Después de varios días de intensa búsqueda el CTI de la Fiscalía confirmó la captura de Miguel Camilo Parra a las afueras de Bogotá y había cambiado su aspecto para pasar desapercibido. Eso sucedió a las 10:30 de la noche en una finca del municipio de Fusagasugá. Se le acusa de tentativa de homicidio contra Ángela Ferro.
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"Por Dios es la mejor noticia" es el único pronunciamiento de los familiares de la víctima quienes aún no salen de la conmoción. Los embarga la alegría de que se haga justicia pero también hay algo de miedo porque el ataque contra Ángela María Ferro fue brutal en su casa ubicada en el barrio El Redil en Usaquén.
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Por su parte Ángela Ferro dijo que aún no comprende porqué razón su pareja fue capaz de cometer semejante ataque. "Él ya había sido agresivo, me había tirado de la cama, había intentado morderme pero al mismo tiempo era detallista y cambiaba. Era como si fueran dos personas", dijo la mujer ya en estado de recuperación. También confirmó que ella ya tenía listo un apartamento para pasarse y darle fin a la relación.
También dijo que su hijo no fue atacado porque en medio de los disfuncional tenían una buena relación. "Su captura fue una sorpresa, tengo muchos nervios, estoy contenta, sé que viene un largo proceso pero también tengo mucho miedo. Han aparecido exparejas de él que sufrieron más o igual que yo y que se tuvieron que ir del país".
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Lo que se sabe hasta el momento de Miguel Camilo Parra es que antes de convivir con Ángela del Pilar Ferro Gaitán vivía con su mamá. Tiene 28 años y quienes lo conocen señalan que sus relaciones sentimentales han sido problemáticas.
EL TIEMPO pudo hablar con algunas personas que prefirieron ocultar su identidad. Dicen que es un fanático religioso que hacía parte de la iglesia cristiana Rebaño de Lobos. Pero EL TIEMPO habló con Chak García, pastor en esa iglesia, y aunque admite que Miguel sí fue allí en tres ocasiones y Ángela, en una, ellos nunca asesoraron a la pareja.
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“Yo creo que la familia está confundiéndonos con otra iglesia cristiana a la que él fue. Él nunca nos dejó ayudarlo ni asesorarlo”, dijo el pastor. Los ingresos de Camilo provenían de su trabajo como entrenador en un call center bilingüe de Bogotá llamado Sitel.
Dicen que Ángela lo conoció por una aplicación de citas y que ahí se había presentado como un residente de Cedritos que poseía una tienda.
También lo señalan de ser una persona homofóbica. “Yo tengo a mi pareja, somos gais, y mientras Ángela estuvo con él ella se separó mucho de nosotros”, contó uno de los mejores amigos de la víctima. “Él era posesivo, manipulador, está armado y siempre ha sido muy grosero con su tía y su mamá”.
En ese momento es conducido a la URI de Puente Aranda.
Archivo particular
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REDACCIÓN BOGOTÁ
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