Cómo explicar que algunos colegios públicos de Bogotá, a pesar de estar en entornos escolares difíciles, sean capaces de evitar que sus alumnos caigan en problemas tan graves como el consumo de drogas y/o de alcohol, el embarazo adolescente o el pandillismo.
Sobre este tema de planteles resilientes y otros, está investigando la Secretaría de Educación (SED) para fijar los detalles de su política de Entornos Escolares, tema que tendrá una inversión en el cuatrienio de 56.663 millones de pesos, cifra correspondiente al proyecto 1058 de participación ciudadana para el Reencuentro la Reconciliación y la Paz.
Según el subsecretario de Integración Interinstitucional, Jorge Celis, lo primero que hizo la entidad fue adoptar una nueva definición. “Para nosotros no es un tema de seguridad ciudadana, sino un conjunto de redes que se tejen en el interior del establecimiento educativo y fuera de este para proteger, ayudar y potenciar las capacidades de los niños y adolescentes de los colegios”.
Y en ese sentido, el primer reto de la educación distrital es estar en contacto permanente con la comunidad y los padres de familia, para que estos dos actores se involucren directamente en la educación y protección de sus hijos. Es decir, se trata de un ‘gana gana’ en donde todo lo que suceda en la escuela, como el buen trato y el respeto, también se reproduzca fuera de la institución. “La idea es que el niño tenga la misma narrativa social y así genere nuevas pautas de conducta; que ellos sean los nuevos generadores de entornos de paz”.
El primer trabajoLa estrategia del Distrito ya está en marcha. Ya se ha venido trabajando en el programa Sanamente, de la fundación Aquí y Ahora, en la intervención temprana en consumo del alcohol, en 24 establecimientos educativos de Ciudad Bolívar. En total, ya se atendieron 8.000 familias.
Lo primero que se hace es formar a los docentes, a los orientadores y a los padres de familia en todos los riesgos asociados a esta problemática. “Les hablamos de prevención, hacemos talleres y les entregamos un material didáctico para que todos se lo lleven a sus casas y lo trabajen. La idea es articular un discurso alrededor de la prevención y el riesgo y de cómo le pueden explicar todo esto a un niño”.
En este caso, la estrategia iba dirigida a alumnos de quinto y sexto grados, de entre 9 y 12 años. “Así, les vamos dando un conjunto de estrategias para que se abstengan de entrar a conductas de riesgo. El alcohol es detonante del consumo de sustancias psicoactivas. Disminuir esa posibilidad ya es un gran logro. Este programa, en otras ciudades del país, ya ha obtenido impactos muy positivos porque no responsabiliza solo al colegio, sino a todos los actores en el tema. Incluso, los padres tienen que comenzar a cambiar comportamientos que afecten a los niños en su propio hogar”, dijo Celis. En pocas palabras, el menor no entra en un espacio social donde se bifurcan los comportamientos, sino más bien donde él ve cómo tanto en la escuela como en el hogar se trabaja en las mismas dinámicas de la prevención.
PandillismoOfrecerles a los niños otras actividades para su tiempo libre; esa es la meta del Distrito, y sacar a los jóvenes de sumarse a las bandas criminales que azotan la ciudad.
En un primer intento, van a trabajar este tema a través del deporte, específicamente con fútbol. Según Celis, quieren enseñar nuevas dinámicas de equidad de género. “La idea es que jueguen, pero con otras reglas. Queremos trabajar en competencias socioemocionales, empatía, manejo de la ira, y todo eso los puede ayudar a entender por qué no deben vincularse a estos grupos delictivos”. Todos esos programas se van a vincular a la estrategia de jornada única y extendida.
Otra aspecto importante será la Escuela de Padres. En el caso del fútbol, por ejemplo, la red familiar del estudiante deberá involucrarse en el juego. “No se tratará del que haga más goles, sino del que mejor juegue en equipo, y eso tendrá que reforzarlo la familia”. Las localidades de Kennedy, Bosa y Usme están en la mira para la ejecución de esta iniciativa.
