“Las emergencias y las crisis revelan la desigualdad de la sociedad y atacan a los más indefensos, especialmente a las mujeres”. Esta es la reflexión que Claudia Mejía Duque, directora de la Corporación Sisma Mujer, hace ante las afectaciones de la pandemia en Bogotá, que sin duda demostró la desigualdad en la capital, pero también reveló que la sororidad –solidaridad entre mujeres– es uno de los caminos más fuertes y ágiles a la hora de ayudar.
EL TIEMPO recogió el trabajo de seis organizaciones y colectivos de mujeres que demostraron que las redes de apoyo están llenas de sororidad y trabajo autogestionado. La primera es la Red Jurídica Feminista, que creó un fondo solidario para recaudar ayudas para las mujeres privadas de la libertad que, ante la falta de visitas, restringidas para evitar contagios, dejaron de recibir implementos de aseo básicos.
También está el Colectivo Polifonía que está apoyando la red enREDados, creada por estudiantes universitarios que se unieron para ayudar a tres organizaciones: la Unión Afrocolombiana de Trabajadoras Domésticas, el proceso Comunitario Piratas Ramírez, que agrupa a recicladores del barrio Santa Fe, y Rescatadogs, una iniciativa para salvar animales maltratados o abandonados.
Otro ejemplo es el de la Red Comunitaria Trans, una organización que trabaja por los derechos de las personas transgénero. Este colectivo creó el Fondo de Emergencias para Trabajadoras Sexuales a fin de ayudar a 45 trabajadoras sexuales del barrio Santa Fe que ante las medidas de aislamiento perdieron su trabajo. Esta colecta funcionó a través de donaciones económicas y de alimentos no perecederos.
Con los aportes entregaron 250 subsidios de vivienda y ayudaron a 250 mujeres trans de los barrios Santa Fe, Chapinero y Siete de Agosto a pasar la cuarentena en mejores condiciones. Además, entregaron 200 mercados de comida no perecedera, y donaron 1’500.000 pesos a mujeres cisgénero del Siete de Agosto y de la plaza de la Mariposa, y 3 millones de pesos para mujeres trans privadas de la libertad en la cárcel La Picota. Hay que resaltar que la Red también ofrece acompañamiento psicológico de manera gratuita y de forma virtual a mujeres cisgénero y transgénero, y personas LGTBI.
Soacha también fue testigo de la sororidad. La Asamblea Popular de Mujeres de Soacha habilitó un fondo de recaudo para ayudar a las mujeres de este municipio, priorizando trabajadoras sexuales y mujeres que habitualmente trabajan en la informalidad. Cabe recordar que este ha sido uno de los municipios más afectados en términos de población vulnerable que necesita ayuda.
En Bogotá, la Escuela Jurídica Popular Espora volcó todos sus esfuerzos para apoyar a casi 500 familias necesitadas de los barrios Villas de la Capilla, Lomitas 1 y 2, y Serrezuela, del sector El Codito. Este trabajo lo hicieron de forma articulada con las lideresas de los barrios, quienes hicieron un censo para identificar las viviendas con requerimientos de alimentos y ayudas más urgentes. Espora se dedica a promover estrategias de derechos y ciudadanía democrática a través de la pedagogía, esta vez el lema fue: ‘Cuidar los cerros es también cuidar a quienes los habitan’.
Por último, el colectivo Yerbateras creó la campaña ‘Todas somos todas’ con miras a recoger mercados e implementos de aseo para las mujeres dedicadas a los trabajos informales en la ciudad. Con cuatro lugares de acopio habilitados para recibir donaciones, ya han logrado entregar más de 300 mercados en más de diez localidades.
Si usted quiere apoyar a cualquiera de estas fundaciones, puede buscar los canales y cuentas bancarias en las redes sociales de cada una.
REDACCIÓN BOGOTÁ
El Tiempo@BogotaET
Comentar