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Bogotá

Bodega de familia de Carlos Vives, en Usaquén, a la espera de la ruina

Desde hace 20 años, el predio es propiedad de Carlos Vives. Actualmente, la caseta se encuentra con parte del techo colapsado.

Desde hace 20 años, el predio es propiedad de Carlos Vives. Actualmente, la caseta se encuentra con parte del techo colapsado.

Foto:Archivo EL TIEMPO

La caseta fue levantada a finales del siglo XIX. El artista no pudo montar un proyecto cultural ahí

Redacción El Tiempo
Ante el mal estado de la antigua bodega del ferrocarril en Usaquén, ubicada en la avenida novena con calle 113, entidades del Distrito recomendaron a los propietarios del predio declarar el inmueble en ruinas, para proceder a demolerlo.
Esta caseta, que fue construida a finales del siglo XIX y adquirida por la familia de Carlos Vives en 1996, hoy tiene parte del techo colapsado y sus paredes llenas de grafitis. Ante el deterioro, la familia del samario señaló que “el único destino de ese predio es que se derrumbe”.
Entidades como la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) han dejado claro que “no se ha contemplado ninguna intervención” para salvar este inmueble y, por el contrario, las recomendaciones que dan a los propietarios, que de alguna manera son los únicos que pueden definir el futuro de este lugar, no son esperanzadoras.
“Se puede declarar en estado de ruina para poder posteriormente demoler la construcción. Este procedimiento está reglamentado por el Gobierno Nacional en el Decreto 1077 del 2015, artículos 2.2.6.1.1.8”, señalaron en la Secretaría Distrital de Planeación.
Sin embargo, la comunidad considera que un predio como estos, que conserva parte de la historia de la ciudad, debería ser intervenido. “Si es o no de Carlos Vives no es el problema. Tanto las entidades del Distrito como el dueño deberían ejecutar un plan para dar solución y reparar la casa, es una vergüenza que la dejen perder”, afirmó Gustavo Calderón, residente de la localidad de Usaquén.

No se puede reparar

Según indicó Claudia Elena Vásquez (la pareja del artista), desde cuando el samario adquirió el predio ha intentado brindarle a la comunidad un espacio cultural en esta caseta, “pero no ha sido posible, pues se trata de una estructura intocable”.
Incluso, una reciente escuela de música para niños llamada Río Grande, que Carlos Vives inauguró el pasado 23 de agosto en Gaira –un bar de la familia del cantante–, era uno de los proyectos que esperaba montar en esta caseta de Usaquén.
En el año 2003, tras una convocatoria que realizó el Ministerio de Cultura, en la que se estaban adecuando las antiguas paradas del ferrocarril del país y que se llamó ‘Reciclaje de estaciones’, también Vives contempló la posibilidad de montar un proyecto cultural en el predio.
No obstante, la idea no se pudo desarrollar debido a que, para ese momento, la respuesta del Distrito era que “esta bodega no tenía un acceso seguro para los peatones, pues no cuenta con un cruce o puente peatonal”.
Además, en un momento se rumoró que esta caseta hacía parte del patrimonio cultural de la ciudad, por lo que no se podía intervenir. Sin embargo, el Instituto Distrital de Patrimonio Cultural (IDPC) desmintió esta versión.
La estación del tren de Usaquén hace parte del conjunto de las estaciones de pasajeros de ferrocarril de Colombia declaradas bienes de interés cultural del ámbito nacional. Pero la bodega de propiedad de Carlos Vives no hace parte del conjunto antes mencionado y, por lo tanto, no es un bien de interés cultural”, señalaron en el IDPC.
Entre las razones por las que nunca le fue permitido al artista reconstruir esta caseta está, de acuerdo con el Instituto Distrital de Patrimonio Cultural, el uso indebido del predio.
“En su momento, el Ministerio de Cultura le explicó a Carlos Vives que el uso que él pretendía dar a la bodega no está permitido por normativa distrital, y por ser un predio que tiene grandes dificultades para su acceso peatonal”, señalaron en el IDPC.
Lo anterior se debe a que cerca del 50 por ciento del predio se encuentra en la zona de seguridad y protección de la vía férrea, definida por la Ley 769 del 2002, la cual indica que no puede ser ocupada por peatones.
Así mismo, de acuerdo con la Secretaría de Planeación, “alrededor del 100 por ciento del predio se encuentra en la franja de 20 metros definida por la Ley 76 de 1920, en la que no se permiten obras que perjudiquen la solidez de la línea férrea”.
A lo que la Secretaría de Movilidad añadió que por medio de la “Ley 105 de 1993 no es posible la construcción de un paso peatonal que conecte directamente con la estación del tren. Sin embargo, el Distrito está abierto a soluciones que desde el sector privado se puedan proveer”.
Por esa razón, el Ministerio de Cultura también le recomendó a Carlos Vives que vendiera al Distrito o al Instituto Nacional de Vías su bodega, pues es un predio que definitivamente no puede ser reparado.
“Lamentablemente, esa platica se perdió, porque es un inmueble que no puede explotarse comercialmente. Todo está en orden y hemos pagado por veinte años los impuestos del lugar cumplidamente”, dijo Vásquez.

Los fallidos intentos de rehabilitar el inmueble

Este lugar fue adecuado en su momento para que durmiera el maquinista de la locomotora cuando llegaba a altas horas de la noche.
1996. La familia Vives adquirió el predio para volverlo un espacio cultural. “A los pocos meses de haberlo comprado aparecieron todas las afectaciones y no dejaron intervenirlo”, indicó Claudia Elena Vásquez, esposa de Carlos Vives.
2003. Tras una convocatoria del Ministerio de Cultura, para adecuar las antiguas paradas férreas del país que se llamó ‘Reciclaje de estaciones’, el artista contempló la posibilidad de montar un proyecto cultural en el predio. El Distrito dijo que “esta bodega no tenía un acceso seguro para los peatones.
2005. Se construyó el puente peatonal más próximo a la estación ferroviaria de Usaquén, a la altura de la avenida 9.ª con 108A (a una distancia de 130 metros de la estación), y el cual no contemplaba en sus diseños un acceso al separador de la 9.ª.
TATIANA ORTIZ
Redacción EL TIEMPO ZONA
Redacción El Tiempo
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