En sillas de ruedas, sin importar algunas deficiencias cognitivas, tras cruzar fronteras internacionales, vestidos con sus atuendos indígenas, llenos de euforia, y la mayoría protegidos con gorras alusivas a su santidad Francisco, 22.000 jóvenes salieron este jueves de la plaza de Bolívar llenos de la energía espiritual que les transmitió el sumo sacerdote.
“Ayúdennos a los viejos a sanar nuestros corazones. No se dejen atar al odio ni al rencor del pasado, porque ustedes son los que nos pueden contagiar la esperanza”, les dijo el Papa desde el balcón del palacio arzobispal. Como respuesta, la multitudinaria muchachada le respondió con cantos y palmas: “¡Esta es/la juventud del Papa/esta es/la juventud del Papa!”
Como si fuera un estrella de rock, tras cada mensaje que les transmitió el pontífice sobrevinieron vítores y aplausos. Hubo llanto de emoción en muchos porque su espera había sido recompensada.
Una historia de valentía y amistad protagonizaron Juan Esteban Gallego y Freddy Tierradentro, dos muchachos de 18 y 19 años. Arribaron juntos, uno empujando la silla de ruedas del otro. “No hay discapacidad para seguir a Cristo”, rezó Fredy mientras empujaba el vehículo del otro.
Madrugaron a las cinco de la mañana para ver y sentir al obispo de Roma. Sortearon las dificultades de la movilidad (cierres de vías y estaciones de TransMilenio, andenes sin rampas y calles en subida), se confundieron al momento de cruzar los anillos de seguridad, a las 7 a. m., y al fin, como lo soñaron meses atrás, pudieron escuchar el mensaje del santo padre.
No se dejen atar al odio ni al rencor del pasado, porque ustedes son los que nos pueden contagiar la esperanza
“Es una bendición; quiero a Francisco porque brinda luz, él da luz”, advirtió Juan Esteban, quien por una enfermedad congénita no puede caminar. Ayer se sintió volar con su fe.
A la icónica plaza también asistió un grupo de 18 estudiantes del colegio Francisco I, del barrio Siete de Agosto. Ese nombre lo adoptaron hace un año en honor al pontífice. Y esa designación no es lo único que los relaciona con el jerarca católico, pues en la institución se aplica un programa de enseñanza que nivela a niños con déficit cognitivo o alguna discapacidad con los demás alumnos.
Santiago Molano, de 18 años, dejó a un lado su deficiencia cognoscitiva para escuchar con el corazón las palabras de Francisco. No dejó de pelar los dientes en una mueca de amplia sonrisa, al tiempo que decía: “Creo que es una persona muy importante, ya que nos da bendiciones, nos cuida y apoya”. Todo el tiempo aplaudió a su santidad.
Para Alexandra Barreto, una monja de 28 años, su esfuerzo por ver al pontífice implicó pasar la noche en vela. Desde Ibagué, y en representación de las Hermanas Dominicas de Nazareth, arribó a la capital a medianoche. “Llegamos al parque Simón Bolívar y caminamos hasta aquí. Pero valió la pena. En nuestras manos, como jóvenes, está enseñarles a los mayores que podemos perdonar y hacer de Colombia algo muchísimo mejor”, expresó, con la piel enrojecida por el intenso sol de la mañana.
Desde México, Venezuela y otras naciones vecinas también vinieron comitivas. Como la de 20 indígenas provenientes de la región de Otavalo, en Ecuador. “Fue algo sorteado entre mi comunidad, porque somos muchos indígenas, pero solo había para que viajáramos 20. Me siento feliz, un sentimiento que no se puede describir”, manifestó Cecilia Cepeda, ataviada con camisa de flores en blanco satinado, faldón negro, alpargatas, collares y pulseras multicolores.
Tampoco le faltó vitalidad al retrato sobre tela que pintó Wílmar Sierra, un artista que desde el día en que escuchó de la visita a Colombia se propuso pintar la imagen de este héroe católico. Al disponer su obra de gran formato sobre el piso, una romería de curiosos se la pasó pidiéndole permiso para tomarse una foto con la sonriente imagen de Francisco. “¿Y cobra por dejar tomar la fotico?”, le preguntó una señorita que miraba complacida la obra de arte. “No, qué tal. El mensaje de Francisco, a quien quiero porque es abierto y bueno, es que estemos unidos y compartamos con los demás”, sentenció el creativo, en sintonía con el mensaje fraterno que por estos días nos comunica el Papa.
BOGOTÁ Y EL TIEMPOZONA
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