Mientras Luis Alberto González esculca entre los escombros de su casa de lata, un nuevo aguacero se desgaja sobre el barrio Divino Niño, en Ciudad Bolívar, en el sur de Bogotá.
“Parece que el cielo odiara la montaña”, mencionan a su lado. La tormenta ruge y las gotas comienzan a repicar sobre las latas como una lluvia de balas.
Luis Alberto y su familia se apresuran a recoger lo que quedó del deslizamiento del sábado. “Llegué hace tres años a este lugar y por cuatro millones me vendieron este predio. El sábado se nos vino el mundo encima”, explica este boyacense que, ahora, está desempleado y con tres niños y una esposa sin techo. Son una de las 50 familias afectadas por una emergencia anunciada hace diez años.
“Este es un sector con antecedentes de movimientos en masa”, explica Ricardo Álvarez, ingeniero del Instituto Distrital de Gestión de Riesgos y Cambio Climático (Idiger). “El Instituto había clasificado el sector como un sitio de alto riesgo no mitigable por movimientos en masa adicional”, agrega, nombrando con tecnicismos una tragedia que afectó a 113 adultos y 86 niños y causó daños en 59 predios, de los cuales 41 son viviendas, 14, bodegas y 4 lotes vacíos.

Luis Alfonso, con su familia, trata de recuperar lo que quedó después del movimiento de tierra.
César Melgarejo / EL TIEMPO
Los afectados se habían asentado sobre la carrera 16 con calle 80a sur de manera ilegal hace pocos años. De acuerdo al ingeniero, la presión sobre el terreno y la instalación de conexiones de alcantarillado clandestinas fueron algunos de los factores que causaron la emergencia.
La lluvia continúa minando la tierra que, en algunos puntos, se sigue deshaciendo. La temporada invernal comenzó en marzo y se extenderá hasta finales de mayo, según el Ideam. De acuerdo con datos consolidados del Idiger, desde el 10 de marzo se han registrado más de 586 eventos relacionados con precipitaciones en más de 370 barrios.
Alejandro Canro es parte de las estadísticas. Él pasa corriendo entre ladrillos, trozos de baldosa, madera y barro esparcidos por la pendiente del terreno de invasión en el Divino Niño. Entra apresurado a su casa a revisar que nada más se moje. La ropa de sus 6 hijos está tendida sobre cuerdas que atraviesan 3 habitaciones separadas por bolsas y láminas de tríplex.
“Estábamos recostados en la cama con mi mujer cuando sentimos un bajonazo y notamos que la cuna de la bebé estaba ladeada. Quitamos el tapete y vimos la grieta”, relata. Aunque a una cuadra hay una feria de servicios dispuesta por el Distrito para ofrecer alternativas a los damnificados, Alejandro dice tener razones para no tomarlas: “Me dicen que tengo que desalojar para que nos den un mes de arriendo, pero sé que nadie va a recibir ocho personas”.
En el rancho de al lado, Luis Alberto Rodríguez tampoco está seguro de aceptar ayuda. “No tengo trabajo ni dinero para pagar la renta que venga después del primer mes”, asegura. Afuera, el Idiger, los Bomberos, la Defensa Civil, las secretarías de Hábitat e Integración y el ICBF aguardan por quienes decidan acercarse con la documentación y aceptar los kits humanitarios y unas alternativas de vivienda. Hasta ahora, se tienen papeles de 12 predios afectados.
Ya se han entregado kits humanitarios (arriendo por un mes, bonos alimenticios, apoyos de cocina y limpieza, entre otros) y algunas familias han accedido a desalojar.
Ingenieros evalúan la situación minuto a minuto. Una enorme grieta separa la invasión de las casas “legales”. El panorama, según el ingeniero, es una mezcla de incertidumbre y alerta.

