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Bogotá

La historia detrás de la tragedia en el Tequendama

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Gerardo Segura era casado, tenía dos hijos y amaba el turismo. Niegan la hipótesis del suicidio.

CAMILO a. CASTILLO
La muerte de Gerardo Segura Franco tras caer con su vehículo en un abismo en el mirador San Pacho –en la vía Soacha-Mesitas– tomó por sorpresa a todos los habitantes del municipio San Antonio del Tequendama y a los trabajadores de su restaurante.
El siniestro vial ocurrió el pasado 21 de septiembre entre las 12:20 y las 12:25 de la madrugada, según John Bairon Forero, un joven que trabaja como ‘paletillero’ en una obra que está a 50 metros del precipicio y quien fue la última persona en verlo con vida.
“Él iba solo y pasó dos veces por acá. Cuando iba subiendo y se detuvo para que nosotros le diéramos el paso, yo lo alumbré con una linterna y solo vi a una persona”, señaló Forero.
Este testimonio desvirtúa la versión de que Segura iba acompañado por una mujer en el vehículo, teoría que, según Néstor Segura, hermano del hombre de 48 años, “ha mancillado la imagen que tenían las personas de él”.
Néstor es el mayor de los seis hermanos y, quizás, la persona con quien más convivía. Era su confidente, socio y mayor colaborador. “Le ayudaba aquí en el restaurante y también con cosas en la finca. Lo veía casi todos los días”, le contó a EL TIEMPO.
La noticia del hallazgo del cuerpo –el cual fue encontrado luego de 60 horas de búsqueda– le llegó primero a él y fue el encargado de contarle a su madre. También ha sido quien ha recibido los señalamientos de los vecinos y los ataques en redes sociales. Además, es quien ha salido a dar la cara ante los medios de comunicación.
Su labor no ha sido sencilla. En San Antonio se instaló una teoría entre los que no lo conocían que reduce a Gerardo a un asesino o un suicida con graves problemas de depresión.
Allí, en los cafés y restaurantes, se dice que su hermano iba con una amante, que era una trabajadora del negocio y que se habría lanzado luego de una discusión con ella.
“No entiendo de dónde sacan eso. En dónde queda la dignidad de él y de mi familia. Es falso que estuviera loco o que tuviera depresión. Las personas que lo conocían, sus empleados, a quienes llamaba compañeros, pueden hablar de cómo era realmente”, agregó Néstor.
De hecho, el día anterior al accidente habían hablado sobre unos eventos que tenían programados en el restaurante y que económicamente les generarían buenas ganancias, situación que los hace pensar que no fue un suicidio.
En el municipio donde creció es recordado por su faceta como comerciante y político, pues Segura logró ser concejal de esta pequeña población de 13.000 personas.
“Era un hombre muy correcto, que les daba trabajo a las personas de acá. Y duele, porque uno sabe que estos accidentes ocurren, pero jamás se va a imaginar que va a ser alguien tan cercano”, señaló Orlando Rodríguez, amigo de toda la vida de Gerardo, y quien lo vio por última vez el domingo pasado.
Cuentan quienes lo conocieron y trataron de cerca que su vida giraba en torno a sus dos hijos (una joven de 18 y un adolescente de 15), quienes viven en Soacha y a los que visitaba cada vez que podía. “Lo que trabajaba y ganaba era para ellos. No era una persona adinerada, pero podía darles una buena vida”, afirmó Néstor.
Todo el dinero que ganaba era fruto de su trabajo en su restaurante Granja Ecoaventura, negocio que nació de su amor por el ecoturismo y con el que había logrado impulsar una pequeña finca en Santandercito, una población ubicada a 20 minutos de San Antonio del Tequendama.
“Se ha ido Gerardo Lino Segura Franco un gran amigo, un tremendo guerrero, para quien el turismo siempre fue el camino para ayudar a otros y mover la economía del territorio”, escribió María Cristina Ospina, en uno de sus perfiles de redes sociales.
Una de las incógnitas del caso es que el vehículo en el que se accidentó aparecía a nombre de Luisa Fernanda Méndez, lo que generó toda suerte de especulaciones sobre si iba o no acompañado. Sin embargo, Néstor aclaró que el vehículo sí le pertenecía a Gerardo. “Él se lo compró a una vecina y aún faltaba hacer los trámites de traslado”, cuenta el hermano del comerciante.

¿Qué pasó?

Según las primeras hipótesis de las autoridades, el vehículo había salido de Soacha sobre las 12:30 a. m. con destino a San Antonio del Tequendama luego de visitar a su esposa, y a la 1:30 a. m. el automóvil había caído en el abismo. No obstante, el testimonio de Forero, el trabajador de la obra, contradice dicha teoría.
El joven cuenta que vio el Aveo rojo de placas RMW 778 circular por la vía en sentido Mesitas-Soacha a las 12:15 y que 10 minutos después lo volvió a ver bajando.
Yo vi cuando el carro subió porque llevaba una llanta averiada. El carro cruzó y yo dije: ‘Ese carro va vuelto nada, seguro se va a despinchar por allá’. Pero a los 10 minutos volvió y bajó (...), cuando cogió la curva cogió vuelo y se llevó la cerca y cayó al vacío. El accidente fue sobre las 12:25, él iba solo”, contó John Bairon.
Néstor, de hecho, se sostiene en la teoría de que la muerte de su hermano fue un accidente. “En varias ocasiones le había dicho que tenía que cambiar las llantas porque las tenía muy lisas”, sostuvo.
Las investigaciones de campo determinaron, finalmente, que nunca hubo un acompañante dentro del automóvil.
Las autoridades adelantaron las labores de levantamiento y entrega del cuerpo a los familiares, y aunque se han descartado algunas hipótesis sobre los hechos, los investigadores siguen indagando qué pasó en la madrugada del miércoles pasado y cuáles eran las condiciones mecánicas del Aveo rojo.

Así encontraron el cuerpo

Luego de 60 horas de búsquedas con más de 40 unidades de bomberos, Defensa Civil y Policía, el cuerpo de Gerardo Segura Franco fue encontrado el viernes a las 11:57 a. m. a 150 metros del lugar en donde fue encontrado el Aveo rojo. “Decidimos tomar otra ruta y realizar un peinado en una zona de difícil acceso. Llegamos a la conclusión de que el vehículo cayó, golpeó una zona rocosa que está dentro del abismo y en algún momento entre ese choque y la caída definitiva, su cuerpo salió despedido”, señaló el capitán Raúl Riobueno, del cuerpo de Bomberos de Soacha.
CAMILO CASTILLO
REDACCIÓN BOGOTÁ 
CAMILO a. CASTILLO
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