La acción está focalizada. En la localidad de Los Mártires, por ejemplo, se trabaja con ocho establecimientos educativos en el tema de orientación escolar. “La comunidad educativa identifica los problemas de convivencia en el interior del establecimiento y averigua qué conexión hay con sus grupos familiares y con la comunidad”. La novedad está en que esos tres actores deben buscar la solución del problema. Y a todo esto se le suma el arte: con murales, buscan sacar a los jóvenes de las problemáticas de la calle y que, a la vez, expresen lo que sienten. El próximo año habrá 15 obras más en colegios de otras localidades.
El respaldoEl revolcón que pretende dar la Administración Distrital con todos estos programas tiene nombre propio: Comité Distrital de Convivencia Escolar, que, según Celis, es la reunión de 20 entidades del orden nacional y distrital y doce organizaciones invitadas que, por disposición de la Ley 1620 del 2013, se trazan estrategias para que los colegios sepan cómo deben activar protocolos a tiempo, por ejemplo, en casos de agresión sexual, suicidio, matoneo t extorsión, entre otros. “Nosotros le entregamos los criterios al colegio para que un docente o un coordinador sepan cómo actuar”.
Una vez activa la alerta, gracias a ese comité, entran a operar cada una de las entidades que tengan que ver. La idea es que la escuela se convierta en un espacio de restitución de los derechos de los niños y los jóvenes.
Según Celis, la diferencia con las estrategias de otras administraciones es que esto va a permitir que la información fluya y que la respuesta de la institucionalidad sea eficaz.
Que haya un seguimiento niño a niño también va a permitir que se creen estrategias acordes con la realidad de los colegios, y eso solo se puede detectar conectando a todos los actores que tengan que ver con el tema, así también la inversión será más eficiente.
El alcance de esta idea es tal que también en el tema de caminos seguros se invita a la comunidad a que no sea indiferente cuando ve a un niño en la calle. “Ese trabajo lo hicimos fuertemente en Los Mártires. Poco a poco, la comunidad se apropia de su territorio y vuelve a poner a los niños en el centro”, dijo Celis.
También se trabaja en la Cátedra de Paz con enfoque a la cultura ciudadana. Esto busca un cambio generacional en el significado del respeto por el otro.
Con todo esto, la meta en el cuatrienio es intervenir 60 instituciones educativas de las 368 que hay en la actualidad de carácter oficial, 30 más de las que, según la Encuesta de Clima Escolar y Victimización 2015, requieren una atención prioritaria.
Los retos para proteger a los niños de las amenazasRicardo Ruidiaz, de la Fundación Amigos Unidos, pone sobre la mesa algunos retos
Autoridades deben detectar riesgos
Es importante que las entidades reporten con mayor celeridad situaciones de riesgo para los estudiantes, como la venta de licor o sustancias alucinógenas cerca de los colegios. En otros países, sostiene el experto, opera una especie de policía escolar o bachiller que está al tanto de movimientos extraños alrededor de los planteles educativos para contrarrestar las actividades delictivas que se puedan presentar.
Padres de familia comprometidos
El colegio debe velar para que los padres de familia se comprometan con acciones tan elementales como llevar y recoger a los niños menores de 13 años al colegio, porque es en ese tránsito en donde se presentan la mayor cantidad de delitos en su contra. El experto también recomienda que si tienen ruta haya monitoras comprometidas con su cuidado que eviten situaciones tan comunes como el acoso escolar.
Campañas de convivencia
Fomentar campañas de prevención contra comportamientos sistemáticos que afecten la vida escolar de los niños, como el ‘bullying’. Solo este año, la Fundación Amigos Unidos ha recibido 8.670 denuncias desde diferentes ciudades. Bogotá y Barranquilla siguen liderando esa lista. La idea es que se detecten de manera temprana estos comportamientos para que no terminen en situaciones tan graves como el suicidio en etapa escolar.
Redes sociales
Según el experto, las amenazas que están surgiendo desde las redes sociales no son ajenas a las problemáticas de los entornos escolares, pues desde allí los estudiantes son convocados y amenazados por grupos delictivos que pactan encuentros o asedios en las cercanías de los planteles. También, dice, se deben prohibir ventas ambulantes de licor, así como infraestructuras con rejas por donde se pueda comercializar la droga.
BOGOTÁ