Luis Ernesto Gómez fue candidato a la alcaldía de Bogotá en las pasadas elecciones. Creó y promovió un movimiento ciudadano al que llamó Activistas y llevó a cabo iniciativas que quedaron en la retina de los bogotanos, como una cabina de oxígeno para que los ciudadanos respiraran aire puro, o el #BasuraChallenge, que consistía en limpiar zonas públicas de la ciudad.
Después de algunos meses de campaña decidió retirarse y hacer parte de la coalición entre el partido Verde y el Polo Democrático Alternativo, que terminó con la elección de Claudia López.
El 9 de diciembre pasado, Gómez fue el primer funcionario designado para el nuevo gabinete distrital. Desde el 1.º de enero, el exviceministro del Interior y del Trabajo será el secretario de Gobierno de Bogotá.
¿Por qué dejó a un lado su campaña y se adhirió a Claudia?
Yo creo que por las lecciones de la campaña presidencial, donde la división lo único que permitió fue que ganara el uribismo nuevamente. Eso para mí fue una gran lección de vida, y me comprometí a no repetirla. Al momento de las elecciones para la alcaldía, vi que algo esencial era el programa de coalición y de gobierno que inscribiéramos.
Una vez logramos con el Polo, con Activistas y el Verde un acuerdo de coalición, no tenía ningún inconveniente en tomar una decisión de apoyar al candidato que tuviera mayores posibilidades: y en ese momento, esa era Claudia.
¿En qué aspectos le pidió la alcaldesa que se enfocara como secretario de Gobierno?
Lo que me pidió es entender que nosotros nos elegimos con un programa de gobierno, con una ciudad, pero que vamos a recibir otra ciudad y que nuestro mayor mandato es de humildad, de entender que las demandas ciudadanas, si se enfrentan a una contención, pues generan tensiones. Si a las demandas, a esa necesidad de cambio, no las canalizas de manera virtuosa, sino la frenas, lo que va a haber es tensión, eso es lo que está pasando en Colombia.
Entonces, nuestra principal tarea desde Gobierno por supuesto será lograr canalizar esas tensiones de la manera más virtuosa y constructiva, para que a las personas que quieran marchar o protestar contra el Gobierno Nacional, o si lo quieren hacer contra nosotros, se les facilite todo, se les den todas las garantías. La idea es que logremos que la ciudad se una en torno a causas comunes.
¿Cómo cuáles?
Yo creo que hay unas demandas muy importantes en materia de pensiones para los trabajadores, en materia de los maestros, del magisterio en el pliego del paro; pero de todas las solicitudes hay un denominador común, y son los jóvenes, que es una nueva agenda de país para ellos, una nueva ciudad para los jóvenes, con educación de calidad, con protección ambiental, un país que se reconcilia. Es el turno de que nosotros les demos a ellos el lugar que les corresponde.
Nuestro mayor mandato es de humildad y de entender las demandas ciudadanas. La tarea será lograr canalizarlas
Haciendo sus solicitudes, los jóvenes se han encontrado en las calles con el Esmad, y las agresiones y tensiones han sido constantes…
Nuestra tarea es que quien quiera protestar encuentre los canales para hacerlo de manera pacífica, constructiva, creativa. Lo que vemos es una ciudad y un país que se despierta y que está liderado por una juventud que no tiene intenciones de generar caos –el vandalismo creo que fue con casos aislados–.
Ellos tienen intenciones de expresarse a gritos y expresarse a veces rayando una pared, a veces a través de una expresión musical; lo que tenemos que lograr es que eso pueda convivir de manera respetuosa con quienes no quieren protestar, y creo que eso es absolutamente posible si el tono cambia, si los procedimientos cambian. Sin duda alguna, tenemos una tarea muy importante con la Policía Nacional.
¿Qué han hablado con ellos?
Yo creo que la Policía es consciente del sentir ciudadano, frente a lo que pasó con Dilan, frente a lo que implica una confrontación entre el Esmad y la ciudadanía, lo que muchos ciudadanos perciben legítimamente como abuso de autoridad. Creo que en la alta comandancia hay una conciencia de eso, y ellos quieren acertar, les doy todo el beneficio de la duda de que quieren acertar. Pero no hay un diálogo entre sociedad civil, entre esos que protestan, y la Policía, y creo que uno de los temas fundamentales, de lo primero que haremos, es que ese diálogo se restablezca.
Una de sus principales labores será que haya una comunicación fluida con el Concejo, ¿cómo ve ese escenario en el marco del nuevo estatuto de la oposición?
El estatuto creo que es una herramienta muy importante en democracia que impulsamos cuando estuve como viceministro del Interior como parte de la implementación de los acuerdos de paz. Yo creo que va a tener un desarrollo inédito en la ciudad de Bogotá. Primero, porque el llamado a ocupar la curul de la oposición, que es Carlos Fernando Galán, con más de un millón de votos, está en el ánimo más constructivo, y nosotros también queremos reconocer en él un gran aliado para iniciativas de la Administración, no porque haga parte del Gobierno, porque él representa una agenda distinta, sino porque tiene la legitimidad y el mandato ciudadano absolutamente contundente.
Galán ha sido claro en sus intervenciones, en campaña y después, acerca de que él no cree que por tener diferencias se debe ser enemigos o anular al otro.
En ese sentido, además de tener la mayoría en el cabildo, sin una oposición por lo menos oficial hasta ahora, ¿no va a tener la Administración el camino despejado en el Concejo?
Los partidos automáticamente de gobierno son el Polo y el Verde, y por eso no es un tema menor que hasta el momento ningún partido haya manifestado un interés en declararse en oposición. Eso de nosotros demanda es humildad, porque competimos contra ellos a la alcaldía y perfectamente pudieron decir ‘vamos a llegar a oponernos a todo lo que presente la Administración’.
Los que se declaran en independencia demuestran que serán independientes para oponerse a lo que consideren que no comparten. Eso es constructivo para la ciudad, y mi trabajo será que las mayorías en el Concejo se logren fundamentalmente por el argumento.

Claudia López y Luis Ernesto Gómez en su primera reunión en el Concejo de Bogotá.
Archivo particular
¿Usted cree que la secretaría de Gobierno, al ser separada de su histórica función de seguridad, perdió impacto?
Yo creo que no pierde la Secretaría, sino que gana el Distrito. Perdería si el secretario de Gobierno se dedica a sabotear al de Seguridad o viceversa. Lo que se logró con esa decisión es una capacidad mucho más grande de la ciudad para concentrarse y especializarse en el tema de seguridad. En la Secretaría de Gobierno manejamos las relaciones políticas, participación, derechos humanos, manejamos las 20 alcaldías locales, entonces el tema de seguridad era uno más. El que exista una Secretaría de Seguridad demuestra, y es un acierto de Peñalosa, que algo de tanta envergadura como la seguridad en Bogotá tiene la capacidad administrativa de respuesta.
¿Cómo será la relación con las alcaldías locales?
De mis primeras tareas será convocar al concurso de alcaldes locales, que es un examen básicamente de conocimiento y competencias especiales, invito de una vez a todos los ciudadanos vecinos de su localidad, que tengan experiencia en administración pública, que sientan que quieran trabajar por su localidad, que se presenten al concurso. Necesitamos más democracia directa con presupuestos participativos ambiciosos.
Hemos planteado con la alcaldesa que la mitad de los fondos de desarrollo local se destinen a presupuestos participativos, más de 460.000 millones de pesos al año que van a decidir los ciudadanos en su localidad en qué invertirse.
ÓSCAR MURILLO
EL TIEMPO
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