Hace un año Jhon Fredy Ramírez Correa y Miguel Ángel Barriga Talero recibieron la noticia más feliz de sus vidas; les notificaron que por fin a su hogar iba a llegar una hermosa niña de cinco años, su proceso de adopción había culminado.
“No hay nada más deseado que un hijo, la posibilidad de darle todo nuestro amor. Nosotros habíamos durado cuatro años en el proceso de adopción y anhelábamos una vida en pareja, una familia completa. La felicidad fue total, nadie se lo puede imaginar”, dijo Miguel.
La niña ya estaba preparada para entrar al núcleo familiar. Siempre supo que iba a tener dos padres que la iban a amar, ella lo comprendió muy bien. “Llegó a fortalecer nuestra familia. Tenemos hermanos, sobrinos, abuelos. Somos una familia muy grande. Ellos también estaban felices de que hubieran respetado nuestro derecho de ser padres siendo una pareja homosexual y la niña al fin tendría un hogar”.
En un primer periodo la menor de edad ingresó en un colegio público cercano a la vivienda de sus padres pero los problemas comenzaron cuando empezaron la búsqueda de un cupo en un colegio privado que cumpliera con una serie de parámetros que ellos querían para la educación de su hija. “Queríamos un colegio de camino al bilingüismo, con un buen nivel académico y por eso desde el año pasado comenzamos muy juiciosos la búsqueda”, contó Jhon.
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Pero no pasó mucho tiempo antes de que se comenzaran a topar con una serie de barreras. “Fue muy complejo todo. Pedían solo información de papá y mamá, por ejemplo”. Les decían que ante la supuesta “novedad” tenían que consultar el ingreso con el comité de admisiones.
En otras instituciones les decían que era la primera vez que conocían de un caso así y les prometían una llamada que nunca terminaban por recibir. “Incluso llegaron a cuestionar la forma en la que nuestra hija nos representaba cuando le pedían dibujar a la familia y ella nos ponía a los dos, al gato y al perro. Por ejemplo, le preguntaban que qué había pasado con su mamá. Nos dimos cuenta de que el sistema educativo no está preparado para evitar a toda costa la discriminación”, contó Miguel.
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Incluso tuvieron una entrevista virtual en otro colegio en la que les preguntaban una y otra vez quién asumía el papel de mamá. “No lo podíamos creer, estaban viendo a dos hombres en la pantalla y cuestionaban y cuestionaban eso. Al final remataron diciéndonos que ella tarde o temprano se iba a dar cuenta quién cumpliría con ese rol. No lo podíamos creer”, recordó Jhon.

Jhon Fredy Ramírez Correa y Miguel Ángel Barriga Talero buscaban una buena educación para su hija.
Archivo particular
Para estos padres de familia la ofensa mayor la recibieron por parte del colegio Americano de Bogotá fundado en 1.869 por la misionera presbiteriana Kate MacFarren, ubicado en la carrera 22 No. 45A-51. “Nos gustó mucho este colegio, pensamos que era de mente abierta, de valores, le iba muy bien académicamente y quedaba cerca de nuestro hogar”.
La niña, según cuentan sus padres, pasó todos los exámenes de admisión. “Estábamos felices porque presentamos los documentos requeridos y nos enviaron un correo diciéndonos que nuestra situación financiera estaba bien, que cumplíamos con todos los requisitos y que nos podíamos acercar para que nuestra hija realizara el examen y así lo hizo”.
Luego llamaron a los padres de familia a una entrevista. “Ese día una psicóloga nos recibió y llamó a la coordinadora académica. Ella nos pidió que la niña no estuviera presente. Eso fue muy raro para todos”, contó Jhon.
Luego les dijeron que lamentaban mucho la situación pero que había sido un error haberles permitido adelantar los trámites de ingreso hasta ese punto, que el colegio tenía ciertas posiciones al respecto y que había que pensar en los niños y en las otras familias. “En pocas palabras nos dijeron que lo mejor era no continuar con el proceso”.

Estos padres de familia consideran que su hija fue discriminada por ser hija de homosexuales.
Archivo particular
Y luego, para rematar, les dijeron que no se preocuparan que les iban a devolver el dinero del formulario. “Esta situación fue dolorosa e indignante. No prevalecieron los derechos de los niños, tampoco el derecho a la educación. Todo lo establecido en la Constitución, la sentencias de las Cortes deben primar. Nos discriminaron”, dijo Jhon.
“Esta situación fue dolorosa e indignante. No prevalecieron los derechos de los niños, tampoco el derecho a la educación".
Luego, en el formulario virtual del colegio, les notificaron que la niña no había sido admitida y les enviaron un correo con una cuenta de cobro para devolverles la suma pagada por el mismo. “Les pedimos los resultados de los exámenes de la niña y no nos los quisieron dar. Nuestros derechos no son un privilegio. Estábamos pidiendo lo que les pediría cualquier padre de familia”.
En medio de la rabia y el dolor tuvieron que explicarle a su hija lo que estaba pasando. “A ella le había gustado el colegio, estaba contenta. Ya estaba montada en el bus como dicen”, contó Jhon.
Estos padres de familia van a demandar al colegio por el delito de discriminación. “En nuestro país lo que hizo esa institución es un delito. Obvio ya no nos interesa un cupo en este lugar pero lo hacemos porque en Colombia esto no puede seguir pasando. El día de mañana los van a hacer con una madre cabeza de familia o con un ateo y eso no está bien”, dijo Miguel.
Para estos padres las condiciones familiares no pueden determinar los derechos de los niños. Por eso piden que los entes distritales realicen inspección, vigilancia y control en los colegios e instituciones educativas. “Por esa falta de capacitación es que los niños se enferman, se suicidan. Hay muchas falencias que hay que corregir”.
También dicen que es una lección para el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (Icbf). “Es una oportunidad para que mejoren sus procesos de acompañamiento en lo cotidiano después de una adopción. Se requiere una guía que no hemos tenido. Nos hemos encontrado con barreras en los colegios y hasta en la EPS que atiende a la niña. Debe haber mejor ayuda a las pareja homosexuales”, dijo Jhon.
Francisco Javier Cardona Acosta, rector del Colegio Americano, dijo que “después de las averiguaciones hechas lo que se les manifestó a los padres de familia era que aquí se consideraba necesario complementar nuestros saberes por ser el primer caso que se presentaba”.
Y agregó que “lo que se les sugirió a los padres fue un periodo de espera mientras se fortalecía lo requerido para garantizar el derecho a la educación de la menor. De ninguna forma pueden comprenderse como una negativa de que la niña sea parte de nuestro estudiantado”.
Según los denunciantes el colegio está mintiendo. “Están evadiendo su responsabilidad. Cometieron el delito de discriminación. Tenemos pruebas y correos. A ningún niño le devuelven el dinero del formulario. Y ¿Cómo así que ellos se deben preparar para mirar si nos aceptan o no. Esto es cuestión de derechos universales”, dijo Jhon.
La menor de edad ya tiene cupo en otro colegio y el abogado que asumirá la demanda es Manuel Meza de Red Somos.
CAROL MALAVER
SUBEDITORA BOGOTÁ
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