Desde hace 15 años, uno más de los que tiene Santiago, la familia Palacios Vargas ha lidiado con años de tramitomanía para que los bares ubicados detrás de su casa, en el barrio Las Ferias, insonoricen sus establecimientos.
El ruido no solo afecta la tranquilidad de la familia, situación que padecen decenas de bogotanos, sino aun más al joven, quien un día comenzó a perder su capacidad auditiva. Hace seis años un médico le diagnosticó hipoacusia, un problema de salud que provoca la pérdida de audición, contó Fanny Vargas, la madre del niño. “El oído derecho de mi hijo ha perdido el 70 por ciento de su capacidad. El problema es que se puede afectar en un 100 por ciento si no cumple con las restricciones médicas”, contó Fanny. Esta enfermedad puede ser hereditaria, resultado de un traumatismo o exposición a largo plazo al ruido. De no tener los cuidados necesarios, el niño podría perder por completo la audición, según el Grupo de Acciones Públicas de la Universidad del Rosario (GAP).
El otorrinolaringólogo y otólogo Juan Manuel García especifica que “ruidos e intensidades altas de decibeles pueden producir lesiones irreversibles”. Pero ni este diagnóstico, ni los derechos de petición han logrado que la alcaldía de Engativá o la Secretaría de Ambiente logren que estos bares, ubicados en la carrera 68C, entre calles 79 y 80, insonoricen sus ambientes. “Yo entiendo que los bares apelen al derecho al trabajo, pero que cumplan las normas. Le bajan un día y al otro vuelven con lo mismo. Eso es una burla”, dice la mujer.
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Esta familia ha acudido al diálogo con los dueños de los bares, pero sus mejores intenciones se han quedado en el papel.
En un último intento por salir de este problema, la familia del niño pidió ayuda a la Universidad del Rosario. El Grupo de Acciones Públicas de esta universidad y la familia de Santiago interpusieron una acción de tutela y una de cumplimiento para acabar con la transgresión de derechos.
En primera instancia se negó la tutela, pero apelaron y se revocó el fallo. Se decidió amparar el derecho a la salud del menor, otorgando un término de ocho días para que las entidades demandadas dieran cumplimiento al fallo. Luego de un largo proceso, la familia del niño Ángel Santiago Palacios ganó una tutela en el año 2015 que ordenó tomar las medidas necesarias para proteger la salud y el medioambiente sano del menor. Aunque la Secretaría de Ambiente acató la orden del juez y cerró temporalmente algunos bares, de forma intempestiva permitió nuevamente su funcionamiento.
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Cronología de la denunciaEn el año 2000 se abrieron varios bares en el barrio Las Ferias (Engativá) que empezaron a generar altos niveles de ruido.
La actividad afectó al menor Ángel Santiago Palacios, a quien se le diagnosticó hipoacusia neurosensorial.
El 5 de abril del 2013 Fanny Vargas, en representación de su hijo, interpuso una tutela en contra de la Secretaría de Ambiente y la alcaldía de Engativá por la afectación a los derechos a la salud y el medioambiente sano.
El Juzgado 51 Penal tuteló los derechos del menor y ordenó a estas entidades adoptar medidas policivas.
Ante el incumplimiento de la acción de tutela, en 2015 se instauró un incidente de desacato, que fue resuelto de manera favorable y ordenó la insonorización de los bares.
Hoy los bares continúan funcionando aun cuando la Secretaría confirmó que estos siguen incumpliendo la normativa de ruido y uso de suelo.
BOGOTÁ
*Escríbanos a carmal@eltiempo.com
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