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Bogotá

En Facebook presumían de sus armas y de lo que robaban

Ilustración: Juan Sebastián Villegas.

Ilustración: Juan Sebastián Villegas.

Foto:EL TIEMPO

Así capturaron a ‘los Chácara’, a la que pertenecía el atracador muerto a manos de un escolta.

Alias Chácara llegó hace poco más de seis años al barrio Santa Fe, en la localidad de Bosa. No conocía a nadie en ese sector, no tenía conocidos o familiares. Rondaba las calles todos los días en su carro hasta que se fijó en un grupo de jóvenes, entre los 16 y los 18 años, que deambulaban por ahí, sin mucho que hacer.
Comenzó a hablarles y con el tiempo afianzaron una amistad en medio de fiestas pasadas de marihuana y alcohol. Chácara siempre tenía dinero y sus compadres querían lo mismo, así que les enseñó a conseguirlo.
“Empezaron robando en el mismo barrio. Donde las mamás de ellos compraban el pan, allá mismo atracaban”, cuenta un investigador de la Sijín de la Policía de Bogotá que empezó a seguirle la pista a esta banda en enero de 2019.
Todo carro que llegaba al barrio a surtir los negocios estaba expuesto. Camiones de gaseosas, de quesos, de panes, de lo que fuera. Justamente un atraco a uno que llevaba bebidas, y que quedó grabado en cámaras de seguridad, dejó en evidencia una de las modalidades de estos jóvenes delincuentes.
Pero querían más, así que pedían servicios en plataformas digitales como Uber o Beat, abordaban el vehículo y encañonaban al conductor, lo llevaban a un lugar lejano, lo amarraban y le quitaban todas sus pertenencias.
También se iban a sectores como Chapinero a atracar a universitarios, se metían a las casas de sus propios vecinos y se llevaban los electrodomésticos; estaban fuera de control y en el barrio todos sabían quiénes eran, pero nadie los denunciaba por miedo.
Crearon toda una familia del crimen. Se cuidaban, se querían, les gustaba ir a rumbear al Restrepo y en Facebook presumían de sus botellas de Buchanan’s, los celulares de última generación que se robaban, los fajos de billetes e incluso sus armas.
La noche del 30 de enero del 2018, tres de ellos decidieron ir a robar carros a la Autonorte. Eligieron uno, el de Francis Leyton, que iba sola, y le rompieron el vidrio del copiloto, la amenazaban para que entregara lo que tenía.
Justo detrás de ella iba un escolta de la Unidad Nacional de Protección, quien reaccionó disparando contra los jóvenes. Uno de ellos murió en el sitio, los otros dos lograron escapar. El luto se apoderó de la banda, habían perdido a uno de los suyos.
“En redes sociales subían fotos del muchacho muerto y le escribían: ‘en la buena parcerito’, ‘Dios lo tenga en su gloria’, ‘descansa en paz soo’”, relató el investigador. Pero ni siquiera eso los hizo reflexionar. De hecho, expandieron sus fronteras.
Viajaron a robar a Brasil, Ecuador, Perú y Chile. En Facebook exhibían esos viajes, las cenas en lujosos restaurantes e incluso fajos de dólares.

Punto de quiebre

Pero siempre volvían a su hogar, y no dejaban de robar bajo las mismas modalidades. Sin embargo, el asalto a un fruver en el barrio La Asunción, en Puente Aranda, el 7 de noviembre de 2018, en el que uno de sus integrantes le disparó al propietario que no oponía resistencia, marcó el principio del fin.
El ataque quedó grabado en una cámara de seguridad del establecimiento y sus rostros quedaron expuestos. El miedo de los vecinos que conocían de toda la vida a estos delincuentes empezó a disiparse y tomaron contacto con las autoridades.
“Logramos establecer informantes en varias cuadras y también íbamos a caminar la zona. Ahí cerca había un colegio y el rector nos ayudó mucho dejándonos parquear los carros. Identificamos a una mujer que siempre estaba con ellos, y nos hicimos amigos de ella”, cuenta esa experiencia uno de los agentes.
Esta era una de las modalidades de hurto que usaban los delincuentes. Atracaban en la cabina a los conductores de bebidas y alimentos que llegaban al barrio.

Esta era una de las modalidades de hurto que usaban los delincuentes. Atracaban en la cabina a los conductores de bebidas y alimentos que llegaban al barrio.

Foto:Policía de Bogotá

Reproducir Video
Un investigador se acercó con cautela a ella, le decía cosas bonitas, trataba de conquistarla. Un día, la joven le pidió marihuana al policía encubierto, él le dijo que no tenía, pero que le conseguía. Así fue, pero antes de dársela, le pidió el número celular, su cuenta de Facebook, y ella accedió.
“A partir de ahí pudimos acercarnos a ellos. Identificamos sus perfiles e interceptamos el teléfono de Chácara para establecer la ubicación”.
Con los videos de varios de los asaltos que cometieron, testimonios de algunas víctimas y la plena identificación de los seis integrantes (Chácara, Javier, Lunares, Richard, Mandy y Piolo) estaban a punto de ser capturados.
Sin embargo, los residentes del barrio Santa Fe estaban cansados y sentían que la colaboración que estaban dándole a la Policía no surtía efecto, así que trataron de solucionar el tema por su propia cuenta y empezaron a regar panfletos en los que decían que tenían identificados a los atracadores y que los iban a matar.
Este mensaje coincidió con el hallazgo, el primero de marzo de este año, de un cuerpo desmembrado en un parque de Bosa Porvenir, por lo que los jóvenes creyeron que la amenaza iba en serio y se desaparecieron.

El asalto a un Fruver en el
barrio La Asunción, en Puente Aranda, en el que uno de sus integrantes le disparó al propietario que no oponía resistencia, marcó el principio del fin

Operativo de captura

Chácara, el líder, se fue para Medellín y los otros integrantes no salían de sus casas. No obstante, las redes sociales fueron otra vez claves en esta investigación. Los uniformados revisaron el Facebook de esta persona y vieron una foto de él con su esposa en un conjunto residencial que lograron identificar.
Fueron hasta ese lugar, hallaron a la mujer y la engañaron diciéndole que su compañero, Luis Fernando Paz, era requerido por las autoridades por un caso de lesiones personales. Ella les dio el número celular.
“Él nos contestó. Le dijimos que era requerido por un pleito que había tenido con un policía. Nos dijo que se iba a ir para Brasil y que no iba a volver a Bogotá para eso. Le insistimos, que si no se presentaba para conciliar no podía salir del país, así que aceptó volver”, contó el uniformado.
Ya estando acá, y teniendo ubicadas las residencias de sus cómplices, solicitaron las órdenes de captura. El 8 de abril pasado, en varios allanamientos, fueron capturados. Aunque ninguno aceptó cargos, todos fueron enviados a prisión y deberán responder por delitos como concierto para delinquir y hurto agravado.
Esta es la tercera entrega del especial periodístico Bandas tras las rejas, en el que se explican las diferentes modalidades de robos que ocurren en Bogotá y las investigaciones que ha adelantado la Sijín de la Policía para desarticular algunas de las estructuras criminales responsables de cometer estos delitos. Lea aquí la segunda entrega.
ÓSCAR MURILLO MOJICA
Twitter: @oscarmurillom
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