¡Hola !, Tu correo ha sido verficado. Ahora puedes elegir los Boletines que quieras recibir con la mejor información.

Bienvenido , has creado tu cuenta en EL TIEMPO. Conoce y personaliza tu perfil.

Hola Clementine el correo baxulaft@gmai.com no ha sido verificado. VERIFICAR CORREO

icon_alerta_verificacion

El correo electrónico de verificación se enviará a

Revisa tu bandeja de entrada y si no, en tu carpeta de correo no deseado.

SI, ENVIAR

Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí.

Bogotá

Busco al asesino de mi hija: su esposo la mató, está prófugo y es peligroso

Nelson Arturo Caro Zorro fue condenado por el asesinato de su esposa, Leidy Hernández. Está prófugo de la justicia.

Nelson Arturo Caro Zorro fue condenado por el asesinato de su esposa, Leidy Hernández. Está prófugo de la justicia.

Foto:Cortesía

no es hora de callar

No es hora de callar

Leidy Hernández fue asesinada por Nelson Caro horas después de denunciarlo por violencia.

“Levántate, Jorge”, le dice Amparo. “Levántate, no te hundas”, se dice a sí mismo Jorge. Cada mañana -desde el 21 de mayo del 2019- le es difícil entender por qué le pasó tal desdicha. A él le es complicado seguir luchando, baja su cabeza, tiene los ojos brillantes, está a punto de llorar. Por su mente no deja de pasar la imagen de Leidy Hernández, su hija asesinada aquel día.
Esta es su historia:
Leidy murió a manos de su pareja, Nelson Arturo Caro Zorro, durante la madrugada de ese martes. El crimen ocurrió en el barrio Molinos, al sur de Bogotá. El instinto de padre no lo dejó dormir esa noche y aún más cuando horas antes su hija, por fin, había decidido denunciar a su esposo por el constante maltrato al cual la sometía.

Debajo del mesón del lavaplatos hay algo tapado con una bolsa negra

La pareja se conoció en el 2014 en una pastelería en el norte de la capital. Nelson Arturo, hornero, y Leidy, cajera, se enamoraron, en un lapso de cinco meses se fueron a vivir juntos y un año después esperaban a un hijo.
“Cuando ella conoció a ese señor fue como si se le metiera el diablo. Se enamoró perdidamente”, recordó Jorge, quien un par de años después presenció cómo en una reunión el hombre abofeteó a su hija ante toda la familia.
Nelson Arturo Caro Zorro, condenado por el feminicidio de Leidy Hernández.

Nelson Arturo Caro Zorro, condenado por el feminicidio de Leidy Hernández.

Foto:Cortesía

Desde ese momento, Jorge le dijo a Leidy que dejara a ese hombre, que en su casa siempre habría espacio para ella y su pequeño hijo. También para el niño mayor de la joven, producto de una relación anterior. Sin embargo, ella se negaba a dejar a Nelson Arturo.
“Ahí es cuando uno entiende que el amor es ciego, sordo y mudo. Por intentar aconsejar a los hijos, uno como padre les termina debiendo”, manifestó Jorge sobre ese momento. Pero, para él, Leidy seguía en esa relación bajo amenazas. No le cuadraba cómo una joven activa, trabajadora y estudiante de una licenciatura en la Universidad Pedagógica seguía bajo el yugo de un maltratador.

Los días antes del crimen

Leidy pasaba sus días entre su trabajo, en una pastelería en el centro comercial Calima (hoy Mallplaza NQS), y la Universidad Pedagógica, donde estudiaba en las noches. Sacaba tiempo para sus dos hijos, el mayor vivía con su padre luego de ciertos altercados de la mujer con su actual pareja.
La joven, de 30 años en ese momento, ya le había dado pistas a sus padres y hermana del maltrato al cual la sometía Nelson Arturo, un llanero 8 años mayor que ella. Incluso, amigos de don Jorge le habían comentado a él las escenas de violencia a las que quedaba expuesta su hija.

