciudad, narró que parte de su trabajo ha estado enfocado en atender llamados de alerta por supuestos hechos de violencia publicados en Twitter o Facebook. Recuerda el caso que atendió de una supuesta golpiza que un policía le habría propinado a una niña de 3 años en medio de las protestas en las Américas, y que resultó ser un accidente de la madre de la menor, quien se lastimó una pierna cuando se bajaba de un mototaxi.
“Las fake news nos generan miles de problemas, entre ellos que la atención a cualquier noticia va a llevar a un esfuerzo que estamos perdiendo. En Puente Aranda, el viernes de la semana pasada, se activó un supuesto video de una bomba. Voy con Sijín y no había nada. Había un video de grupos de WhatsApp del 2001, nos tocó en el barrio, casa a casa, explicar la situación”, lamentó el funcionario.

“La sociedad será testigo de una democratización de la información, donde más personas pueden distribuirla y consumirla”.

Algo similar contó en reciente conversación con EL TIEMPO el general Óscar Gómez Heredia, comandante de la Policía Metropolitana de Bogotá (Mebog), quien explicó que para desvirtuar noticias falsas debe desplegar una serie de labores investigativas y asignar hombres, lo que implica dejar de atender otras situaciones.
“La gente se está informando en tiempo real, entonces, le voy a ser sincero, con un agravante que a veces el afán de decir las cosas nos lleva también a desinformar. Con todo el respeto, pero es así, porque mire que tengo un nuevo equipo de trabajo para revisar lo que sale en tiempo real y nos ha tocado inclusive, con dolor y el respeto, salir a corregir y decir mire que esto no es así”, comentó el alto oficial.
Armando Silva, filósofo y ensayista, dice que una de las principales características urbanas del 2021 es el uso de redes sociales y nuevas tecnologías, y que esto ha contribuido a desatar más violencia, rabia, odios y, en otros momentos, a aplacarlos.
“Se requiere mucha finura, he seguido el diario de la pandemia, de cómo han funcionado las redes, y están para todos los lados; está el sí y el no, las noticias falsas, la exageración, la mentira, los deseos, anhelos, y eso complica ese universo virtual que es una réplica de las movilizaciones”, interpretó Silva.
Según Ómar Oróstegui, director del centro de pensamiento Futuros Urbanos, el exceso de información afecta la capacidad de análisis –sobre todo cuando las circunstancias cambian de forma constante–, no permite dimensionar bien los problemas y crea un sesgo coyuntural.
“La sociedad será testigo de una democratización de la información, donde más personas pueden distribuirla y consumirla. Todo gracias a la comunicación online en tiempo real, que no siempre será confiable o verídica, tal como hoy se puede evidenciar con los rumores a través de las cadenas de mensajería instantánea o los contenidos compartidos en redes sociales. La curaduría de contenidos obligará a los gobiernos y las empresas privadas a explorar terrenos sensibles de la libertad de expresión y la privacidad de información, situación que puede ser aprovechada por los gobiernos autoritarios o populistas para sus propios intereses”, dijo.
Finalizó diciendo que recuperar la confianza de las audiencias en las fuentes de información será un primer paso y una discusión necesaria para eliminar las noticias falsas y el surgimiento de mitos que, de alguna manera, terminan moldeando los comportamientos y las preferencias de los usuarios de redes sociales y medios de comunicación, sin mayor criterio para discernir entre la realidad o la ficción.
ÓSCAR MURILLO
REDACCIÓN BOGOTÁ-EL TIEMPO
Twitter: @OscarMurillom

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