Cuatro días hospitalizado completó en la noche de este lunes Javier Sebastián Saavedra, un joven biciusuario víctima de un atroz ataque de cuatro hombres por robarle la bicicleta. Este es tal vez uno de los últimos casos de hurto de bicis que se han presentado en Bogotá y en los que la víctima, además, queda en estado crítico. De hecho, el sábado pasado le practicaron a este joven de 24 años una cirugía por una lesión craneoencefálica.
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El jueves 11 de febrero era su primer día como domiciliario –antes había estado trabajando como vigilante y llevaba varios meses sin empleo– y desde temprano salió de su casa a ganarse la vida con las comisiones por la entrega de pedidos.
Trabajó muy fuerte hasta casi la medianoche, cuando tuvo que llevar el último domicilio. Ya iba de regreso para su casa y tomó la ciclorruta en El Tintal, en la localidad de Kennedy, pero a la altura de la carrera 92 con calle 6A, en medio de la oscuridad y de otras personas, entre ellas también domiciliarios, fue interceptado por los cuatro hombres.
Según cuenta Gloria Saavedra, la mamá, Javier logró esquivar a tres que intentaron frenarlo con cuchillo en mano. Pero más adelante lo esperaba el cuarto, que le golpeó la llanta delantera con una tabla y lo derribó. Desde el piso, el biciusuario esquivó los cuchillos y patadas que le lanzaron, hasta que uno de los hombres logró impactarlo con el filo de la tabla en la cabeza.
Mal herido, cuenta la madre, Javier corrió casi un kilómetro, hasta el conjunto residencial Pio XXII, donde un vigilante le prestó ayuda. Hasta allí llegó Gloria, pero ya Javier estaba inconsciente.
El joven domiciliario fue trasladado a la Clínica Colsubsidio de Roma y horas después a un centro médico de la misma IPS en la calle 100, donde el viernes en la noche fue intervenido. Por fortuna, este bogotano salió bien de la cirugía, y el sábado recuperó la conciencia, pero ahora se encuentra en observación pues podría quedar con secuelas.
Los hombres que atacaron a Javier, de acuerdo con Germán Murillo, veedor de seguridad nacional y vecino del biciusuario, hacen parte de una banda integrada por extranjeros y colombianos que se ocultan entre los árboles para sorprender a los ciclistas. Esos vehículos son vendidos después por 50.000 o 100.000 pesos en el centro de la ciudad.
Murillo advierte la extrema violencia con la que está actuando esta banda y recordó que hace 20 días, la comunidad de la zona había puesto en conocimiento de la policía de la localidad la inseguridad que viven y lamenta que esos delitos hayan continuado.
Leonel Corredor, también veedor de seguridad, coincide con Murillo en el sentido de que el hurto de bicicletas no ha parado, y agrega que las ciclorrutas de la Ciudad de Cali y La Concordia son peligrosas para los biciusuarios que las transitan a diario.
Corredor señala que las cifras de robos que manejan la Policía y la Secretaría de Seguridad se quedan cortas, por cuanto muchas personas no denuncian por miedo. “Este es un problema que ya se salió de las manos”, asegura.
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El edil Eduardo Romero se identifica con Murillo y con Corredor y agrega que la avenida Villavicencio con Ciudad de Cali; El Amparo, cerca de la central de abastos Corabastos, y en las calles 42 y 45 sur con Primero de Mayo son las principales zonas de atraco de biciusuarios en su localidad.
“La gente no denuncia los robos porque los procesos son demorados, hasta de 8 horas, y engorrosos. También por miedo, porque las personas que hurtan celulares y bicicletas son atracadores que la comunidad de la zona conoce”, afirma Romero, quien señala que desde que comenzó la pandemia han visto un crecimiento constante de estos hurtos.
Javier Sebastián es una víctima más de un delito que no tuvo reducción el año pasado, al contrario de los otros. Los reportes de la Secretaría de Seguridad indican que ese año terminó con 10.694 bicicletas hurtadas, a pesar de todas las acciones que se adelantaron.