Nelson Arturo llegó a pegarme. Me duele la cabeza

Jorge le insistía a Leidy que, por favor, dejara a ese hombre, pero ella no era capaz. Le temía.
En la madrugada del 18 de mayo del 2021, su nieto mayor, que ese día se quedó en su casa, lo despertó: “Abuelito, mi mamá está en la portería, que le pague el taxi, por favor”.
Leidy llegó descalza, apenas vestida con un short y una blusa.
“¿Qué pasó, hija?”, le preguntó Amparo, la madre de la joven.
“Nelson Arturo llegó a pegarme. Me duele la cabeza”, respondió Leidy.
Esa fue gota que rebosó el vaso. Jorge, Amparo y su hermana Jessika le imploraron que lo denunciara, pero ella les dijo que no lo podía hacer.
Les mencionó que Nelson Arturo la tenía amenazada, que si alguno de la familia lo denunciaba asesinaba a sus padres, al niño y a ella.
Según Jorge, Leidy quería dejarlo, pero el hombre con las amenazas la tenía completamente maniatada.
Ese mismo sábado, la joven madrugó a su trabajo, mientras que sus padres visitaron a Nelson Arturo en la casa del barrio Molinos. Él les pidió disculpas y les prometió que iba a cambiar.
En la madrugada del domingo, Leidy llamó a Amparo y le contó que la había mordido salvajemente en la espalda.
Sin más por pensar, Jorge y Amparo madrugaron el lunes a la Casa de Justicia de Ciudad Bolívar, para demandar a la pareja de su hija por violencia intrafamiliar. Sin embargo, les indicaron que debían hacerlo en otros lugares. En uno de esos puntos, les dijeron que la propia afectada era quien debía hacer la denuncia.
Por eso, Leidy salió de trabajar, a eso de las 3 de la tarde del lunes, para ir a instaurar la demanda. Según Jorge, la última comunicación de su hija fue en la noche, contándoles que por fin había logrado que la escucharan y que ya iba para la casa, esperaba que Nelson Arturo no sospechara nada.

El crimen

Hacía las 9 de la noche, Jorge y Amparo llamaron a Leidy para conocer si había llegado a casa. También llamaron al hombre para saber si conocía algo. Ninguno contestó.
Jorge pensó que quizá su hija había quedado dormida tras el día agotador. Sin embargo, tenía el presentimiento de algo malo. Esa madrugada no durmió y muy a las 5 de la mañana del 19 de mayo, llamó a su hija, pero no le contestaba.
Unos 90 minutos después, la pareja llegó hasta la casa de su hija para saber si estaba bien. Jorge habló con Nelson Arturo para indagar dónde estaba su hija. Él le manifestó que ya había salido para su trabajo. No los dejó entrar al apartamento.

Me llamó Nelson Arturo, pide que vaya don Jorge o doña Amparo a la casa, que vayan con la Policía, que allá está Leidy

Por la ventana, el niño salió –aparentemente bien peinado y listo para ir al colegio-. A Jorge y Amparo no les cuadraba la versión del hombre, así que de inmediato –en la moto- salieron con destino al Calima.
Jorge dejó a Amparo en el centro comercial, pero él debía ir a su trabajo, en una empresa de seguridad. A los minutos, le entró una llamada de su esposa: “La niña no llegó a trabajar”.
De inmediato, retornaron al barrio Molinos, pero en la casa ya no había nadie. Le preguntaron a la dueña de la casa que si sabía algo, le suplicaron que les abriera la puerta, que creían que Leidy estaba allí.
Sin embargo, la mujer no los autorizó. Así empezaría una correría entre la estación de Policía y la Fiscalía del barrio Molinos, de un lado los mandaban a otro, sin hallar solución.
En la Fiscalía les dijeron que no podían reportarla como desaparecida hasta dentro de 72 horas. En la Policía les manifestaron que no había agentes para cubrir el caso.
Mientras tanto, Amparo visitaba el colegio del niño para saber si estaba allí, pero a la institución el menor nunca llegó.
Al tiempo de percatarse de esa incongruencia con el niño, Amparo recibió una llamada demoledora por parte de Mireya, una de las hermanas de Nelson Arturo.
“Me llamó Nelson Arturo, pide que vaya don Jorge o doña Amparo a la casa, que vayan con la Policía, que allá está Leidy”. Mireya lloraba del otro lado de la línea.
Jorge, ya desesperado y con esa información, marcó a la línea de emergencias 123, en la cual una patrulla llegó de inmediato a la casa de Leidy.
Los agentes forzaron la puerta para poderla abrir, tenía candados que impedían entrar con facilidad. Los primeros en entrar a la casa fueron los policías, los siguieron Amparo y Jorge.
Un patrullero dijo: “Debajo del mesón del lavaplatos hay algo tapado con una bolsa negra”.
Amparo tocó la bolsa y dijo: “Es mi hija”.
Leidy estaba muerta.

