Los ministros de Cultura de los siete países más ricos del mundo (G7) lanzaron en Florencia (Italia) un llamado a todos los Estados para que adopten “medidas fuertes y eficaces para luchar contra el tráfico y el saqueo de bienes culturales”.
En una declaración común, los ministros se dirigieron especialmente a “los países en situación de conflicto o de luchas internas para que identifiquen, prohíban y eviten el comercio de bienes culturales robados”.
Con esta primera reunión del G7 dedicada a la cultura, que finaliza este viernes en esa ciudad de la región italiana de Toscana, impulsora de la iniciativa, busca posicionarse en el primer plano de la defensa del patrimonio mundial. Cabe recordar que Florencia es una de las capitales mundiales del patrimonio, lo que redunda en una fuerte industria turística y artística.
“En este periodo en el que los temores de la globalización nos empujan al repliegue, a protegernos, a temer las diferencias, hablar de cultura como instrumento de diálogo y respeto de las diversidades me parece un paso muy importante”, declaró el ministro italiano de Cultura, Dario Franceschini.
“Es fundamental que los países del G7 ejerzan un rol importante en el seno de la comunidad internacional, no solo económico sino también por sus valores, sus ideales, sus principios, dada su influencia”, agregó Franceschini, rodeado de sus homólogos de Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia, Reino Unido y Canadá.
En la reunión participaron asimismo el comisario europeo de Cultura, Tibor Navracsis, y la directora general de la Unesco, Irina Bokova. “Necesitamos aún más voluntad política para poner la cultura en el centro de la agenda internacional”, afirmó esta última. El encuentro se celebra coincidiendo con la presidencia italiana del G7, el grupo de los siete países más ricos del planeta, cuyos jefes de Estado se verán a finales de mayo en la ciudad siciliana de Taormina.
La reunión del G7 Cultura y la adopción de la declaración de Florencia se produce una semana después de la adopción por parte del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas de una resolución relacionada exclusivamente con el patrimonio cultural, subrayó la ministra francesa Audrey Azoulay.
Por su parte, la secretaria de Estado de Cultura de Reino Unido, Karen Bradley, agradeció a sus “amigos del G7 su solidaridad tras el ataque terrorista de Westminster (que dejó víctimas mortales y heridos)”. La declaración de Florencia exhorta a las próximas presidencias del G7 a organizar “ulteriores reuniones de ministros de Cultura para seguir el avance de los compromisos adquiridos y promover más iniciativas de trabajo conjunto por la causa”.
El manifiesto del G7 por la protección de los bienes patrimoniales coincide con la reciente solicitud de la declaración de patrimonio inmaterial de la humanidad de la ruta formada por las ciudades de Sabrosa (Portugal), Sevilla (España) y Punta Arenas (Chile), que hacen memoria de los viajes de Fernando de Magallanes en sus diversas vueltas al mundo en barco, durante el siglo XVI. A esta red de ciudades ‘magallánicas’ también esperan adherirse Ushuaia (Chile), Río de Janeiro (Brasil) y Buenos Aires (Argentina).
Entre 1519 y 1522 Magallanes descubrió el canal natural navegable que recibe su nombre, y fue el primero en navegar desde el océano Atlántico hasta el Pacífico.
La industria cultural y creativa, llamada economía naranja, experimenta un auge en las ciudades latinoamericanas, por el aumento en habilidades y talento humano, resaltaron expertos durante un foro regional en Ciudad de Panamá.
“Escasez de creatividad en América Latina no hay. No es afectada por la devaluación, y ese es un factor que hace que cada día crezca más”, dijo la especialista del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y líder de equipo de industrias culturales, Helga Flores. “La creatividad es la materia prima del siglo, será necesario sacarles provecho al talento, la cultura y el patrimonio, para transformarlos en bienes y servicios”.
La representante, que participó en la primera edición de ‘Vitamina C: Foro Regional de Industrias Creativas y Culturales en Panamá’, explicó que esta evolución de la economía va acompañada de otros elementos que transforman la industria mundial, como la revolución cibernética.
El BID estudia cómo será ocupado ese mercado por los 107 millones de jóvenes (entre 15 y 24 años) de la región, de los que cada año se insertan unos 80.000 al sector laboral. Las industrias creativas en occidente generaron 175.000 millones de dólares y emplearon a 11 millones de personas en el 2016.
BOGOTÁ
*Con información de AFP y Efe