El 51 por ciento de esos hurtos se dieron mediante atraco y el 41 por ciento, por oportunidad –debido a que los propietarios la dejaron abandonada o sin candado–; el 5 por ciento, en establecimiento comercial (local o cicloparqueadero) y el 3 por ciento, por engaño.
Las localidades más afectadas en Bogotá han sido, en su orden, Kennedy, Engativá, Suba, Bosa y Fontibón, que el año pasado sumaron el 62 por ciento de este tipo de robos.
El coronel Nelson Quiñones, subcomandante de la Policía Metropolitana de Bogotá, dijo que con el incremento del uso de bicicletas (se estima que hay 1,5 millones) y de nuevas ciclorrutas también aumentó el hurto de estos vehículos.
No obstante, destacó que debido a las diferentes acciones que se adelantan, el delito ya no crece en un 40 por ciento, como llegó a estar el año pasado, sino en un 3 por ciento, y en las localidades más afectadas se ha logrado también una reducción.
“Priorizamos sectores del occidente de la ciudad, y se hizo un trabajo integral con Alcaldía y la Policía, y se priorizaron 20 rutas que están siendo más afectadas”, cuenta el coronel Quiñones, quien dice que hoy por hoy hay policías en bicicleta recorriendo las ciclorrutas y motorizados, los entornos, y que los cuadrantes también apoyan la estrategia en horas críticas diferentes a los turnos.
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A esto se ha sumado un equipo de investigación que viene haciéndoles seguimiento a las cámaras de seguridad. Eso ha permitido dar golpes a las bandas de atracadores de biciusuarios. En Kennedy, por ejemplo, fue capturado un hombre que tenía más de 20 ciclas hurtadas y en Usaquén, un migrante con cinco bicis. El oficial dice que la tarea ahora es “afianzar el trabajo con la comunidad”.
Puntualmente, en la localidad de Kennedy, según el mayor Oscar Alberto Rojas, comandante de la Policía en esa localidad, dice que hace tres meses se creó un grupo reactivo y preventivo, cuyos miembros se ubican entre las 4 a. m. hasta las 11 p. m. en sitios estratégicos de las ciclorrutas. Esto, junto con la presencia de policías en bicis, estaría generando este año una disminución del 40 por ciento en ese delito en la localidad.
Por su parte, Juan Diego Castro, asesor de la Secretaría de Seguridad y encargado para la coordinación de la estrategia de seguridad para ciclistas, asegura que el hurto de bicicletas se volvió un fenómeno mundial con la pandemia.
Cita que en septiembre, en Londres se reportaban 70.000 bicis robadas, mientras que en Bogotá solo eran 7.000; sin embargo, la diferencia es que acá es por la modalidad de atraco y allá por descuido del biciusuario.
Entre las estrategias adoptadas para contrarrestar el delito, además de la mayor presencia de policías y de la creación de un fiscal especializado para el hurto de bicicletas, el experto destaca la promoción del registro de las bicicletas en la plataforma Registro Bici Bogotá, un programa que a pesar de que fue creado hace varios años, finalizó el 2019 con 26.000 registros y ya ha crecido a 60.000.
Castro señala que, desde octubre, este delito empezó a bajar, llegando a diciembre con una cifra menor que un año antes, y que en enero siguió descendiendo (pasó de 821 en ese mes de 2020 a 793 en el mismo periodo de 2021).
Sin embargo, reconoce que han detectado que los atracadores se están trasladando a Usaquén y Chapinero, en el corredor de la autopista Norte, donde también se han tomado medidas. No obstante, considera que es necesario reforzar la presencia con más policías, y eso es lo que no tiene la ciudad.
GUILLERMO REiNOSO RODRÍGUEZ
Editor de Bogotá
@guirei24
Con la colaboración de Santiago Buenaventura
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