Con apenas 26 años, Stefanía Hernández tiene bajo su responsabilidad el manejo de 19.000 taxis en Bogotá, es decir, 38.000 taxistas, teniendo en cuenta que cada vehículo cuenta con dos conductores en promedio.
Creció entre conductores, tarifas, carreras y taxímetros. Es parte de la generación millennial (jóvenes nacidos entre 1980 y el 2000) y asegura que la tecnología debe ir de la mano del buen servicio para el progreso del gremio. Es soltera, pero tiene novio. Aunque no ha manejado taxi de manera profesional, sí tiene uno en Cali y espera comprar otro en Bogotá.
Su padre es el presidente de Taxis Libres, Eduardo Hernández, pero no solo esto fue suficiente para lograr la gerencia. Stefanía es administradora de empresas de la Escuela de Administración de Negocios (EAN), tiene un curso del programa de emprendimiento e innovación de la Universidad de Berkeley (Estados Unidos), otro del programa de emprendimiento del Babson College (Estados Unidos) y el último, de pensamiento y acción emprendedora de la misma institución. Actualmente cursa una especialización en gestión tecnológica en la U. Javeriana.
¿Cómo es manejar 19.000 taxis en la ciudad?
Aquí estamos trabajando día a día en función de los taxistas y aportándoles para que nos vean como unos aliados, y el crecimiento debe ser mutuo. Si ellos crecen, nosotros como empresa también lo hacemos, entonces es generación de confianza y valor compartido.
¿Qué significa reemplazar a Uldarico Peña?
Si queremos mejorar el servicio en la calle debemos mejorar el servicio desde la organización. Hay ideas innovadoras, y él me escucha sobre cómo podemos reestructurar la empresa alrededor de la calidad.
Hablemos del decreto que obliga a las empresas a tener una aplicación móvil y que las nuevas tarifas se paguen si tienen esa ‘app’.
El secretario de Movilidad menciona que el uso de aplicaciones será obligatorio tanto para el servicio básico como para el prémium, como lo llamamos nosotros, y además de la aplicación en un teléfono se debe tener una pantalla táctil para los usuarios ubicada en el cabecero del copiloto, y si los taxistas quieren cobrar la nueva tarifa no van a tener tarjetón físico sino que la tarjeta de control debe ser digital y debe estar disponible en la tableta o en el teléfono. El tema de las tabletas debe ser una transición y no puede ser que de la noche a la mañana les exijan a los taxistas que la tengan, porque muy pocos la tienen y no es justo que no se les pueda incrementar a las tarifas cuando año a año es obligación de la Alcaldía subirles.
¿Es más importante la tecnología o el servicio?
Nuestro punto es que el taxista al iniciar cada turno, desde voluntad propia diga: ‘quiero prestar un excelente servicio a la ciudadanía’, porque los usuarios están exigiendo, y si ellos prestan un excelente servicio su productividad va a aumentar al igual que sus ingresos y calidad de vida. Le estamos apuntando fuertemente al tema de formación y profesionalización. Este año trabajamos con el Ministerio de Trabajo creando el perfil de los taxistas y en conjunto con el Sena hemos estado certificando a los conductores en competencias laborales y en otros cursos como calidad en el servicio, inglés básico, finanzas personales, todo enfocado en prestar un buen servicio. Hablando con los taxistas, dicen que es mucho más eficiente el trabajo por medio de las aplicaciones, ya que eliminan el desgaste de estar buscando el pasajero en la calle.
¿El taxista debe ser como cualquier profesional?
Sí, y que lo hagan por convicción, no por obligación. Hay estigmatización de la ciudadanía a los taxistas porque algunos (se los he dicho) han entrado por escampadero, y eso no lo queremos permitir.
¿Qué opina de Uber y Cabify?
Esto es un tema de tendencia, y controversial para el gremio taxista. Uber ingresó al país a la fuerza y abusando de la institución porque esta no lo ha regulado. Ellos tienen un potencial económico muy grande, han pagado las demandas que les han impuesto a nivel mundial, y en Colombia han hecho lo mismo.
¿Uber es una buena opción si se regula?
Lo que pasa es que hay que entender que manejar taxi en Bogotá es un privilegio, y por eso mismo existe el derecho de reposición; no cualquiera puede ingresar al gremio, y es una responsabilidad muy grande y por eso se tienen seguros contractuales y extracontractuales, y los particulares no los tienen. Igual que los conductores que están con seguridad social y al día con la documentación, la revisión preventiva, la técnico mecánica. Son todos estos requisitos los que le aseguran al ciudadano que el servicio en taxi es seguro, cosa que no está haciendo Uber.
¿Qué opina de los ‘bloques de búsqueda’ contra Uber?
Esa no es la forma, y mucho menos se va a generar un buen impacto. Aquí, la competencia es por la prestación de un servicio de calidad y que les generemos confianza a los usuarios, ahí está la verdadera competitividad.
¿Qué les dice a los propietarios de taxis?
Que entiendan que se debe crecer en conjunto (conductor-propietario) y saber cuáles son los días de mayor productividad y cuáles no, para tener un balance.
¿Usa taxi?
Sí, y me encanta. También tengo mi carro particular y un taxi en Cali, y espero tener uno en Bogotá.
¿No es duro montarse en este potro llamado taxismo?
Lo que caracteriza a un emprendedor es la pasión y el emprendimiento, y eso me lo ha inculcado mi familia, mi papá y la educación que he recibido.
¿Qué mensaje les deja a los usuarios de taxi?
Que estamos trabajando día a día para prestar un servicio de calidad, seguro y confiable. Queremos que nos vean como ese taxista amigo que los transporta.
JOHN CERÓN
Redactor de EL TIEMPO
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