Los habitantes de Chapinero vieron este domingo al mediodía cómo uno de sus vecinos más antiguos desapareció. Dos de los tres edificios que sirvieron de sede a la Defensoría del Pueblo, en la calle 55 con carrera 10. ª, fueron demolidos con la técnica de la implosión.
La construcción fue levantada en 1948 por la Fundación Rockefeller y pasó a manos de la entidad en 1992. Pero antes, en los años 80, allí estaban las oficinas de la Secretaría Distrital de Salud. Así lo recuerda Ruth Triviños Ortiz, quien vive hace 35 años en la carrera 9.ª con calle 54A. “Trabajé mucho tiempo en el Sena de Chapinero. Para salir a la carrera 13, siempre pasaba por el frente del edificio”, contó mientras esperaba la hora de la explosión.
Los edificios, cada uno de tres pisos, se demolieron para darle paso a una nueva sede de la Defensoría, pues según un estudio contratado por la entidad, el inmueble no cumplía las normas de sismorresistencia.
Las autoridades distritales dispusieron de un completo operativo para llevar a cabo la implosión. La Policía cerró desde muy temprano las carreras 10.ª y 13 y las calles 54 y 57. Por su parte, la Defensa Civil, el Instituto Distrital de Gestión de Riesgos (Idiger) y el equipo de Bomberos ayudaron a evacuar las viviendas aledañas a los edificios: 685 personas debieron salir de sus residencias como medida de prevención de una emergencia.
Pablo Emilio Gutiérrez trabaja de portero y vive hace 25 años en una torre de apartamentos en la carrera 10.ª con calle 54. A las 8 de la mañana tuvo que abandonar el lugar junto a las familias que lo habitan. “Salimos todos, hasta las mascotas. También nos pidieron que cerráramos las ventanas y las llaves del agua y el gas”.
Codensa y Gas Natural suspendieron los servicios en la zona como otra forma de prevención. Por eso, pocas personas evacuadas se quedaron para presenciar la demolición. El ingeniero Mauricio Alfonso Vega, del consorcio San José, la empresa encargada de realizar la implosión y construir la nueva sede de la entidad, explicó que se instalaron 32 kilogramos de Indugel en las estructuras de las construcciones.
“Previo a este evento, hubo un trabajo de desmonte y fracturación de los muros. Desde el Puesto de Mando Unificado que adecuó el Distrito accionamos las cargas”.
A la 12 en punto detonaron los explosivos. El fuerte estruendo duró tres segundos y activó las alarmas de los vehículos parqueados cerca de donde se desarrolló la actividad. Sin embargo, los edificios no cayeron por completo. De acuerdo con Edwin Torrado, representante del consorcio, se presentó un inconveniente. “La placa del segundo piso del edificio más grande (el bloque A) cayó de forma diagonal y detuvo la caída de la placa del tercer piso”.
Por esa razón, la empresa activó su plan de contingencia, que consistió en demoler lo que quedó en pie, con la ayuda de una máquina retroexcavadora y un martillo hidráulico.
Los explosivistas y los bomberos aseguraron que todas las cargas fueron accionadas. El Idiger indicó que la onda explosiva no generó daños en los inmuebles vecinos y que hoy continuará la revisión.
Luego de la recolección de los escombros, tarea que finalizará esta semana, se iniciará la construcción de la nueva sede de la Defensoría del Pueblo.
En los 1.917,75 metros cuadrados que ocupaban los anteriores edificios, el consorcio San José levantará dos modernas torres, una de tres pisos y otra de siete. En total serán 12.070 metros cuadrados de área construida. Además, tendrá un sótano con 90 parqueaderos.
La inversión de la obra es de 42.000 millones de pesos y se espera que su inauguración sea en 22 meses.
BOGOTÁ
Comentar