Con máscaras y disfraces que inspiraban miedo, miles de estudiantes universitarios se movilizaron este miércoles en diferentes ciudades del país para exigirle al Gobierno más recursos para la educación pública.
La ‘movilización zombi’, como fue llamada la marcha de este miércoles y tercera que los jóvenes realizan en el contexto del paro de la educación pública, fue convocada por los estudiantes a pesar del acuerdo logrado la semana pasada entre los rectores de las universidades públicas y el presidente Duque.
Dicho acuerdo contempla recursos por 2,3 billones de pesos para funcionamiento e inversión en los próximos cuatro años y se suman al billón de pesos que el Gobierno ya había anunciado de regalías.
La protesta también se registró un día después de que los estudiantes acordaron con el Gobierno instalar una mesa de concertación, para discutir los temas que les preocupa sobre la educación pública. Esa mesa se instalará hoy, primero de noviembre, y en ella participarán los estudiantes y la ministra de Educación, Victoria Angulo. Los líderes de la protesta advirtieron, sin embargo, que seguirán saliendo a las calles.
“Las movilizaciones continúan porque sobre ellas se sostienen las solicitudes y la posibilidad de entrar a negociar con el Gobierno. Si bien nosotros entramos en un proceso de negociación, entendemos que las necesidades del sector siguen siendo fundamentales”, señaló Álex Flórez, representante de los estudiantes de universidades de Colombia en el Consejo Nacional de Educación Superior.
Disfraces de todo tipo se vieron en la movilización, que si no hubiera sido porque, precisamente, se cumplió el mismo día de la tradicional celebración del Halloween, muchos colombianos habrían resultado sorprendidos. Desde los terroríficos zombis hasta calaveras, conejitas y vaqueros se vieron por las calles.
No faltó, por ejemplo, el joven disfrazado de Jesucristo que llevaba un pequeño mensaje que decía: “Yo no morí para esto”. O la estudiante vestida de novia con un cartel en el que había escrito: “La educación me dejó plantada”.
“Morí esperando por una educación de calidad” o “Los unicornios somos más reales que el presupuesto de la educación pública”, se leía en otras de las carteleras.
GUILLERMO REINOSO Y CAMILO PEÑA REDACCIÓN EL TIEMPO