El luto interrumpido de la familia

Jorge y Amparo quedaron destrozados, le avisaron a Jessika, su hija menor, de la tragedia que los sacudía. Tenían que preparar las honras fúnebres de Leidy y empezar la búsqueda del niño, quien estaba en poder de Nelson Arturo. El niño fue testigo de todo lo que ocurrió entre la noche y la madrugada.
A los 8 días, con el cuerpo de la mujer ya sepultado, Jorge recibió una llamada anónima en la cual le indicaban que habían visto al homicida en Villanueva, Casanare, su pueblo natal. El 27 de mayo fue capturado tras un operativo que lo tomó por sorpresa y fue trasladado a Bogotá para las audiencias de legalización de captura e imputación de cargos.
El hombre no aceptó los cargos por feminicidio agravado, pero lo trasladaron a la cárcel La Modelo.
Jorge, quien logró la custodia del niño, a quien hallaron a salvo, pensó que se estaba haciendo justicia por el asesinato de Leidy. “La captura me dio algo de tranquilidad, pero faltaba el proceso de la sentencia”, comentó.
En marzo del 2020 llegó la pandemia del covid-19 a Colombia. El proceso se empezó a largar por las dificultades en los juzgados y a maniobras dilatorias del abogado defensor del señalado homicida.
En junio de ese mismo año, Nelson Arturo quedó en libertad por vencimiento de términos.
No obstante, el proceso contra él continúa luego de que la Secretaría de la Mujer tomara el caso a través de sus abogadas.
“Me ha tocado duro. Es una pelea diaria buscando que se haga justicia. A veces pienso que casi no he tenido duelo. Todos los días pienso en lo que le pasó”, comentó Jorge.

Las pruebas contra Nelson Arturo y la sentencia

Medicina Legal concluyó que Nelson Arturo Caro Zorro le propinó una serie de puñaladas a Leidy, causándole heridas en el cuello, las cuales la desangraron. La joven intentó defenderse del ataque, por lo que terminó con más lesiones en su torso y brazos. Su cuerpo fue hallado oculto bajo un mesón del lavaplatos, envuelto en bolsas negras.
El caso fue juzgado como feminicidio agravado y en la sentencia de 30 de julio del 2021 lo condenaron a 42 años de prisión.
Cerca del tercer aniversario del asesinato de Leidy, Nelson Arturo continúa prófugo de la justicia.

No estoy buscando venganza, estoy buscando que pague con la justicia, también con la divina

Jorge, muchas veces, se echa a llorar. Es un golpe del cual es muy difícil despertar, pero ha encontrado en su esposa Amparo los mensajes adecuados que lo impulsan a levantarse cada día, para ayudar a Jessika y a los niños de Leidy, sobre todo, al menor.
“Ella es quien me levanta, a veces me hundo por la tristeza. Ella me rescata, me regaña para que espabile”, contó.
Jorge y su hija Leidy Hernández, en una celebración familiar.

Jorge y su hija Leidy Hernández, en una celebración familiar.

Foto:Cortesía de la familia

La lucha de Jorge no terminará hasta que puedan encontrar al asesino de su hija. Teme que por dejar el asunto como está, Nelson Arturo siga haciendo daño a otras mujeres.
“A una persona como esas no se puede dejar libre. No estoy buscando venganza, estoy buscando que pague con la justicia, también con la divina”, señaló. Contó que lo único que le falta es poner una recompensa.
Jorge, con la tristeza que lleva a cuestas, recordó todo el sufrimiento de su hija, por eso no hay día cuando no se reproche por no insistirle más que regresara a la casa y cómo, paradójicamente, a las horas de decidir hablar ante las autoridades, este hombre la asesinó de forma despiadada.
Cada mes, lleva flores a la tumba de Leidy. Allí le prometió sacar adelante a sus hijos.
CRISTIAN ÁVILA JIMÉNEZ
SUBEDITOR DE ELTIEMPO.COM
icono el tiempo

DESCARGA LA APP EL TIEMPO

Personaliza, descubre e informate.

Nuestro mundo

COlombiaInternacional
BOGOTÁMedellínCALIBARRANQUILLAMÁS CIUDADES
LATINOAMÉRICAVENEZUELAEEUU Y CANADÁEUROPAÁFRICAMEDIO ORIENTEASIAOTRAS REGIONES
horóscopo

Horóscopo

Encuentra acá todos los signos del zodiaco. Tenemos para ti consejos de amor, finanzas y muchas cosas más.

Crucigrama

Crucigrama

Pon a prueba tus conocimientos con el crucigrama de EL TIEMPO