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Bogotá

En Bogotá, vivienda informal y formal crecen a la par

La Alcaldía ha trabajado en mejoramiento de barrios, pero no logra frenar la ilegalidad e informalidad de la vivienda.

La Alcaldía ha trabajado en mejoramiento de barrios, pero no logra frenar la ilegalidad e informalidad de la vivienda.

Foto:Alcaldía de Bogotá

Informe de Bogotá Cómo Vamos dice que ha bajado el déficit de vivienda, pero no baja la ilegalidad.

Yolanda Gómez
Bogotá ha logrado reducir el déficit cuantitativo y cualitativo de vivienda, pero enfrenta un imparable fenómeno de informalidad e ilegalidad y una creciente escalada de precios que está expulsando población a municipios de la sabana.
Esa es una de las principales conclusiones que se desprende del informe de calidad de vida en el capítulo de hábitat del programa Bogotá, Cómo Vamos (BCV), que el 1.° de agosto entrega la evaluación del 2018 bajo el título ‘Estado de la ciudad’. El estudio evalúa doce sectores y hace corte de cuentas al cumplimiento de las metas del Plan de Desarrollo 2016-2020.
En hábitat, el estudio se concentra en el tema de la vivienda. El déficit general, que en el 2003 estaba en 325.796 unidades, bajó a 123.883 en el 2017. El déficit cuantitativo llegó a 54.518 y el cualitativo, a 69.365, después de estar en 175.900 y 149.896.
Para BCV, este es uno de los aspectos positivos que evidencia un mejoramiento en números y calidad de la vivienda en la ciudad, pero alerta sobre el impacto que causan en la capital los fenómenos de la informalidad y la ilegalidad.
Los datos muestran que desde el 2010 han aparecido entre 2.000 y 4.500 predios informales por año, los cuales pueden representar entre el 20 y el 30 por ciento de lo que se genera en vivienda subsidiada (VIS y VIP). El informe señala que la gestión de la Alcaldía no logra hacer ceder el fenómeno.
Las familias asentadas en zonas en condición de riesgo en 2015 eran 8.233. En el 2016 se había elevado a 15.247 y en el 2018 se sumaron otros 610. Esto, mientras entre el 2016 y el 2018 la Alcaldía logró el reasentamiento de 2.031 familias y había entregado 4.191 de 10.000 títulos de vivienda que propuso en su Plan de Desarrollo.
A la ilegalidad se suma la informalidad. Una medición de Planeación detectó que se realizan entre 12.000 y 13.000 ampliaciones de vivienda al año en sectores de origen informal. Es una cifra similar a la producción anual de vivienda VIS y VIP en la ciudad.
BCV comparó los datos de vivienda con los recientes resultados del Censo de población 2018 y encontró que algunos sectores del centro y centro-oriente de Bogotá perdieron población, mientras hubo crecimiento en el suroccidente y en los municipios vecinos.
El censo mostró creciente urbanización en los municipios periféricos y disminución de la población en las áreas centrales de Bogotá. Mosquera-Madrid-Funza y Cajicá-Chía-Cota crecieron entre 31 y 45 por ciento de su tamaño, mientras Bogotá solo creció 4 por ciento.
Es decir, la necesidad de vivienda en Bogotá se ha suplido en la conurbación suroccidental con Soacha, en las localidades de Suba y Usaquén, y en los municipios vecinos.
Las cifras se contrastan con la encuesta de percepción ciudadana de BCV: el porcentaje de ciudadanos que ha pensado en irse a vivir a un municipio cercano pasó de 38 a 46 por ciento entre el 2016 y el 2018, y la principal razón argumentada es el costo de vida, incluido el valor de la vivienda, con el 33 por ciento de las respuestas.
Y cuando las personas no se van de la ciudad, se quedan pero en arriendo. El porcentaje de los que dicen vivir en arriendo pasó de 43 a 50 por ciento, entre el 2015 y el 2018.
Y no es que no quieran vivienda propia, es que no les alcanza para la cuota inicial, como dijo el 54 por ciento en la última encuesta.
Para BCV, al reto de enfrentar la informalidad se suma el de mejorar la política de subsidios y el de identificar por zonas los déficits.
Evolución del déficit de vivienda en Bogotá.

Evolución del déficit de vivienda en Bogotá.

Foto:EL TIEMPO

Esto sugiere el informe al nuevo alcalde

-Planear el hábitat con visión regional (más allá de Bogotá) y mejorar el centro de la ciudad.
-El nuevo POT debe apostarle a la renovación urbana y definir calidad y rangos de precios de nuevas viviendas para evitar la pérdida poblacional.
-Los proyectos Lagos de Torca, en el norte, y Lagos de Tunjuelo, en el sur, generarán vivienda VIS y VIP, pero mantienen la tendencia de ubicarlas en la periferia y presiona el sistema masivo de transporte.
-El Distrito debe fortalecer el mejoramiento de calidad de la vivienda y ubicar VIS y VIP por zonas, y generar opciones para quienes viven en arriendo.
La nueva alcaldía debe enfrentar la informalidad que genera entre 10.000 y 15.000 viviendas al año.
YOLANDA GÓMEZ TORRES
EDITORA EL TIEMPO
REDACCIÓN BOGOTÁ
Yolanda Gómez
icono el tiempo

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