Los organismos de emergencia permanecerán en la zona hasta que no quede una familia en los predios invasores y se levante el riesgo.
César Melgarejo / EL TIEMPO
A 34 kilómetros del barrio Divino Niño, los conductores en la autopista Norte vivían su propia odisea. El carril norte-sur estaba completamente inundado: las aguas del Torca se habían desbordado e invadían la vía. Hubo tráfico, varados y accidentes. Los ciudadanos tardaron hasta una hora y media en hacer el viaje desde La Caro hasta la entrada de la ciudad. Esto, en un buen día, toma 20 minutos.

Así lucía la Autopista Norte en la mañana de este lunes.
Mauricio Moreno / EL TIEMPO
En el resto de la ciudad, el caos tenía otras caras. Se reportaron árboles caídos en la calle 127 con carrera 53, en la carrera 2.ª A con calle 72, en la calle 116 con carrera 58, en la calle 88 con novena, en el canal de El Virrey y en otros puntos.
De acuerdo con cifras del Jardín Botánico, 328 árboles se han venido al suelo en lo corrido de 2019, especialmente por los estragos de la temporada invernal.
Las escenas, claramente, son muchas más. El fin de semana se registró un deslizamiento en la carrera séptima con calle 210 y en la localidad de Sumapaz, en el kilómetro 8 de la Troncal Bolivariana. Se calcula que 90 por ciento de la ciudad estuvo bajo la inclemencia del invierno desde la noche del domingo.
En el barrio Bosques Calderón Tejada, en Chapinero, se registró un taponamiento de un canal de aguas residuales y la caída del puente de la quebrada Las Delicias. Con pedazos de madera, sacos llenos de escombros y tierra, la comunidad ha reconstruido el puente que comunica con la avenida circunvalar y que se ha llevado la quebrada varias veces.
Las autoridades distritales informaron que los principales afluentes hídricos de la ciudad como el río Bogotá y Tunjuelo presentan niveles normales a pesar de las fuertes lluvias que se han presentado en los últimos días.
“Tenemos puntos que estamos monitoreando con los ingenieros del IDIGER, principalmente hasta días anteriores tuvimos en prioridad alta el barrio Pardo Rubio en la localidad de Chapinero también tenemos algunos puntos en la localidad de Usaquén todo depende de cómo se vayan concentrando las lluvias acumuladas, ahí donde ha habido lluvia acumulada, un aguacero intenso de repente ya puede causar deslizamientos”, aseguró Richard Vargas, director del IDIGER.
“Y las lluvias fuertes continuarán entre martes y miércoles. Luego, se espera que comiencen a mermar de jueves a viernes para, finalmente, bajar en el fin de semana”, asegura Alfonso López, del servicio de Pronósticos del Ideam. Agrega que, a pesar de lo que parece un desolador panorama, las recientes precipitaciones están en un nivel normal y “ligeramente por encima” de lo que se calcula para este tipo de temporadas.
“Los eventos terminarían hacia finales de mayo. Es conveniente tomar medidas preventivas”, finaliza López.
Algunas emergencias de esta temporada invernal se pueden prevenir desde acciones de la ciudadanía. Esto aconseja el Distrito:
– No arrojar basuras o escombros a las calles, canales o cuerpos de agua.
– Limpiar canaletas y bajantes de lluvias de los tejados y terrazas.
– Sacar la basura en los horarios establecidos, en bolsas bien cerradas y, si es el caso, en los contenedores dispuestos por la Alcaldía en los últimos meses.
– Cortar las ramas de los árboles que estén cerca del techo de su vivienda.
– Verificar que el sistema de bombeo de los sótanos funcione para drenar aguas lluvias hacia el alcantarillado.
– Si vive en zona de ladera y ve algún agrietamiento en la tierra, comuníquese con la línea 123 para que las autoridades verifiquen la situación.
– Si conduce en medio de la lluvia, respete los límites de velocidad. El asfalto mojado le da menos capacidad de maniobra.
– En caso de tormenta eléctrica, protéjase en edificios.
– Consulte el pronóstico del clima y las lluvias en tiempo real a través de la página web https://sab.sire.gov.co.
ANA PUENTES
EL TIEMPO
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