Defender los derechos humanos a finales de la década de 1990 y a inicios del nuevo milenio en Ciudad Bolívar, la zona con mayor tasa de homicidios en la capital del país, era como poner el cuerpo como polígono de tiro al blanco.
Pese a ello, Jairo Vargas realizó incasablemente ese trabajo, hasta el martes, cuando falleció por afecciones de salud.
Sociólogo de profesión, conocía de cabo a rabo esa localidad, y cada vez que la recorría recordaba cómo la muerte se paseaba por sus esquinas y parques, llevándose especialmente a los jóvenes, ya fuera en enfrentamientos de pandillas o por el conflicto armado entre milicianos de la guerrilla y paramilitares, que llegaron a desencadenar una crisis humanitaria en esa localidad a comienzos del milenio.
Esa preocupación lo llevó a conformar, con más profesionales en humanidades, la ONG Colpaz, con la cual se dio a la tarea de alejar de la violencia a los jóvenes. Años después, la ONG derivó en la Red de Promotores de Derechos Humanos.
De hecho, en la época más crítica, entre 2005 y 2007, se realizó una movilización de 30.000 personas denominada la Marcha por la Vida. “Menores que estaban en esos grupos se acercaron para pedir ayuda, desmovilizarse, porque no querían seguir matando a sus amigos o vecinos”, contó Catalina, la hija de Jairo.
Este jueves en la tarde serán las exequias de este defensor de la vida en Ciudad Bolívar.
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